EDITORIAL #125: El juicio del siglo

LulaPara los juristas en Brasil es conocida como la “Acción Penal # 470”. Para el resto de los brasileños, es simplemente “El juicio del siglo”, un caso que decidirá el destino de casi cuatro decenas de importantes figuras públicas y quizás tenga incluso un alto impacto en la realidad política de ese país.

 

Todo comenzó de una manera casual, cuándo en el año 2005 un funcionario de rango medio del servicio postal fue filmado recibiendo un modesto soborno de 1.500 dólares a cambio del compromiso de favorecer a una empresa en conseguir contratos gubernamentales. La cadena de acusados que acusaban a otros no se detuvo y así empezó el escándalo de corrupción que hoy involucra a 37 ex altos funcionarios del gobierno del expresidente Luis Ignacio “Lula” Da Silva, entre los que se encuentra incluso quien fue su Jefe de Gabinete,  su mano derecha y su hombre de confianza, José Dirceu.

 

Aunque no está entre los acusados y no enfrenta los cientos de años de cárcel que podrían tener que cumplir sus ex funcionarios de ser hallados culpables, Lula tiene algo tan importante como su libertad en juego: su reputación. Especialmente para alguien que está planificando buscar la reelección en 2014 y que además lo hace tan bien posicionado –no olvidemos que terminó su gestión con casi el 80 por ciento de aprobación- con un resultado desfavorable para tantos funcionarios que trabajaron cerca de él, sería muy difícil para Lula salir totalmente limpio de este escándalo. La actitud de su “protegida” no deja de llamar la atención. La presidenta Dilma Rousseff destituyó a muchos de ellos en los últimos meses debido justamente a los indicios de corrupción que salían a la luz y parece haber decidido dejar actuar libremente a la Justicia.

 

Pocas veces antes la Corte Suprema de ese país estuvo tan en la mira de la sociedad en general –quizás la última vez fue en 1992 durante el juicio al entonces presidente Fernando Collor de Mello y su posterior renuncia-, sin embargo, hoy sus 11 jueces saben que no pueden dar un paso en falso porque se encuentran en el ojo del huracán.

 

Para muchos analistas, lo que hoy está en juego en este escándalo no es solamente el futuro de los ex hombres fuertes de Lula, sino también el diagnóstico de un país que está en puertas de dos eventos que buscan catapultarlo como una potencia, el Mundial de Fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de Río 2016.

 

Por ahora, hay una sola cosa que está clara: a pesar de ser Lula “el hijo de Brasil”, si se portó mal, tendrá que enfrentar las consecuencias.

 

Miguel Velarde
Editor en Jefe
@MiguelVelarde
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