VACÍOS

Por Julián Fejure

 

Mirando hacia el techo recuerdo las veces que denigraste mi presencia y me hiciste sentir inferior sin pensar un poco en lo dispuesto que estaba a quererte, más que quererte, amarte.

 

Todo carece de significado a pesar que el tiempo ha pasado y los lazos que nos unen se han aflojado.

 

La esperanza dejo de existir en esta conexión gracias a ti.

 

Intentaste vencerme pero no pudiste, sembraste vacíos que con el tiempo crecieron pero que a lo largo de toda esta historia han fortalecido mi espíritu y me han dado la fuerza para plantarme y mirarte a los ojos sin que me tiemble si quiera un diminuto cabello, sin que mi sangre hierva.

 

Tratas de evitarme, de esconderte tras un defecto pero no puedes criticarme porque sabes que tus defectos duplican el tamaño de los míos. Tu moral evade mi presencia y yo solo puedo reírme de ti.

 

Me muestro tal como soy y aprendí a esquivar el filo de tu lengua para así poder sanar mi cuerpo, mente y corazón.

 

Hoy mientras yo me rodeo de amigos y hermosos sentimientos, encabezados por el amor y terminando en la prosperidad, manifiesto mi gigantesca felicidad ante tus vacíos, esos que una vez creaste en mí y que la vida misma se encargó de devolverte  y dejarte en un rincón del camino, aislado, solo y deprimido por más máscaras que quieras utilizar para esconderlo.

 

Ya no tienes donde ocultarte porque tus vacíos ya te desvanecen mientras que yo me fortalezco cada vez más.

 

Tu tiempo se acabó así que resígnate, el vacío no es lo que te rodea, el vacío eres tú mismo.