INDIGNADOS BRASILEÑOS: YA NO ESTAMOS EN EL MISMO LUGAR

Por Valentina Issa

 

INDIGNADOS BRASILEÑOS: YA NO ESTAMOS EN EL MISMO LUGAR[1]

 

¿Cómo se llega ahí?

“La noticia peligrosa anunciada en las calles, la novedad que el Estado intentó aplastar con los cascos de caballo de la policía paulista, es que, finalmente, estamos vivos.”[2]

 

2013-06-23T010224Z 1 CBRE95M02W800 RTROPTP 2 CNEWS-US-BRAZIL-PROTESTSEl gigante (el pueblo brasileño) despertó. Y aunque no todas las protestas tienen la misma causa, los brasileños han alcanzado algunos consensos en cuanto a sus insatisfacciones y han salido a las calles, ordenada y muy seriamente, a hacerse escuchar. Algunos observadores y analistas han considerado –superficialmente, en mi opinión- a estas manifestaciones como sorpresivas y espontáneas, pues los brasileños no tienen una tradición destacada de protestas callejeras (de hecho, no se veían manifestaciones de este tipo en Brasil desde 1985 cuando cayó la dictadura). Pero la verdad es que las explosiones sociales de esta índole –en cualquier parte del mundo- difícilmente son casuales y tienen orígenes claramente definibles. Casi siempre están relacionadas con motivos económicos; y casi siempre son disparadas por un evento indignante específico (aunque no impacte a todo el mundo por igual) que sirve como detonante y abre la puerta para muchos otros reclamos asociados.

 

Lo cierto es que los ciudadanos brasileños, luego de casi una década de crecimiento económico y de impresionantes esfuerzos (conjuntos entre los sectores público y privado) para sacar a millones de personas de la pobreza, ya no están en el mismo lugar. Alcanzaron una posición en la que se sienten con absoluto derecho de opinar, reclamar y exigir en temas relacionados con el destino de su país. Pero ¿Cómo se llega a ese lugar ¿Cómo se llega a ese nivel de consciencia colectiva que exige menos fútbol y más educación? A continuación, ofreceré algunas reflexiones sobre el tema con la intención de ayudar un poco a hacer sentido de lo que sucede en Brasil, y con suerte mostrarle a miscompatriotas (venezolanos) algunos matices de éste movimiento ciudadano que si bien es inspirador y admirable, tiene un contexto histórico y social bien específico, y cuyo análisis serio no da cabida a comparaciones odiosas ni “envidias”, sino quizás a algún aprendizaje y orientación.

 

Los brasileños se tomaron en serio la lucha contra la pobreza. Y cuando hablo de “los brasileños” me refiero a todos los ciudadanos de esa nación, no solamente a sus gobernantes de la última década. Ahí todos se montaron en el bote de las políticas para impulsar la salida de la pobreza de millones de ciudadanos porque entendieron que era tarea de todos, y que en definitiva beneficiaría a todos (tanto a los pobres quienes superarían sus penurias y adquirirían mayor calidad de vida, como al resto de la sociedad que dejó de cargar sola con el peso de un sector poco productivo muy grande). Por otra parte, quienes han logrado salir exitosamente de la pobreza en Brasil lo han hecho sobre la base de su propio trabajo y esfuerzo durante años, y han pasado a integrar la sociedad de manera productiva y aportando con el pago de impuestos. Cuando la lucha contra la pobreza se asume con ganas de erradicarla (y no como un show, como en el caso Venezolano), los pobres reciben en un primer momento un impulso o ayuda –en el caso de Brasil, de parte del Estado- que bien conducido, y luego de un período de tiempo, les permite valerse por sí mismos y alcanzar su independencia. Ese proceso, extremadamente dignificante para quien lo vive, ha ocurrido repetidamente (de a millones) en Brasil y tuvo la consecuencia del engrosamiento de una clase media integrada por ciudadanos a los que les costó mucho llegar ahí. El Estado no les dio su lugar, ellos lo trabajaron. Es importante hacer esta aclaratoria, pues existen posiciones poco documentadas que consideran a las políticas contra la pobreza de Lula Da Silva como meras “entregas de bolsas de comida”, y en su limitada visión, no reconocen que, en buena medida, fueron esas políticas las que permitieron el surgimiento de los indignados de hoy.

 

Vemprarua3En todo caso, esos ciudadanos que salieron exitosamente de la pobreza ahora conocen bien el valor del dinero, saben cuánto les costó ganárselo (porque además, en el camino hacia arriba, ayudaron a llevar a Brasil a ocupar el lugar número 7 de las economías más fuertes del mundo), saben que lo que les cuesta mantenerse ahí, y están en total posición de exigirle al gobierno un mejor uso del dinero de todos. También están en posición de exigir mejores servicios públicos, pues los pagan, y también pueden manifestarse con fuerza contra la corrupción. Ellos trabajan demasiado como para que otro robe y se haga millonario a sus expensas.

 

Estimados lectores, erradicar la pobreza vale la pena.

 

Por otro lado, los brasileños tienen un camino andado no sólo en cuanto a la superación de la pobreza, sino en cuanto a la participación y organización ciudadana. No en vano, la ciudad brasileña de Porto Alegre es ejemplo reconocido a nivel mundial de buenas prácticas en participación ciudadana por la implementación y el desarrollo con éxito desde 1989 del modelo de “presupuesto participativo” (copiado en otras 70 ciudades de Brasil), mediante el cual los ciudadanos tienen voz y voto sobre el gasto municipal. También en Porto Alegre nació en 2005 el movimiento Passe Livre (que lucha por transporte público sin costo), principal organizador de las protestas y canalizador del descontento por la subida en 20 centavos del precio del pasaje público (disparador de la cadena de manifestaciones).

 

Y es que un par de cosas deben quedarnos claras tanto del “despertar brasileño”, como de la Primavera Árabe, y de otros movimientos similares: 1) aunque no tienen un “líder” visible (al menos al inicio), requieren de un importante esfuerzo organizador detrás que active y haga crecer redes, distribuya y controle el flujo de información, sea capaz de detectar y expulsar infiltrados violentos, y conduzca el ánimo de protesta en general; y 2) la plataforma para ese tipo de organización no nace de la noche a la mañana. Generalmente se compone de organizaciones ya existentes, coordinadas entre sí, y que actúan muy rápido para pasar habilidades de coordinación y organización a los ciudadanos. Las redes sociales son de gran ayuda, pero solas no hacen el trabajo.

 

Lo que está ocurriendo en Brasil es impresionante e histórico. Los resultados aún están por verse, todavía las exigencias no están del todo claras, pero ya los ciudadanos brasileños lograron hacerse escuchar en todo el mundo y éste está atento porque tiene sus ojos sobre el mundial de fútbol. También están atentas las autoridades, pues el nuevo año electoral está cerca y algunas querrán re-elegirse.

 

Como puede verse, son varios los factores específicos que confluyeron para hacer de éste un movimiento visible y con algún impacto. Todos esos factores, que varían dependiendo de cada contexto, son necesarios para que los movimientos ciudadanos prosperen, como distintos ingredientes de una sopa. Más temprano que tarde los ingredientes del “despertar venezolano” van a juntarse y nuestras voces y reclamos atomizados también lo harán. No sabemos cuándo, cómo no lo sabían los integrantes de Passe Livre, pero hay señales que indican que ocurrirá.

 

vissa@guayoyoenletras.com

@valen_issa



[1] Consigna de la organización brasileña “Imagina na Copa”.

[2] Cita del artículo “¿Cuánto valen 20 centavos? (Quanto valem 20 centavos?)” de la periodista brasileña Eliane Brum.

 

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