Dorita
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En vísperas de que su madre Dorita cumpliese ochenta años, Barclays le preguntó: -¿Qué quieres que te regale? Al otro extremo de la línea telefónica, Dorita no vaciló en responder: -Un abrazo. Barclays vivía en Miami hacía veinticinco años. Había nacido
Jaime Bayly: «Mi hermana, la pícara»
por Jaime Bayly
Desde muy niña, cuando era gordita y remolona en los estudios, mi hermana Carolina mostraba una inquietante fascinación por el dinero. No tenía sensibilidad por el arte, como mi hermana Dorothy, ni pasión por la política y los deportes, como yo.
Jaime Bayly: «El loro procaz»
por Jaime Bayly
-Quiero que el loro esté hablando cuando regrese de viaje -dijo Dorita Lerner viuda de Barclays, antes de despedirse de sus empleadas domésticas y dirigirse al aeropuerto de Lima, donde tomaría un vuelo a Madrid. El loro había sido capturado recientemente