AGENDA INTERNACIONAL REVOLUCIONARIA

Por Valeria Reglá

 

regla revolucion 1Con la finalización del período de estructura bipolar durante la guerra fría, el sistema internacional empezó a reconfigurarse y las fuerzas pujantes empezaron a multilateralizarse; la hegemonía que predominó entre la segunda guerra mundial y la caída de la URSS, dejó de ser una característica fundamental de las esferas globales, con éste paso, surgieron nuevas necesidades a tratarse en los grandes foros de discusión, y eso conllevó a un cambio estratégico en la agenda.

 

El crecimiento en materia de derecho internacional público, y la fuerza que tomaron las organizaciones internacionales con la creación de estructuras pertinentes para el diálogo y la negociación, hizo posible tras muchos años de trabajo liderados por las Naciones Unidas, que aquellos reconocidos formalmente como estados, tuviesen un lugar asegurado para hacer valer su política exterior; discutible en términos pragmáticos pero nunca como hecho político.

 

Entonces nos encontramos en los años noventa, los dos modelos que dominaron los escenarios políticos en los últimos 40 años -en mayor o menor medida- estaban quedando obsoletos frente a una globalización galopante, consecuencia de un acelerado desarrollo tecnológico gracias a la aparición del toyotismo unas décadas atrás, y las economías estaban cada vez más integradas a través de la regionalización. La cantidad de tratados bilaterales de cooperación, la aparición de la OMC, la finalización del sistema colonial a través de organismos como Specpol y el nacimiento de organizaciones regionales (Unión Europea, Unión Africana, Mercosur…), dieron paso a la eliminación de barreras preexistentes de manera consuetudinaria, y todo pudo lograrse por los avances en materia social, cultural, económica y hasta medioambiental, que se dieron en gran medida gracias a los cambios en la agenda internacional.

 

Actualmente, la imposición de la agenda evolucionó a tal nivel que todos son partícipes en una cantidad absurda de foros. Ahora los líderes no se organizan en los bloques tradicionales ideológicos; lo hacen según sistema económico e intereses nacionales que pueden responder a un gobierno de turno o no. El mejor ejemplo siempre empieza en casa. Por muy adverso que sea el discurso de Hugo Chávez frente al imperialismo norteamericano, Estados Unidos sigue siendo el principal comprador de petróleo venezolano pese a quién le pese, y Venezuela le compra casi el 12% de la gasolina que se consume en todo el país. La línea ideológica que se trata de imponer discursivamente dice una cosa, pero los tratados bilaterales dicen otra.

 

Raúl Castro fue elegido recientemente presidente de la Celac, Muammar Gaddafi impulsó y presidió en su momento la Unión Africana, y al igual que ellos, muchísimos otros líderes de trayectoria cuestionable han estado a la cabeza de organismos de trascendencia, a través de los cuales han impulsado la agenda acorde a sus intereses. Hoy en día se pueden hacer persecuciones políticas de conocimiento público en la noche, levantarse, ir a trabajar, y dirigir una organización internacional como si nada en la mañana.

 

regla revolucionMientras que por un lado en el bloque sudamericano oímos constantemente que hablan de independencia, soberanía, antiimperialismo, justicia social o la importancia de lo “nacional y popular”, por otro lado, las discusiones se centranen desarrollo, cooperación económica, convenios educativos, energías renovables y mantenimiento del orden constitucional de la región; mientras vociferan que quieren separarse del orden europeo y estadounidense porque han fallado históricamente y quieren levantar lo propiamente sudamericano, a la hora de darse tablas la mayoría de los proyectos propuestos a largo plazo, conciben unificar el continente con una sola moneda, desarrollar la industria para convertirla en la más competitiva posible en el mercado, o hacer de Sudamérica una sola nacionalidad; nada diferente de los procesos que vivieron los modelos de los que tanto pretenden distanciarse.

 

Entonces ¿Dónde esta la revolución? Al fin y al cabo en términos prácticos se está levantando una estructura basada en cimientos de procesos liderados por modelos discursivamente son supuestamente fallidos y antagónicos a los ideales latinoamericanos. ¿Qué hay de independencia en seguir el mismo camino de quienes en teoría nos estamos alejando porque maduramos y nos tenemos que ir de la casa? ¿Qué hay de vanguardista en la idolatría trasnochada de los lideres que se dicen a si mismos? Podríamos hacer comparaciones infinitas entre figuras políticas de finales del siglo XX, y descubrir que sin importar la línea ideológica todos comparten el ahínco con inmortalizarse en la historia. ¿Qué hay realmente de tango, ceviche, amazonas o carnavales en la dirección que se le está dando a nuestra política exterior?

 

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