La Venezuela tras el #12F

Por Luis Guillermo Valera

@guilloescritor

 

 

 

Los últimos días han traído noticias de protestas y represión, voces clamando libertad y censura descarada. Quienes pudieran informarse de los acontecimientos de la última semana (los medios de comunicación, por coacción u omisión, han mantenido silencio) sabrán que Venezuela ha cambiado. Que este sea un giro para bien o para mal todavía esta por verse. Pero quiero decir, y de esto lo digo a cuenta personal, luego del 12, estamos ante una época inmensamente más esperanzadora.

 

El pasado martes se realizó una marcha, convocada por Leopoldo López, la diputada María Corina Machado y el alcalde metropolitano Antonio Ledezma, para pedir la liberación de los estudiantes apresados en las protestas contra la inseguridad en Táchira. Finalizada la concentración se presentaron disturbios en el centro y Chacao. El saldo al final fue de 3 muertos, más de 60 heridos y cientos de detenidos.

 

Los más paranoicos analistas del Gobierno denuncian una intentona golpista, mientras que los radicales del lado de la oposición aseguran que nos encontramos en un escenario similar al de Ucrania o Egipto. Ni Venezuela es Ucrania ni estamos en el 2002. Nuestra realidad es diferente a la de cualquier otro país o tiempo. Sería un error tratar de replicar los fenómenos sociales de otras latitudes.

 

El Gobierno de Maduro ha ordenado la detención de Leopoldo López, acusándolo de autor de los destrozos causados y ser el artificie del intento de golpe. En el transcurso del día se hizo patente el silencio informativo sobre los medios de comunicación, ordenadas desde Conatel. El canal internacional NTN24 fue sacado de la parrilla de todos los servicios de televisión por cable del país, como una “decisión de Estado”, según aclaró el Presidente Nicolás Maduro. En cadena nacional, el feje de Estado aseguró que no permitiría más cierre de vías ni protestas.

 

La MUD, organización que aglomera a las fuerzas democráticas, se ha deslindado de la violencia y exigido la liberación de los detenidos. Se mantienen al margen de la situación, procurando llamar a la calma y a no caer en actos violentos. Aunque su posición podría considerarse adecuada, ante la violación de libertades como la de información y reunión se antojan débiles, por no decir cómodas. Henrique Capriles, gobernador de Miranda y figura máxima de la oposición, ha reiterado los llamados a la no violencia y a apoyar a los estudiantes.

 

Ambos bandos del tablero político han reaccionado de forma errónea ante los sucesos de los últimos días. El Gobierno no parece entender que ya no pude seguir silenciando la voz de los sectores adversos a su doctrina ideológica: a mayor presión mayor será la resistencia. Necesario es el dialogo, pero un dialogo real. De nada sirve sentarse en una mesa si no se va a escuchar lo que tiene que decir tu contraparte. Fingir a ser demócrata ya no le servirá a Maduro.

 

Por su parte la MUD ha perdido la oportunidad de mostrarse como la defensora de la sociedad ante un Gobierno que cada vez se muestra más intransigente. Con hacer llamados en contra de la violencia no se hace nada. Todos rechazamos la violencia en todas sus aristas, pero no porque hayan pequeños focos de disturbios se ha de etiquetar a todo el movimiento estudiantil como violento. La dirigencia necesita dar un paso al frente y demostrar valentía ante una situación que lo amerita.

 

Las crisis son oportunidades. Venezuela no ha muerto, sigue viva y seguirá viva mientras los venezolanos queramos encumbrarnos a un futuro mejor. A pesar de todo lo malo, algo ha quedado patente: estamos aquí y queremos ser escuchados.

 

Tras el #12F la esperanza significa luchar por el futuro.

 

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