EL ROCK AND ROLL Y LA HISTORIA SE APODERAN DEL CELARG
Por Andrés Abreu
“Rock n’ Roll: La Generación de Terciopelo” es una obra que transcurre a partir de 1968 y finaliza 25 años después; entre la Primavera de Praga y la caída del muro de Berlín. Elvis Chaveinte, Javier Vidal, Nattalie Cortez, Gladys Seco, Jesús Sosa, Domingo Balducci, Jan Vidal, Fabiola Arace y María Fernanda Esparza son los actores que participan en esta magistral producción dirigida por Vladimir Vera.
La historia está contada por una familia influenciada por el marxismo y el Rock and Roll que es el hilo conductor de toda la obra, que cuenta con una banda en vivo, dirigida por Mario Arace, que hace una impecable interpretación de grandes éxitos de Pink Floyd, The Doors, The Rolling Stones, Guns n’ Roses, U2, Underground y otras bandas emblemáticas del Rock de la época.
Además los personajes cuentan con un vestuario de la época cortesía de los estudiantes del Instituto de Diseño de Las Mercedes, quienes se han ocupado de cuidar todos los detalles para que el público se transporte en el tiempo y se sienta como parte de la obra.
Habla Vladimir Vera, el Director.
Guayoyo en Letras: ¿De dónde surge la iniciativa de adaptar esta obra y traerla a Venezuela?
Vladimir Vera: Yo vi esta obra y me enamoré de todo; del texto, de la idea de la música mezclada con el teatro, me enamoré de los referentes, de todo. Esta es la historia de una familia inglesa, donde el padre (Javier Vidal) es profesor de política de la universidad de Cambridge y tiene un alumno (Elvis Chaveinte) que es el protagonista que comparte con él su pensamiento pero es de Praga, de la Praga invadida por la Unión Soviética que pierde la autonomía política, pero además el personaje está obsesionado con el Rock. Uno ve la historia política de Europa de los años 60 hasta 1989 y tiene mucha similitud, muchas cosas que hoy vemos. Tenemos una sociedad que habla abierta y constantemente de política, uno se monta en el metro y ve a la señora que antes hablaba de la novela hablando ahora de política.
Entonces un texto que es tan rico, que habla de Rock and Roll que es el hilo narrativo de toda la historia pero a la vez habla de política y también del amor porque al personaje lo que mueve realmente es el amor y la búsqueda de la felicidad, estas son cosas muy comunes con Venezuela. Además de que la música es icónica, todas las personas a quienes les guste el Rock and Roll van a reencontrarse con canciones de muchos grupos emblemáticos.
G.L.: ¿Quién está a cargo de la selección musical de la obra?
V.V.: La selección musical viene sugerida en el texto, solamente hay dos temas que son propuestas por el director musical, Mario Arace, pero todas las demás vienen sugeridas en el texto. Además el protagonista es fanático de Pink Floyd y de Syd Barret, entonces es algo que se integra fácilmente al texto de la obra.
G.L.: ¿Por qué, a diferencia de otras obras, trabajar con una banda en vivo?, ¿Cuáles son los retos que esto implica?
V.V.: El reto es de producción porque tienes que tener un sonido directo, hacer que los actores se acostumbren a la banda y obviamente te enriquece muchísimo. Tratamos de trabajar por pista pero no es lo mismo, la magia de escuchar la música en vivo, de tener a los músicos ahí es otra cosa.
G.L.: ¿Cómo ha sido la dinámica de trabajo con los actores?, ¿Cómo es trabajar con Javier Vidal y además con Jan, su hijo, al mismo tiempo?
V.V.: El elenco es un lujo, están maravillosos, es increíble. Son once personas en escena y todos han hecho un trabajo tan loable, tan honrado, tan verdadero con su personaje que ha sido un placer trabajar con ellos. La conexión entre Jan y Javier en escena es excelente, se nota que son padre e hijo. Tienen una química estructural maravillosa, la escena que tienen juntos es increíble.
G.L.: ¿Por qué crees tú que las personas tienen que venir a ver esta obra?
V.V.: Primero estamos trabajando con un formato grandísimo, casi como montar una ópera o un gran musical, tienes a once actores en escena, tienes música en vivo de todos los íconos del Rock como Pink Floyd, U2, Guns n’ Roses, los Rolling Stones y aparte el texto es maravilloso, basado en el de Tom Stoppard que es un dramaturgo increíble, hay veinte chicos diseñando vestuarios porque hay veintiocho cambios de vestuario en escena. Entonces tener una mezcla de moda, música en vivo, actores de primera línea con un texto increíblemente maravilloso yo creo que es una gran oportunidad porque lamentablemente estamos acostumbrados, por cuestiones de presupuesto, a hacer teatro de silla, a hacer un montaje con una sola silla y ya pero hacer este tipo de espectáculos es un reto y un lujo.
Habla Javier Vidal, uno de los protagonistas.
Guayoyo en Letras: ¿Qué fue lo que te motivó a participar en la obra?
Javier Vidal: Primero por la obra, es una obra extraordinaria que se ha hecho muy pocas veces a nivel mundial. Tom Stoppard después de la muerte de Harold Pinter quedó en la punta de la pirámide dramatúrgica y quedó en la punta de la dramaturgia contemporánea mundial. El se ganó el premio Tony por “La Costa de la Utopía” que es una trilogía y la pieza completa dura 9 horas, en el Lincoln Center se podía ver la hora en 9 horas que era una jornada casi como las griegas. En esta obra juega con el estilo de las obras de Anthon Chekhov; es mucha gente, hay una saga, no hay nada obvio, no hay nada directo, todo lo que se va contando pasa por debajo de la mesa; el público tiene que tener una gran participación, el apuesta por la exigencia al público quien es el que más tiene que participar en esta pieza en cuanto a captar lo que se está presentando y el hecho de presentar una obra tan intelectual se complementa con un mensaje sumamente sensorial que es el Rock and Roll, la evolución del Rock and Roll desde la Primavera de Praga hasta la caída del muro de Berlín que es la saga de la obra. Mi personaje comienza teniendo unos 55 o 56 años y termina teniendo 70 años, jubilado y un poco achacoso.
Cuando me invitó Vladimir me extrañó, le pregunte cómo iba a montar una pieza como esta sin el apoyo del Estado pero en definitiva tener contacto con un director joven, aunque ya no hay directores mayores que yo (risas), y trabajar con gente joven creo que es una experiencia única. Lo que más lamento es que nada más vamos a estar tres semanas pero esperamos que sea lo suficientemente concentrado para que el público sepa que si no lo ve ya no lo va a poder ver más nunca.
G.L.: Háblanos acerca de tu personaje, ¿Cómo es tu personaje?
J.V.: Max Morrow es un personaje de filosofía marxista de la Universidad de Cambridge que está casado con Eleonor que es una profesora de filología clásica y todo su mundo es completamente académico. Su hija le salió mala conducta, la reina del ácido, siempre está volando y lo único que le interesa son los Pink Floyd, Syd Barret y toda esta cosa. Pero en el segundo acto cuando aparece la nieta; la nieta dio lo que llaman un salto atrás, sale con la brillantez y el cerebro de su abuelo, incluso se gradúa antes de tiempo cosa que para los europeos es un trastorno porque todo tiene que regirse por un tiempo y si no estás en edad para entrar a la universidad no puedes entrar, pero como el abuelo maneja la universidad hace que ella pueda entrar.
Max tiene este discípulo que se llama Jan que es un checo de origen judío. Hay que advertir que Tom Stoppard nació en Checoslovaquia y es de origen judío, no es una historia autobiográfica pero tiene esta inspiración porque la familia tuvo que huir de la persecución nazi, se instaló en Inglaterra pero a diferencia de este Jan, el se quedó y se hizo británico. A este alumno Max lo escoge porque es brillante pero al final surge como cierta decepción porque se entera de que lo meten preso porque el comienza a difundir las ideas del Rock and Roll y dice que lo que puede generar las revoluciones es el Rock y no el Marxismo. Max se encarga de sacarlo de la forma en la que ocurre en todos estos países autocráticos que es dando información sobre lo que está sucediendo en Inglaterra para que como contraoferta saquen a su admirado alumno. Ese es más o menos mi personaje.
G.L.: ¿Cómo ha sido la interacción con los actores, como se compenetran once actores en escena?
J.V.: No es fácil porque jugamos un poco con esa técnica de distanciamiento ya que tenemos una banda que está ahí, la obra está hecha a base de cuadros, la entrada y salida amerita de una gran concentración pero yo me he llevado muy bien, yo soy ya el abuelo de todos ellos.
G.L.: ¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar nuevamente con Jan con quien ya habías trabajado en “Diógenes y las camisas voladoras”?
J.V.: ¡Muy buena! Aquí nada más tenemos una escena de siete minutos pero que es una escena cumbre porque es la gran discusión entre la nueva visión de un comunista porque el también es del partido comunista pero ya está en la etapa del eurocomunismo. Es la etapa en donde Max se retira del partido y él se inscribe, está la confrontación de que el profesor no entiendo lo que está pasando y él le dice que si no se adapta, el partido puede desaparecer. Es una escena excelente.
Contada por su protagonista y por su director, “Rock n’ Roll: La generación de Terciopelo” es una obra que no tiene ningún desperdicio y que representa una oportunidad única de disfrutar de buen teatro y de una gran producción de Teatro Forte que se estará presentando hasta el 17 de febrero los jueves, viernes y sábados a las 8:00pm y los domingos a las 6:00pm. Las entradas están a la venta en www.celarg.org.ve y en las taquillas del teatro.
Coordenadas:
Av. Luis Roche de Altamira, a dos cuadras de la Plaza Francia. Fundación Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, Celarg.
Para más información pueden seguirlos a través de la cuenta en Twitter @rocknrolleros y a través de la página en Facebook de Teatro Forte.
Mantengamos la comunicación: @andresabreu
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