Adiós a los ídolos

Por Luis Guillermo Valera

@guilloescritor

 

 

 

El mundo está lleno de injusticias. Los humanos somos capaces de las peores atrocidades. Pero a veces aparece una persona que nos da ánimos, alguien que nos dice que la bondad triunfa al final; que la piedad y el perdón y la justica y la igualdad existen. A veces nacen quienes nos demuestran que una sola persona pueda hacer la diferencia.

 

Nelson Mandela fue uno de ellos.

 

Los funerales son rituales necesarios. Solo así pueden despedirse a los que nos dejan, los vivos necesitan llorar a sus muertos. Y a su vez son ocasiones festivas: el luto se convierte en alegría al celebrar la vida de quien ha vivido sin arrepentimientos.

 

Con su muerte celebramos la vida de Madiba.

 

Los ídolos son los grandes referentes de los tiempos. Cada generación tiene sus propios símbolos, imagen de los más nobles valores. Construcciones que perduran en cuanto perduran las ideas que representan. Aunque las paredes se agrieten, las vigas se carcoman o los edificios se consuman, mientras la idea subsista, los ídolos seguirán en pie.

 

Puede que su cuerpo vuelva a la tierra Sudafricana por la que tanto lucho, pero el símbolo de perdón y de igualdad que es Nelson Mandela ha dejado huella en el alma de la humanidad que no se borrará más nunca jamás.

 

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