Lluvia de Hamburguesas, la venganza de las sobras: Imaginación desbordada

Por Luis Guillermo Valera

@Guilloescritor

 

 

 

Las secuelas son una realidad latente en la industria del cine por más de un motivo. Los estudios de cines ceden a la tentación de engrosar las ganancias de una franquicia al toparse con un éxito en ventas. Los espectadores por su parte asisten a retomar las historias que los conquistaron con nuevos matices y nuevos escenarios. Un negocio redondo por donde se mire.

 

La controversia se suscita al presentarse, no con poca frecuencia, continuaciones defectuosas o productos que atienden únicamente a las necesidades del mercado, en detrimento de la calidad artística. Casos recientes hay; como el dividir el último libro de Harry Potter en dos películas o mutilar The Hobbit en X cantidad. También se da el caso de premisas estiradas innecesariamente solo porque siguen siendo éxitos en la taquilla: Terminator, Duro de Matar, Misión Imposible, The Matrix.

 

La magia de las grandes sagas que marcaron generaciones (Arma Mortal, Volver al Futuro, El Señor de los Anillos) está en saber dejar morir las historias: cuando ya dieron todo cuanto podían y viven por siempre en las nostalgias. Y Lluvia de Hamburguesas 2, La Venganza de las Sobras pertenece a este último grupo.

 

Esta cinta, producida por Sony Animation, nace de un concepto aparentemente concluido en su primera entrega: la maquina que convierte el agua en comida, inventada por el científico Flint Loco, pasa de ser la causa de una desastre alimenticio a la creadora de un ecosistema colorido y fascinante.

 

Desde el primer momento en que aparece Isla Mascabocado, la pantalla se llena con toda clase de paisajes y criaturas que desafían a la imaginación desde la simpleza de su concepción. No requiere mayor esfuerzo: con mezclar un ingrediente cualquiera con un animal al azar tenemos suficiente. Y aún así resulta un espectáculo que no deja de maravillar. Solo aparece ante nuestros ojos para ampliar los horizontes de nuestra imaginación.

 

Todo este colorido, todo este nuevo y rico universo sirve para un propósito, que aunque estereotipado, no deja de ser menos conmovedor: de nada sirve tener el oro de Midas si por ello descartas los verdaderos tesoros del mundo: el amor y la amistad y la bondad y la dignidad.

 

Si lo que buscan es disfrutar un momento agradable, una reconciliación con ese niño interno que disfrutaba maravillarse ante las novedades que había para servirse; para todos los que quieran ver desbordarse su imaginación, Lluvia de Hamburguesas es una película que no te puedes perder.

 

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