VICTORIA HOLGADA EN UN ESCENARIO ADVERSO
Por Felipe Vallejos
Barack Obama permanece por cuatro años más en la Casa Blanca. Contra muchos pronósticos, en un escenario que pareció “inflado” por los medios, incluso con empate técnico para Romney, el presidente derrotó de manera cómoda a su rival republicano, ganando en estados clave y en la votación popular, en la cual el demócrata estuvo abajo la mayor parte de la noche.
“Lo mejor está por venir”, fueron las palabras de Obama en su discurso tras conocer los resultados, al mismo tiempo que recibía las felicitaciones de Romney, quien por escasos minutos, subió al escenario en Boston para agradecer a sus seguidores y reconocer públicamente su derrota inapelable ante el mandatario norteamericano.
332 votos electorales fueron los que obtuvo Obama, dejando 206 a Romney, mientras que en el voto popular, el actual presidente se quedó con el 50,2% de los sufragios, dos puntos porcentuales más que Romney.
En 2008, cuando el fenómeno Obama tocó el clímax, ganó 365 votos electorales y el 52.9% del voto popular, mientras que McCain se hizo con 175 votos y el 45.7% de las preferencias a nivel nacional.
La clave estuvo en tres partes del electorado: las mujeres, los hispanos y los jóvenes, votos que Romney cortejó durante 18 meses y sin embargo, no logró convencerlos para el cambio de rumbo que siempre imprimió en su discurso electoral.
La crisis económica fue el Talón de Aquiles de Obama, sin embargo, lamitad del electorado sigue culpando a su predecesor George W. Bush por la gravedad de la crisis, profundizada por una década de guerra en Oriente Medio que ya llega a su fin.
En el Capitolio, la Cámara de Representantes seguirá dominada por los republicanos, mientras que el Senado se mantiene en manos demócratas, aunque con mayor fuerza, a costa de la derrota de algunos candidatos del Tea Party, el gran derrotado de la noche, de acuerdo a un análisis del periódico El País.
Los desafíos son inmensos para el presidente reelecto. Mejorar el índice de desempleo, concretar la reforma sanitaria, evitar una nueva bomba nuclear en manos de Irán y sobre todo, buscar la reforma migratoria que tanto piden los hispanos e inmigrantes, esos que resultaron ser los protagonistas de una noche histórica.
«Vuelvo a la Casa Blanca con más determinación e inspiración». «Nunca he estado tan esperanzado», lanzó Obama en su discurso de victoria en Chicago cuando el reloj superaba la medianoche, ante una multitud que recordó los mejores tiempos de ese 2008 trascendental, que sigue latente y que le entregó las llaves de la Casa Blanca a Barack Obama.
A fin de cuentas, el presidente resultó ser imbatible.
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