LA OPOSICIÓN ES IRRELEVANTE

Por Andrés Volpe

 

la oposiciónLa oposición, como figura política en Venezuela, ha caducado. El constante fracaso que ha encontrado al momento de enfrentar al chavismo, la ha convertido en una figura irrelevante que apela a una lucha infinita sin ningún objetivo innovador. El discurso se ha vuelto repetitivo e incluso se asemeja a una versión menos radical del chavismo. Ambas figuras políticas, la oposición y el chavismo, son anticuadas: en más de una década no han sido apropiadas para el progreso del país.

 

El hecho de que el chavismo sigue venciendo incluso cuando no es un enfrentamiento directo a la figura de Chávez, comprueba que la oposición es una figura política que no tiene poder. Las elecciones del 16 de Diciembre fueron una derrota frente al chavismo como movimiento e ideología, no contra el personalismo de Chávez. No hay otra manera de verlo: el venezolano escoge al chavismo. Pretender que el chavismo es un grupo aislado, que se impone por fraude, es una falacia cómoda.

 

La oposición nunca se ha presentado como un movimiento e ideología concreta que le haga frente al chavismo. Presentarse como la opción democrática no es establecer una posición clara en cuanto a las políticas públicas que se aplicarán en un gobierno. La oposición se presenta como una alternativa menos radical frente al chavismo, pero ambas provienen del discurso marxista que ha alimentado el Estado benefactor que es Venezuela. La oposición ha propuesto aplicar las políticas sociales del chavismo, pero respetando los derechos de los ciudadanos. Eso no ha funcionado, porque nunca ha logrado atener el carisma del que disfruta el chavismo. La oposición, como la conocemos actualmente, se ha comprobado vacía, una continuación del pasado.

 

El debate real que nunca se ha discutido es el de individualismo vs. colectivismo. El cuadro discursivo que propone una dicotomía entre oposición vs. chavismo es erróneo. No se puede establecer una clara diferencia entre elementos que provienen de una misma raíz. El cuadro discursivo que debe discutirse en la esfera pública es el de libertad vs. servidumbre, individualismo vs. colectivismo, liberalismo vs. comunismo, capitalismo vs. socialismo.

 

Por ello, el voto y las abstenciones no pueden verse como el problema. El voto y las abstenciones son una consecuencia de los problemas de la democracia, pero no las causas. Sería falaz pretender que el chavismo se mantiene en el poder, porque no toda la gente que se opone a ese grupo no vota. Esa opinión se basa en una creencia que no puede ser cuantificable. Se basa en una percepción de un sentimiento abstracto, limitado. La única realidad que ha sido cuantificada por medio del voto es que el chavismo es apoyado por la mayoría de los venezolanos.

 

Es correcto afirmar que Capriles es un líder, pero su éxito está precisamente en diferenciarse con su carisma del resto de la oposición. No obstante, su liderazgo no se extiende más allá de su persona. Capriles no inspira un liderazgo ideológico, como el chavismo, sino un liderazgo muy individualizado. Prueba de ello, nuevamente, son los resultados de la elecciones del 16 de Diciembre. Capriles volvió a ganar en su gobernación, pero no logró garantizar victorias en otros estados como líder de la oposición. Esto es señal de que si bien  Capriles es un líder, no se puede entender que es un líder como Chávez es líder del chavismo.

 

El mayor error que se ha venido cometiendo desde la oposición es que siempre se ha buscado un cambio en el gobierno bajo la premisa de que la mayoría del venezolano se opone al chavismo debido a una cultura democrática. ¿Qué significa cultura democrática? ¿Qué se sabe votar? No obstante, desde 1999, el venezolano ha reafirmado en reiteradas ocasiones que su espíritu democrático no está compuesto por conceptos como Estado de Derecho, respeto a la propiedad privada, alternabilidad en el poder, separación de poderes o respeto a la institucionalidad.

 

Al parecer la corta vida del espíritu democrático solo ha dado paso al antiguo espíritu de servidumbre y caudillismo que se tiene desde que, lo que hoy se entiende como Venezuela, fue un territorio conquistado por España.

 

La premisa de buscar un cambio en el gobierno es errada. La sociedad elije sus gobiernos, por lo que sería coherente preguntarse: ¿no es hora de que busquemos el cambio primero en la sociedad? La elección del Chavismo es el producto de la sociedad y no la sociedad producto del Chavismo.

 

 

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