EDITORIAL #156: INCERTIDUMBRE

 

No sorprende lo que ocurre en Venezuela. Lo que sorprende es que algunos todavía se sorprendan. Se veía venir desde hace algún tiempo, cuando las líneas que separaban a los poderes de Estado se hicieron tan delgadas que prácticamente desaparecieron. Tarde o temprano el país iba a entrar en una crisis política de la magnitud de la que hoy estamos viviendo.

 

incertidumbre 1Después de una campaña electoral tan atípica -la más corta en la historia del país-, plagada de abusos y ventajismo por parte del candidato oficialista y caracterizada por la confrontación, un resultado que le da la victoria a Nicolás Maduro por 220.000 votos (menos del 2%) no podía tener otro desenlace que convertirse en un gran signo de interrogación.

 

Para el ganador de esta elección era indispensable contar con una clara diferencia, no solamente para despejar dudas sobre la legitimidad de su origen, sino también para poder darle gobernabilidad al nuevo periodo.

 

Eso no ocurrió y hoy el gobierno no solamente carece del respaldo popular que le hubiera permitido tomar las difíciles decisiones que tiene por delante, sino que ni siquiera cuenta con la credibilidad de una gran parte de los ciudadanos. La pregunta que retumba en la cabeza de 7 de cada 10 venezolanos –algunos de los que incluso votaron por él- es: ¿Si Maduro ganó, por qué negarse a abrir las cajas?

 

El mundo entero fue testigo de las grandes contradicciones que se dieron los días posteriores al 14 de abril. Todos nos quedamos esperando que el Consejo Nacional Electoral se pronunciase respecto a una auditoría que, dadas las características antes descritas, el candidato opositor Henrique Capriles no solamente tenía el derecho, sino también el deber de exigir. Ahora, ante la poca transparencia y menos voluntad del órgano electoral para hacer una revisión como se necesita, el próximo paso de la oposición será impugnar las elecciones ante el Tribunal Supremo de Justicia, más para agotar todas las vías legales que con la esperanza de lograr un veredicto justo.

 

Lo que viene es incierto. En un contexto que promete ponerse aún más complicado en materia económica y social, por un lado está un gobierno que se sabe débil, por lo que decidió emprender el camino de la radicalización de sus posiciones a todo nivel y arremeter contra quienes lo adversan. Por el otro, está una oposición que se siente fortalecida, pero que al mismo tiempo no encuentra la manera de demostrar que es mayoría sin caer en el juego del oficialismo que pretende tildarla de “golpista”.

 

Ni el gobierno puede estar seguro de que logrará la gobernabilidad necesaria para continuar con su Socialismo del Siglo XXI, ni la oposición puede tener la certeza de que logrará deslegitimar a Maduro de la manera que necesita para lograr que se hagan unas nuevas elecciones. Todo dependerá de quien mueva mejor sus fichas en este tablero de ajedrez llamado Venezuela.

 

Miguel Velarde

Editor en Jefe

@MiguelVelarde

mvelarde@guayoyoenletras.com

 

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