Lo único constante

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La vida se empeña en demostrar que lo único constante es el cambio.

Cambiar al mundo, al país, a la parroquia, al individuo… es la idea que ronda las mentes de los líderes. El tema verdaderamente importante en esas consideraciones de trascendencia radica en saber cuál es la razón para cambiar. Qué sustenta esa necesidad, la validez de la pretensión, y sobre todo la disposición para aceptar las consecuencias de ese cambio planteado.

¿Qué hay hoy, y qué se ofrece a cambio?

En Venezuela se pregona a los cuatro vientos que se quiere un cambio. ¿De qué tipo? ¿Superficial? ¿Coyuntural? ¿Estructural? ¿Radical?… ¿Un cambio de modelo? ¿Un cambio de paradigma? ¿Un cambio cultural?

Hay que preguntarse si el venezolano quiere cambiar lo que hay, porque no sirve, por algo que ponga a andar esta desvencijada empresa, víctima de la ineficiencia y la corrupción, pero con las mismas líneas gruesas de la redistribución de la renta petrolera, y la mano extendida para recibir las asignaciones del papá Estado.

O si por el contrario, a la luz del oscurantismo en que devino –desde el día cero- esta devaluada revolución, ¿el venezolano está dispuesto a cambiar lo que hay, por un modelo de desarrollo que privilegie las oportunidades, que fomente la instrucción y la educación, que incentive la producción y la diversificación, que erradique los mitos de riqueza heredada y repartición, y que potencie el talento?

¿El país estará ganado a la idea de asumir concursos de oposición para cargos públicos, o preferirá la designación de amigos y afines para gerenciar los ministerios. Creerá en la estrategia de la no reelección como norma, o seguirá fiel al chantaje del “premio al que lo hizo bien“?

¿Renunciará a la llamadita por teléfono, a la palmada en la espalda, a la tarjetica firmada, al carnet del partido, o antes bien, hará votos para que prevalezca la cultura del enchufado, pero con otros colores?

¿Cómo es el cambio que quiere el venezolano? ¿De qué tamaño es el compromiso que está dispuesto a asumir? ¿Cómo dibujan los referentes políticos el cambio que proponen?

¿Hasta qué punto las propuestas iniciales de cambio anunciadas: Referendo revocatorio, Enmienda, Renuncia, Desalojo por incumplimiento de requisitos constitucionales para elección (y evidentemente ejercicio del cargo) o Constituyente, reflejan una auténtica vocación de cambio, para que éste no se ejecute, con la finalidad de que todo siga igual?

Lo único constante es el cambio. ¿Será posible cambiar ese axioma?

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