¿INDIVIDUOS O MASA?

Por Francisco Alfonzo

@FranciscoAlfonz

 

 

 

El pasado 25 de junio fue bautizado en la librería El Buscón el libro Individuos o Masa ¿En qué tipo de sociedad quieres vivir?, a la vez que desde esa fecha se encuentra disponible en esa misma librería como en TecniCiencias, Noctua, Kalathos, Cedice, Álvaro Nora y Funeda. En él, los autores Antonio Canova, Luis Alfonso Herrera y Giusppe Graterol (de la Asociación Civil Un Estado de Derecho) confrontan los dos modelos de organización social que históricamente han adoptado los países del globo en la búsqueda de su prosperidad y desarrollo.

 

Los autores realizan, mediante un leguaje claro y sencillo, un análisis comparado del individualismo, como sistema que centra su filosofía en el respeto a los derechos de las personas, en la libertad, en el Estado de Derecho y en el gobierno limitado, con el colectivismo, sistema según el cual el bien superior es el interés general y del colectivo, para lo cual se limitan las libertades individuales y se amplían al infinito los poderes del gobierno, quien garantizará la mayor felicidad para la sociedad a través de una planificación de toda la economía.

 

En su análisis, el libro, de apenas 135 páginas, es divido en cuatro capítulos principales, a saber: Economía, Ética y Moral, Derecho y Política y finalmente Historia. Desde esos cuatro puntos de vista los autores demuestran las ventajas para las personas, el mercado y la sociedad que ofrece el primer sistema centrado en el individuo y la protección de sus derechos, en contraposición al segundo de ellos, el colectivismo, que históricamente ha derivado en la cosificación de las personas como instrumentos de un inexistente colectivo y en la pobreza de las naciones.

 

En el capítulo denominado Acción Humana y Economía, los autores demuestran la importancia de conceder a las personas la mayor esfera posible de libertad económica en la disposición, uso y disfrute de sus propiedades. Ello lo hacen destacando que la riqueza no es un bien preexistente que debe ser dividido en partes iguales, sino mas bien algo que debe ser constantemente generado por cada persona de conformidad con sus intereses, aptitudes y necesidades. Se destaca que sólo mediante la protección de la libertad económica, con reglas claras y previas del juego de mercado, será posible la competencia de los factores de producción, lo que permitirá la mejora de la calidad de los productos y la reducción de los precios, de lo cual se beneficiará toda la sociedad.

 

En el segundo capítulo, Ética y Moral, se puede apreciar la importancia de centrar el pensamiento de un sistema económico, político y social en el respeto de la individualidad de las personas, consideradas como entidades autónomas titulares de derechos que deben ser a toda costa protegidos frente a la arbitrariedad de terceros, del colectivo e incluso de los gobernantes. En ese capítulo queda evidenciado cómo los sistemas colectivistas utilizan a la persona humana como un instrumento subordinado y puesto al servicio del interés general, cuando realmente tal valor jurídico no es el fin último perseguido, sino más bien lo que se busca es la ampliación de los poderes y beneficios de los gobernantes.

 

A través del capítulo denominado Derecho y Política, los autores confrontan los principios de ambos sistemas. Por un lado, según los principios del sistema colectivista las leyes no son generales ni abstractas, sino mandatos que van dirigidos a corregir una situación específica, discriminando entre los destinatarios, siendo aplicadas a uno y no a otros. Así mismo, en el colectivismo es necesaria la ampliación ilimitada de los poderes del gobierno, pues este es el único que (supuestamente) puede satisfacer las necesidades de la sociedad y para ello no puede encontrar límites en las leyes o el Derecho. Igualmente, según ese sistema colectivista los derechos sociales deben privar sobre los derechos individuales, para lo cual las personas muchas veces deben de sacrificar sus libertades y propiedades para el beneficio de la sociedad, aunque realmente de ello sólo termina beneficiándose el gobierno.

 

En la otra acera los autores desarrollan los principios básicos de una sociedad de individuos, determinando en primer lugar que son las leyes, generales y abstractas, las que deben asegurar sin discriminación el goce efectivo de todos los derechos para todas las personas por igual, estableciendo reglas claras y previas de cómo será la vida en la sociedad para que así cada persona pueda adecuar su conducta a ellas, previendo las consecuencias de su incumplimiento, y así actuar con certeza y seguridad. En segundo lugar se desarrolla al Estado de Derecho como eje fundamental de una sociedad de individuos, en el cual el gobierno es limitado y está al servicio de la protección y garantía de los derechos fundamentales de la persona humana, donde los funcionarios no pueden actuar con discrecionalidad sino en apego estricto a leyes previas. Así mismo, se aborda la supremacía de los derechos individuales como fundamento del sistema individual, en este punto se demuestra que garantizando la vida, la libertad y la propiedad bastará para que las personas, según sus necesidades, esfuerzos y posibilidades conseguirán satisfacer autónomamente el resto de sus carencias (por ejemplo en materia de vivienda, educación o alimentación).

 

Finalmente, en el capítulo denominado Historia, los autores hacen uso del pasado para demostrar las virtudes y beneficios del sistema individual en contraposición con las desventuras y problemas que ha traído el sistema colectivista a la humanidad. Para ello, se utilizan ejemplos de hace más de cuatro mil (4.000) años, desde la época del Primer Imperio Babilónico hasta el presente. Entre los ejemplos que más destacan está el de las dos alemanias de mediados y final de siglo XX (oriental y occidental) y la vivencia actual de las dos coreas (del norte y del sur). Son casos prácticamente de laboratorio, en los cuales se ha divido a dos países, en igualdad de condiciones con respecto al territorio, la población y los recursos naturales, adoptando uno de ellos el sistema individualista y otro el colectivista; pues bien, con ejemplos claros y concretos se demuestra que la adopción de sistemas sociales colectivos ha llevado a la ruina inevitable de esos países y a la disminución dramática de las condiciones de vida de los ciudadanos, mientras que los sistemas de sociedades de individuos han conseguido la prosperidad, el desarrollo y la mejora de la calidad de vida de sus ciudadanos a velocidades exponencialmente sorprendentes.

 

El aporte de estos tres autores y la asociación civil Un Estado de Derecho es de gran relevancia para la situación actual del país y el debate político, económico y social de la opinión pública venezolana. Avecinándose tiempos donde será inminentemente necesario tomar decisiones acertadas sobre nuestro destino, su lectura es prácticamente obligatoria para todo individuo de la sociedad venezolana. 

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