VENEZUELA, ¿NOS CONFORMAMOS?

Por Andrés Abreu U.

@andresabreu

aabreu@guayoyoenletras.com

 

 

 

Luego de las elecciones del 14 de abril, las impugnaciones y los cacerolazos, los ánimos de los venezolanos comenzaron a amilanarse. Atrás quedó el discurso de que “nos robaron las elecciones” y que Maduro es un presidente ilegítimo. Volvimos a caer en el mismo letargo, el conformismo.

 

Parece haberse olvidado aquella lucha de ahora o nunca por nuestro país, aquellas personas que trabajaron arduamente por derrotar la abstención el 14 de abril con el ánimo de cambiar Venezuela parecen haber desaparecido, y los políticos que aupaban la labor de Capriles y de la oposición se encerraron detrás de un escritorio. Con excepción de algunos que continúan recorriendo el país, como es el caso de María Corina Machado y Leopoldo López.

 

Sin embargo, el discurso ha cambiado notablemente; iniciando por la desaparición de Capriles. El ex candidato presidencial se ha alejado tanto de las calles, del trabajo como potencial presidente, como de la gobernación (salvo ciertas apariciones). ¿Dónde quedó aquella imagen heroica?, ¿Dónde está el candidato que parecía ser el salvador de nuestra Venezuela con un mensaje de progreso y unidad? Parece que ya el conformismo también lo alcanzó.

 

Por otro lado están los candidatos a las diferentes Alcaldías del país, quienes están dando una lucha de a pie para lograr la victoria en cada entidad. Algunos nunca han cesado su lucha desde que ganaron las primarias en febrero de 2012, otros acaban de reaparecer como por arte de magia cuando vieron a la vuelta de la esquina los comicios electorales.

 

Pero no se trata únicamente de un conformismo político, se trata de un sentimiento que invade todos los sectores de la sociedad. Los venezolanos parecemos habernos conformado con “lo que nos toca”, nos parece cada vez más normal el hecho de que tengamos que visitar más de tres supermercados para encontrar un producto tan básico como el papel de baño o la harina de maíz. Nos parece totalmente normal esconder nuestras pertenencias cuando salimos a la calle para que no nos roben, o peor aún, nos maten por un celular.

 

¿Dónde quedó aquella imagen del venezolano aguerrido? Parece haber desaparecido tras años de democracia y tras años de paternalismo gubernamental. Nos acostumbramos a no quejarnos con lo que nos dan y más bien a ser agradecidos porque muchos ni siquiera tienen. Nos acostumbramos a hacer una cola por más de una hora solo para comprar un kilo de harina por persona y algunos llegan hasta el punto de criticar a quien desea adquirir más de lo permitido.

 

Nos parece normal y aceptable que el gobierno decida qué debemos comer y cuánto debemos comer; cuándo debemos salir y a dónde podemos salir, qué podemos comprar y a qué precio podemos hacerlo. Nos conformamos con la frase de “esto es Venezuela” o “tenemos patria, que nadie se equivoque”.

 

Nos empeñamos en tener una patria, pero no luchamos por ser una patria. Cada vez son menos las cosas que se producen en Venezuela y más las que se importan para poder subsistir día a día. Nuestros supermercados están llenos de productos brasileños, uruguayos y argentinos pero no de productos venezolanos.

 

Nuestra seguridad está en manos de cuerpos militares cuando su función no es la de ser policías. Una seguridad prácticamente inexistente porque siguen matando a los venezolanos a pesar de que tenemos una “patria segura”.

 

Los aeropuertos se llenan de venezolanos que se van en busca de un mejor futuro en otro país y eso nos parece normal, nos parece que la única salida a la Venezuela que tenemos es irnos y ver todo desde afuera. Al gobierno no le interesa que nuestro talento vuele y sea exitoso en otros países, siempre podremos importar médicos y constructores de Cuba, China y Rusia.

 

¿Qué nos pasó Venezuela? Y más allá, ¿qué nos va a pasar si seguimos así? Si seguimos con este conformismo e indiferencia ante todo lo que sucede, no pretendamos culpar a los políticos de no hacer nada porque rescatar a Venezuela no es un trabajo único de los políticos, no es una labor exclusiva de Leopoldo o de María Corina o de quien sea. Rescatar a Venezuela, exigir al gobierno mejores condiciones de vida es labor de todos y cada uno de nosotros.

 

No se trata de ir a una marcha convocada por un partido político y luego olvidarse de todo hasta que otro partido o candidato convoque nuevamente. Se trata de una lucha de todos los días, una lucha que puede parecer de hormiguitas pero que con fuerza y constancia podemos ganar.

 

Yo sí creo en el pueblo venezolano, creo que podemos lograr cambios inimaginables para Venezuela, pero también creo que es necesario despertar del conformismo, desempolvar los zapatos y salir nuevamente a la calle, a luchar por nuestro país y a luchar no por tener una patria, sino por serla.

 

(Visited 105 times, 1 visits today)

Guayoyo en Letras