Tranquilidad

Últimos Artículos

Te quiero, pero no debo

Era rubio. Lo había visto en diferentes ocasiones, pero nunca me reconocía. Era incapaz de saludar, quizás porque estaba acostumbrado a ser el centro de atracción. Lo consideraba un presumido de pies a cabeza. Cuando estaba en su ambiente, me mantenía

Las agujas del pajar

Para dejar huellas hay que estar vivo, y para vivir hay que tener guáramo. Y vale la pena todo esto bajo el paraguas del conocimiento de que nada es absolutamente turbio ni absolutamente frondoso, sino que los matices nos dejan sonreír
Guayoyo en Letras