PONTE EN MIS ZAPATOS

Por Julián Fejure 

 

Quiero hacerte una pregunta le dijo un hijo a su padre: ¿Alguna vez te has puesto en los zapatos de personas homosexuales? A lo que el padre respondió un NO rotundo, “esas personas son unas enfermas, depravadas y anti naturales, van contra la ley de la vida.”

 

473211Tu respuesta es la que esperaba papá, respondió el hijo, “y entonces ahora yo me pregunto ¿Por qué eres tan despectivo hacia ellos si ni siquiera tomas el valor para acercárteles y conocer que se esconde en un corazón que guarda miedos, fantasmas e incluso secretos tan profundos como el mar y tan terribles como la guerra?”

 

Al escuchar esto el padre guardó un minuto de silencio para luego decir, en tono irónico, “¿Qué clase de preguntas son estas, no me digas que ahora tu eres eso…eres gay?”

 

“Lo que quiero dejarte claro papá es que hace falta tolerancia, entendimiento y respeto en nuestra sociedad, una sociedad polarizada por problemas políticos, emblemas, fanatismo, que no dialoga ni llega a consensos, que dejó los modales de lado para denigrar a los demás sin darse cuenta que se denigran también a si mismos.”

 

El padre un poco pensativo y hasta dubitativo dijo: “¿Qué voy a querer conocer yo del corazón de un  bicho de esos?,  y mucho cuidado que tu me vengas con vainas muchachito.”

 

“Ves papá, eso es lo que hay que cambiar, la perspectiva y los calificativos. El corazón es el músculo que más sufre a lo largo de nuestra vida: rabietas, molestias, desamores, desilusiones, los efectos de las palabras ofensivas, alegrías, tristezas, RECHAZO,  pero el corazón de un homosexual maximiza esta última palabra  y además de combinarla con las anteriores la acompaña con algo que llaman MIEDO y DUDAS. Sin embargo el corazón sigue latiendo y perdonando, sigue resistiendo golpes por que la vida continúa.

 

Un homosexual se hace diversas preguntas durante mucho tiempo porque trata de entender lo que es, lo que lo compone, sus gustos, en fin busca una identidad y para ello debe pasar por diversas situaciones que no son del todo agradables, como el abuso sexual en muchos casos, la promiscuidad en otros, la ruptura con la persona amada, la infidelidad, la crítica de los demás. ¿Cómo te sentirías si estuvieses en ese lugar papá? ¿Cómo harías para hablar de tu ruptura amorosa con tu madre sabiendo que ella te juzgará? ¿Cómo  pides un consejo si sabes que te discriminarán? ¿Cómo aguantarías las ganas de agarrarle la mano a tu novio en la calle por miedo a que te golpeen? ¿Cómo soportarías que otros en la calle te digan que das asco y tú y los que son como tú deben desaparecer de la faz de esta tierra?

 

¿Alguna vez has pensado como me siento cuando escucho tus comentarios hacia personas homosexuales? Pues te lo diré, me siento muy mal porque formo parte de ellas y vivir con secretos y rechazos ya no es fácil para mí. Quería darte a conocer mi mundo pero no sabía como apartar el miedo de mi, ese miedo que me decía que me rechazarías, me echarías de la casa, me juzgarías e incluso que me golpearías por haberte defraudado, por no ser el hijo macho que siempre quisiste tener ya que en países como éste es ese el estereotipo dominante, el del MACHO VERNÁCULO.

 

homosexualidadDurante 12 años he guardado el secreto de que me gustan los hombres y hoy te lo hago saber sin miedo a nada puesto que a través de todo este tiempo he aprendido a quererme y respetarme, algo que muchas personas alrededor del mundo al igual que tú deberían hacer primero consigo mismas y luego con el resto del mundo, dejando de lado preferencias sexuales, religión, raza o color. Todos somos iguales papá y tus derechos terminan donde comienzan los míos.”

 

El padre llorando y lleno de furia no paraba de gritar: “¿Por qué me haces esto? ¿Por qué a mí? Lo único que he hecho es trabajar para darte educación, que es la única herencia que realmente vale la pena”

 

“Me duele verte así papá pero más me duele sentirme con doble vida, me asfixia tener que vivir una mentira, me duele seguir fingiendo que nada pasa cuando en mi interior hay un corazón latiendo hacia un hombre que debo mantener en secreto. Sé que quizás no lo entiendas ahora y quizás nunca pero esto es lo que soy, un hombre apasionado por la vida, el amor, la belleza de la honestidad y enamorado de un hombre con el que elegí estar hasta el último de mis días.

 

En este momento no puedo pedirte mucho pero lo que si te recomiendo es que drenes lo que sientes porque no es bueno estar reprimido, que antes de criticarme recuerdes que eres mi creador, el 50% que me dio vida, eres mi papá sea como sea y  aquí estaré siempre para ti, para lo que necesites. Te estaré eternamente agradecido por todo lo que me has dado y en lo que me has transformado. TE AMO PAPÁ.”

 

De esta forma abandona el cuarto en donde el padre sólo permanece llorando hasta que ya las fuerzas no le den más y así olvidar lo sucedido.

 

Historias como estas se ven a diario en el mundo entero pero ¿Qué haces tú para intentar hacer un aporte sustentable ante esta situación? Si no has hecho nada es momento de actuar porque nadie está exento de tener un hijo homosexual y que gesto más bonito el de apoyo y protección que le puedas brindar. Los padres deben leer mucho respecto al tema para entender, ayudar y al mismo tiempo auto ayudarse a llevar con tranquilidad esta situación porque la comunicación y la enseñanza de valores dentro del núcleo familiar es lo que hará que estos niños o jóvenes puedan desarrollarse airosamente en diversas disciplinas sin temer a patrones absurdos como que el azul es un color de varones y el rosado de hembras.

 

Debemos hablar más de este tema con nuestros hijos para así sembrar en ellos la semilla de la tolerancia y el respeto hacia la diversidad en todos los sentidos, de esta forma lograremos tener una sociedad mucho más abierta y con valores más sólidos, lograremos aprender a vivir y dejar vivir a los demás, aprenderemos a amar verdaderamente sin basarnos en patrones o conductas que mas allá de clasificar las acciones lo que hacen es acartonar la personalidad y cerrar los ojos antes situaciones que de una u otra manera nos rodean a todos por igual y que hasta podemos estarla padeciendo sin saberlo.

 

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