EDITORIAL #147: ESTO ES LO QUE HAY

EDITORIALCuando parecía que la semana pasada ya había estado por demás convulsionada, el viernes en la mañana, en cadena nacional, el ministro de Información Ernesto Villegas presentó las primeras fotos del presidente Chávez en casi 70 días. La intención del gobierno era mostrar que Chávez se encontraba no solamente vivo, sino también “consciente y al mando”. Sin entrar en especulaciones sobre la autenticidad de las fotos o la fecha en la que fueron tomadas, sí quedó claro que el presidente atraviesa un momento sumamente difícil. Además de admitir que tiene una “cánula traqueal” debido a sus problemas respiratorios, la imagen del Chávez invencible se transformó en la de un hombre muy debilitado debido a la terrible enfermedad que padece. Hoy, de madrugada y sin ningún tipo de aparición pública, Chávez anunció su regreso a Venezuela por su cuenta de Twitter directo al Hospital Militar.

 

Pero incluso antes de estas noticias, otras ya habían acaparado horas antes el espectro nacional. El golpe de la devaluación anunciada el viernes antes de Carnaval se había empezado a sentir cuando los venezolanos regresaron a sus tareas habituales y los días feriados habían terminado. El jueves, más de 20 estudiantes se encadenaron frente a la Embajada de Cuba como parte de la “Operación Soberanía”, exigiendo que cese la injerencia de ese país en Venezuela y también que el gobierno presente una “fe de vida” del presidente Chávez o declare su falta. Los jóvenes fueron reprimidos por miembros de la Guardia Nacional e incluso siete de ellos fueron detenidos por algunas horas. Al llegar la noche, ni bien recobraron su libertad, volvieron a acompañar a sus compañeros encadenados.

 

Venezuela se encuentra en una de sus etapas más críticas de su historia republicana. En lo social, los temas que afligen la vida diaria de cada ciudadano solamente empeoran, como la inseguridad y los cada vez peores servicios. En lo económico, la cosa estaba tan mal que el gobierno se vio obligado a tomar una medida como la devaluación concientes del impacto negativo que tiene ésta en la población. Incluso sectores aliados al oficialismo como algunos sindicatos de trabajadores, el Partido Comunista y grupos intelectuales ya se pronunciaron en contra de la misma calificándola de una medida “poco socialista”. En lo político, con un presidente muy enfermo desde hace casi 2 años y que ni siquiera pudo asumir un nuevo mandato el 10 de enero, el oficialismo no logra reemplazar su liderazgo ni consolidar su gestión.  Cada vez son más los focos de protesta que se van prendiendo y uno sabe como éstos comienzan, pero no como terminan.

 

Cuando transcurrían los últimos días de campaña para las elecciones presidenciales del pasado 7 de octubre, el entonces ministro de Información Andrés Izarra fue grabado, sin saberlo, en una conversación con Nicolás Maduro, quién ejercía esos días como canciller. Ambos se encontraban esperando la llegada del candidato-presidente Chávez a una concentración en Catia que albergaba a decenas de miles de sus seguidores. Sin embargo, la tarima que había montado Izarra, desde la que Chávez iba a dirigirse a sus partidarios, era tan pequeña que rayaba en lo ridículo. Maduro, con una sonrisa fingida ante las cámaras de televisión que se aproximaban, le reclamó a Izarra y le pidió una explicación. El exministro de Información, francamente, le respondió: “Esto es lo que hay.”

 

Si el ahora vicepresidente-candidato Maduro hiciera la misma pregunta sobre la situación actual a cualquiera de los miembros de un gobierno tan debilitado como su máximo líder, quizás la única respuesta sincera que podría encontrar es la misma que escuchó esos días de octubre: “Esto es lo que hay”.

 

Para ellos y, lamentablemente, para todos nosotros. Por ahora.

 

Miguel Velarde
Editor en Jefe
@MiguelVelarde
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