VENEZUELA SIN CHÁVEZ

Por Felipe Vallejos

 

Durante 14 años gobernó, y guste o no, marcó la historia de Venezuela y de América Latina para siempre. Hugo Chávez Frías dejó de existir, oficialmente, el 5 de marzo de este año, un desenlace esperado y orquestado hasta el final.

 

Una comparecencia poco después del mediodía de Nicolás Maduro, previa reunion con el alto mando militar, hacia presagiar que pronto anunciarían lo que era un secreto a voces, no sin antes abalanzar todas sus críticas contra la oposición y los “conspiradores”, a quienes acusó de supuesta responsabilidad por el cáncer del presidente.

 

El supuesto regreso del presidente Chávez desde Cuba fue la confirmación de que su muerte se aproximaba y con ello, un escenario que la Constitución venezolana tiene previsto: elecciones convocadas en un plazo no mayor de 90 días.

 

Estados Unidos no perdió tiempo y se mostró esperanzado en una nueva etapa de Venezuela, sin detenerse ni un segundo en lamentarse por la muerte de Chávez, sabiendo de ante mano que el tiempo es un bien preciado en la maratónica política bolivariana.

 

Capriles habló por la oposición, perfilando su potencial candidatura ante el oficialista Nicolás Maduro, que según las encuestas, lo superaría por 14 puntos, aunque está por verse el impacto de la desaparición física de Chávez.

 

Días de duelo, viajes a Caracas y lamentos por Twitter. Así se manejaron los mandatarios de América Latina, que reconocieron el liderazgo de Chávez a pesar de las diferencias ideológicas.

 

La pregunta inmediata ya es conocida: ¿Qué viene para Venezuela? Una crisis económica profunda, elecciones en el corto plazo y una división social y política que si bien Chávez no fue el que la inició, sin duda alguna hizo todo para profundizarla.

 

“El que no es chavista no es venezolano”, afirmó Chávez en una oportunidad. Una de las tantas muestras de un politico que no conoció otra cosa que la confrontación acérrima o la devoción más absoluta, extremos que delega a sus partidarios que le sobreviven, desafiados por perpetuar lo que llaman la “Revolución Bolivariana” o perecer en el intento. Un 2013 turbulento que podría marcar el fin de una era. 

 

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