MÁS ALLÁ DE LA CAMPAÑA
Por Laura Solórzano
¿Alguno de ustedes recuerda lo que era vivir en una Venezuela sin campaña electoral? ¿Cómo será vivir en un país donde la política no sea el pan nuestro de todos los días? No lo sé. Por muchos años mi vida se dividía en “años electorales” y no en años de vida, hace tiempo dejó de ser así, pero para muchos no.
El viernes, cuando regresaba a mi casa, me tocó vivir un episodio que en 14 años jamás había vivido. En el metro, un señor afecto al gobierno –claramente identificado con Chávez- comenzó a molestar a otro señor, una muchacha y yo le pedimos que por favor se quedara tranquilo pues estaba molestando. Él lo negó y comenzó a insultarnos. Un muchacho que escuchaba se metió a defendernos. Minutos después, había una pelea –a golpes- en todo el vagón.
Para mi sorpresa, la mayoría de las personas gritaba cosas como: “hay un camino”, “estamos cansados de la violencia” y otras más haciendo referencia a ambos candidatos. No faltó el que gritara “denle una ayudaita”. No sé qué me impresionaba más, si la falta de miedo al gritar a favor del candidato de la oposición, la manera violenta en la que todos respondíamos o la lentitud con la que los operadores del metro respondían.
Lo cierto es que el sábado, mientras recordaba lo ocurrido la noche anterior pensaba una y otra vez: ¿Qué pasará con este país el 8 de octubre? ¿Cómo nos vamos a vernos después de la campaña? ¿Cuándo seremos un país normal? ¿Cuánto durará la depresión del lado que pierda? No tengo respuesta a todas las preguntas, solo más preguntas.
Venezuela es un país cuya población ha estado acostumbrada a vivir metida en la política, con temas políticos todo el día, y más allá de la política todavía no nos planteamos ser ciudadanos con valores y ganas de sacrificio para poder ser una país de primera. Todavía no sé qué pasará el 07 de octubre, pero lo que sí sé es que estamos en la cumbre de los asuntos políticos.
