LOS NIÑOS DE SIRIA: EL ESLABÓN DÉBIL E INOCENTE DE LA CADENA

Por Valentina Issa

@valen_issa

 

 

 

Nadeem tiene 6 años. Vive en un refugio en Jordania con su mamá y sus dos hermanos. La guerra entre el gobierno y la oposición en su país, Siria, los hizo huir para proteger sus vidas. Nadeem y sus hermanos perdieron a su papá en uno de los numerosos bombardeos que sucedieron cerca de su casa y de su mezquita local. Afortunadamente, él logró poner su vida a salvo junto a toda su familia en otro país, pero las secuelas de la violencia que presenció y vivió en carne propia no tardaron en manifestarse. En un momento dado empezó a mojar su cama involuntariamente, y sus cejas y pestañas comenzaron a caerse como señales del duro proceso psicológico interno que tanto él, como otros millones de niños Sirios, atraviesan al tratar de hacer sentido de la violencia que los rodea.

 

De acuerdo con cifras de UNICEF, más de 4 millones de niños han sido expuestos y afectados de alguna manera por el conflicto Sirio. 3.1 millones aún se encuentran dentro de Siria bajo el riesgo de perder sus vidas, ser heridos, quedar huérfanos, o contagiarse con las enfermedades que han proliferado por la contaminación del agua disponible dentro del país. Más de 1 millón de niños han sido desplazados hacia refugios en países aledaños a Siria, en muchos casos siendo separados de sus padres y familiares. Las alarmas de los organismos humanitarios internacionales están encendidas desde hace más de un año por el daño continuo que este conflicto representa para los niños Sirios, evaluados en algunos informes como una potencial generación perdida en manos de una violencia con la cual no tienen nada que ver y de la que no son responsables.

 

Parece que los adultos (todos, no solo los Sirios) le estamos fallando a los niños del mundo y después de cruentas guerras mundiales y conflictos de todo tipo, y la creación y puesta en funcionamiento de mecanismos de protección de derechos humanos, aún no somos capaces de resguardar sus vidas ni de garantizar su bienestar. Y es que parece que no terminamos de entender la delicadeza y la importancia de la infancia saludable. “Los niños son el futuro” es mucho más que una frase trillada, es una verdad del tamaño de una catedral. Los daños que se sufren en la infancia, si no son atendidos debidamente y a tiempo, tienen importantes consecuencias en el adulto posterior. Un niño que es víctima de la violencia, o que presencia y sufre la violencia infringida a sus seres queridos, corre muchos riesgos que van desde limitaciones en su personalidad que le impidan prosperar, hasta la posibilidad de convertirse en un perpetrador y multiplicador de esa violencia que le tocó vivir.

 

Afortunadamente, Nadeem está recibiendo apoyo y ayuda psicológica (específicamente de la organización internacional Save the Children) y con un poco de suerte crecerá para ser un maravilloso, compasivo y responsable adulto, a pesar de haber perdido a su papá y haber presenciado la angustia de su mamá, a quien aspira poder cuidar y proteger en el futuro (sí, un niño de 6 años vive con la preocupación de evitarle sufrimiento y penurias a su madre). Es bonito y esperanzador verlo sonreír cuando le preguntan sobre lo que aspira en el futuro. Él responde que quiere ser doctor. Tanto UNICEF, como otros organismos internacionales, están haciendo grandes esfuerzos en lo que se considera la más grande operación humanitaria de la historia para que todos los niños sobrevivientes del conflicto sirio reciban apoyo y puedan continuar sus vidas de la manera más sana y próspera posible. Pero su acción está dedicada a reparar un daño que pudo evitarse y que parece que va a continuar produciéndose por mucho tiempo más.

 

Esto debe llamarnos urgentemente a la reflexión. Cada minuto empleado en violencia es una manifestación de egoísmo e indiferencia por la vida de muchos inocentes que no tienen la culpa de que los adultos no sean capaces de ponerse de acuerdo y resolver sus diferencias civilizadamente. Y esto aplica a Siria y a cada rincón del mundo, incluida Venezuela, donde millones de niños están expuestos a nuestras propias dinámicas de violencia interna, que si bien no se manifiestan en forma de guerra, sí son capaces de dejar huellas hondas y peligrosas en quienes llevarán las riendas del país y del mundo mañana.

 

Pueden ver un video sobre la historia de Nadeem (en árabe y con subtítulos en inglés) en este link: http://www.youtube.com/watch?v=nhSNN_k80l0

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