Francisco Bassim: “No soy subversivo, solo un ciudadano preocupado”
Con su actitud crítica y sus polémicas publicaciones este artista visual se ha hecho notar en el mundo digital. Además de haber sido premiado en varias ocasiones y expuesto sus obras en dentro y fuera del país. Irreverente e irónico en muchas de sus obras, defiende su derecho a expresarse. “Yo no puedo dejar de ser ciudadano por nada, tengo que decir mi opinión, así no le guste a los de un bando o a los del otro”.
Guayoyo en Letras: ¿De qué se trata su arte?
Francisco Bassim: Yo tengo dos trabajos que son muy diferentes: la pintura, que la abarco con mayor tranquilidad, más paz, y el collage y el video digital. Son dos cosas muy diferentes. Hay un tema político-social muy marcado, sobre todo de crítica a la sociedad, a lo que somos. Juego mucho a veces también con la denuncia, mostrando lo que la gente no quiere ver, los cambios que a la gran mayoría por muy mente abierta que parezcan, cuando los cambios les afectan, no les gusta. Cosas como el cambio de sexo, la aceptación de los derechos de las personas homosexuales, la exposición de hice en la GAN trató eso, tuvo como título “Trans-Género Trans-Génico”. Mi trabajo es muy fuerte, a veces muy chocante para muchas personas, por ejemplo, las series que continúo haciendo, una que se llama “Sin piedad” y otra que se llama “La idiosincrasia del Venezolano”- La última imagen que coloqué, solo en Facebook tenía más de 40.000 compartidas y más de 8.000 Me gusta.
G.L.: ¿Por qué collage digital?
F.B.: En el año 2005 yo estaba viviendo en Venecia, tenía ya varios años viviendo allá. Me estaba dedicando a la pintura solamente, pero hacía cosas experimentales con collage. Me invitaron a un evento de apertura para la Bienal de arte de ese año y se iba a realizar en el pabellón de la República de Eslovenia allá en Venecia. Me pidieron una obra.. Fui el único latinoamericano que participó en ese evento, donde fueron más de 25 artistas de diferentes nacionalidades, ahí mostré el collage por primera vez y eso me dio pie para continuar y siempre lo mantuve como en secreto hasta que comencé a usarlo como especie de crítica política y social aquí en Venezuela.
Cuando me regresé en el 2007, comencé con fuerza, seguía con la pintura y el collage era como la hija mala, como la oveja negra, pero tengo una atracción enorme hacia esa hija que me copa el tiempo entero. He participado en muchisimos eventos y ganado concursos usando el collage. Participé en el 2011 como parte de la representación nacional en la Bienal de Venecia, en el 2013 como invitado, siempre con una carga fuerte social y política. Siempre utilicé collage estático hasta que para la exposición que realicé en la GAN, por mero accidente se podría decir, pasando unas imágenes a una velocidad bastante rápida, vi que se movieron algunas y dije “esto lo voy a llevar al video, como una especie de animación” , voy a motrar la transformación de la persona en lo que yo veo y en lo que yo quiero, entonces utilicé a personas reales que trabajan en la GAN y los utilicé como los modelos para los cambios y para mostrar las denuncias de violencia doméstica, violencia hacia la mujer, hacia el niño y cambio de sexo o género y hasta especie.
G.L.:¿Desde siempre supo que quería dedicarse al arte?
F.B.: No he hecho otra cosa, nunca. Salí del liceo, me fui a España a estudiar ilustración, estuve varios años viviendo allá, me regresé y continué aquí con el trabajo y la pintura. Ahorita terminé unas series que son unas Fridas . Después me fui a Italia, viví varios años allá, más de lo que pensé, y me regresé en el 2007 a trabajar desde el país por el país, caí en la trampa pensando que podía, pero es muy difícil, se consiguen enemigos por todos lados gratuitamente solo porque piensas diferente y dices las cosas tal cual como son, a la gente no le gustan, sobre todo en este momento político en que nadie quiere que le digas nada sino que le aplaudas y yo nunca he sido bueno para aplaudir.
G.L.: ¿Cuáles fueron sus influencias a la hora de desarrollar un estilo?
F.B.: De la pintura, me voy más hacia la pintura italiana del renacimiento y el barroco, y la holandesa, después fui metiendole un poco del pop, un poco de la caricatura de la ilustración y del collage, caí inconscientemente hacia el dadaismo. Tomé el poder de la crítica del dadaísmo pero llevándolo a esto, a nuestra realidad, a la actualidad.
Utilizo un medio sumamente antiguo para crear los collages, uso solamente Powerpoint, yo no uso Phothoshop, uso solo Powerpoint del 2010 que tiene la opcion de convertir las diapositivas en video. Es una herramienta prácticamente antigua dentro de todas las que hay , ¿por qué no me gusta photoshop o alguno de esos programas? porque la huella no es la del artista, sino la del programa. Es como un collage tradicional llevado a digital, el año pasado imprimí varias imágenes para pegarlas en la calle y hasta me iban linchando en una de esas porque me fui solo a pegarlo y a fotografiarlo y hay gente a la que no le gustó. No les gustó que usara la imagen de Jose Gregorio Hernandez, la de Simón Bolívar menos, incluso me han amenazado de muerte, por la del rancho en la cabeza me han enviado miles de mensajes directos, amenazas de muerte diciendo que saben donde vivo. Incluso he pensado en quitar mi fotografia de las redes sociales.
G.L.: ¿Qué es para usted el arte?
F.B.: Es una herramienta para expresar, es un lenguaje. Es como la música, como la literatura. El arte es una necesidad, sería un mundo horrible sin arte. A veces cuando veo a las nuevas generaciones que están perdidas en la red, que no se empapan de lo que tienen cerca. Yo vengo para los museos desde que tenía 6 años, a mi me traían y me dejaban, porque mi familia ni entraba. Yo entraba, recorría y siempre me encontraba alguna cosa nueva, algo que me cambiaba, que me hacía pensar. Siempre quise ser lo que soy, nunca quise ser astronauta, arqueólogo, siempre quise hacer esto.
G.L.: ¿Qué papel considera que tiene el arte en momentos como el que vive Venezuela?
F.B.: Importantísimo. El papel que cumplió durante toda su carrera, por ejemplo, Pedro León Zapata. El fue crítico a todo, fue literalmente de oposición toda su vida. Oposición a los adecos, a los copeyanos, a estos, y la gente no lo ve. Yo vi con el dos cursos uno en el Contemporáneo y otro en Bellas Artes y Pedro León Zapata siempre fue un hombre de ideas de izquierda. Yo he sido toda mi vida de ideas de izquierda, pero yo no soy chavista, no estoy de acuerdo con estoy de acuerdo con los que han destruido el país, aunque nunca fue Suiza, había una injusticia monstruosa que nos trajo esto, esto es fruto de lo que pasó y si los que vienen de nuevo van a repetir los mismos errores, estos van a regresar como los salvadores de la patria, eso es lo que yo no quiero que pase y yo creo que eso, tanto por lo que escribo como por lo que hago, estoy recordandole a la gente que uno tiene que ser vigilante, uno no puede ser un adorno en la sociedad de la cual forma parte, uno tiene que ser crítico y también poner opciones, ideas, soluciones a los problemas que hay.
G.L.: ¿Cómo describiría a la sociedad venezolana?
F.B.: Es una enferma terminal. Por la marginalidad, que no solamente se da en la gente que no tiene dinero, marginal es el que tiene dinero también pero abusa de las leyes. Hay un rancho permanente y la gente tiene su rancho escondido, a veces lo muestra, otras no. A veces el dinero te lo tapa, otras no. La sociedad venezolana está muy enferma porque la sociedad venezolana no tiene memoria, no es autocrítica y al no tener memoria tiende a caer permanentemente y a repetir los mismos errores.
G.L.: ¿Se consideras subversivo?
F.B.: No, me considero ciudadano, aunque la gente dice que lo soy. Pero yo me considero un ciudadano preocupado y por eso es que estoy permanentemente trabajando en eso, mostrando cuáles son mis preocupaciones. Aunque a veces muestro soluciones que si son subversivas y hasta radicales.
G.L.: ¿Tiene algún proyecto en mente?
F.B.: En estos momentos estoy comenzando a hacer la maqueta de un proyecto grande para un músico que me tiene muy emocionado y es una cosa fantástica que me va a hacer cambiar muchas cosas.
G.L.: ¿Qué diría de usted si fueses un crítico de arte?
F.B.: Soy un crítico terrible conmigo mismo, nunca estoy conforme con lo que hago. Creo que nunca nada de lo que hago está terminado, aunque lo entregue. Siempre creo que falta algo.
Cuando hice la última exposición mostré dos trabajos, el pictorico que se llevo a la Bienal de Venecia en el 2011 y mi nuevo trabajo que era el collage digital en animación. Eran dos salas separadas. Yo decía que no podáin estar juntos. Tuve hasta una discusión con la museógrafa le dije:“esto no puede estar junto, son dos artistas completamente diferentes, uno es más armonico, más de juego”. Había una pared que los dividia y cuando se inauguró no sabía que yo era el de esa sala también. Yo no quería un montaje tradicional porque yo no soy tradicional. Quería que la sala grande donde estaba el video cambiara completamente todas las muestras que se habían hecho en la Galería de Arte Nacional. Estaban acostumbrados a lo tradicional, que a veces es demasiado, raya en lo folckorico, entonces no atraes a la gente. Tienen que saber mostrar lo viejo como nuevo. No se puede seguir mostrando todo en una atmósfera del siglo XIX porque la gente se fastidia. Al final me quedé sin museógrafo. No podía cambiarme el concepto de la obra.
Yo no quería una vitrina, quería proyecciones enormes con el fondo musical que yo escogí ,que era una marcha de un circo. Representaba al circo de la vida. A los cambios, para la gente que no le gustan, como fenómenos de circo. La otra exposición, donde aunque la música estaba lejana también combinaba, era donde estaba una Frida de 6 metros, Hitler, Stalin en un columpio, la reina de corazones, el papa con el Guasón. Eso gustó muchísmo en Italia, cuando lo llevé para la bienal por primera vez en el pabellón había cola para entrar, para ver la obra de Yoshi, que estuvo en la sala pequeña, la de Clemencia Labin que estaba afuera con unos videos y lo mío que estaba en la sala grande. El pabellón a reventar de gente y aquí El Universal escribiendo cosas espantosas, que como era posible que mandaran a esos artistas para allá, yo les mostré las fotos y les dije “esto no me parece justo, no para mi, sino para el país, porque no colocaste la realidad”. Salí en todas las páginas centrales de las revistas de arte de los periódicos de Italia, de Francia, tengo un registro de todo. Aquí no salió absolutamente nada, sino un articulo donde nos destrozaban y literalmente nos llamaban hasta ladrones.
G.L.: ¿Por qué cree que la imagen del rancho fue la que se volvió más popular?
F.B.: Yo hice una revisión enorme con todo lo que se había hecho y dije “el rancho es mental”, la gente lo dice y nadie lo hace, pero el rancho realmente es mental. Puedes tumbar todos los que hay en la ciudad y darles casa, como está pasando con la Misión Vivienda. Lo que hicieron fue crear sucursales de los barrios, porque se llevaron a la gente con el rancho en la cabeza, en los edificios la gente lanza las bolsas de basura a la calle, los tienen destruidos completamente, no tienen la responsabilidad de pagar un condominio, no les interesa porque se lo regalaron, y bueno el rancho se lo llevana donde van. No hubo un equipo se que ocupara de educar para reinsertar en la sociedad a esa gente, ellos siguen como si estuvieran en el barrio. El comportamiento será exactamente igual, el malandro, la muchachita preñada de 12 años, los mismos problemas pero trasladados a otra parte donde no pasaban. Por eso se ha expandido el hampa, porque los problemas que estaban focalizados en un punto se expandieron por todos lados, el rancho, la marginalidad.
Miles compartieron la imagen. Hasta mexicanos y argentinos. Incluso la ponen de perfil de Facebook.
Sin embargo, aunque mucha gente la comparte, la gran mayoría no la entiende, lo que hace es usarla como una culpa al otro. “El rancho lo tiene fulano, esos son los chavistas”. Los chavistas tienen 17 años, el rancho tiene 200 años. Somos un país fallido, la sociedad falló. ¿La sociedad quienes somos? Nosotros todos. ¿Qué soy pesimista? Si soy pesimista. Soy pesimista porque conozco la historia de mi país, me gusta leerla y hemos visto como se repite, es un ciclo, la gente no aprende porque al político no le conviene que la gente aprenda, no le conviene que la gente lo reconozca, porque si yo te reconozco te enfrento y eso no les conviene. Ahí radica nuestra mayor falla. Aquí educan a la gente como educan a los perros. No forman al ciudadano, es una especie de caletre. Hablan de sus derechos pero no de sus deberes. Y no puedes tener derechos si no cumples tus deberes.
G.L.: ¿Cómo podrían cambiar las cosas?
F.B.: La gente tiene que leer, tiene que sacarse de la cabeza esa idiosincracia delictiva que tiene, que lmuestra como un orgullo, como si fuese una virtud. “Somos los mejores del mundo”, siempre me pregunto, ¿comparado con quien? No hay salida posible si no se cambia la mentalidad. La gente transforma a los políticos en eso que hemos visto porque la gente no conoce cuáles son las reglas, no las respetan ni en su casa. Hay que leer buenos libros, absorver la cultura, escuchar buena música. En un país donde la cultura es gratis tenemos mayor cantidad de ignorantes. No hay que pagar para entrar a los museos como en otros países. Cuando tumbas el rancho de la cabeza, es ahí cuando la sociedad cambia.
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