Sin atajos en la democracia

Por Jorge Flores Riofrio

@floresriofrio

 

 

 

Sin duda la pasión y la osadía de la juventud venezolana, se ha visto evidenciada en los últimos hechos ocurridos en el país, se han lanzado contra formaciones militares y han enfrentado balas de quienes deberían protegerles, han aguantado el azote de colectivos armados y la violación a sus derechos ciudadanos, flagelos que podrían justificar los excesos de su lucha, que cruzan la delgada línea entre la protesta legítima y el vandalismo. ¿Qué se podía esperar de una juventud enardecida y sin una visión clara de protesta? ¿Qué no reaccionará con violencia en contra de la violencia? Esa no es la reacción natural de ningún grupo de manifestantes y menos de los estudiantes.

 

Aunque yo, al igual que muchos jóvenes de este país, siento una indignación profunda por los abusos del gobierno, no puedo estar de acuerdo con lo que considero, un llamado a la calle para sacar a un gobernante, que aunque fundamentado en una cuestionada victoria electoral, está legitimado por las instituciones democráticas. La protesta para quienes creemos en la democracia participativa, es para presionar a quienes dirigen el país, a actuar conforme a nuestras leyes y a nuestra constitución, siempre a favor del bien común, para que haya reivindicaciones sociales. Esas protestas no pueden generarse solo después de muchos abusos e ineptitudes acumuladas como en nuestro caso, sino constantemente y en todos los sectores de Venezuela.

 

Buscar la salida más rápida, es colocar al país ante el riesgo de un colapso futuro de nuestras creencias republicanas, así como lo tuvo que vivir Rómulo Betancurt, al atentar contra un gobierno con orientaciones democráticas apoyándose en un grupo de militares, encabezados por Marcos Pérez Jiménez, quien dos años después por la misma vía, tumbaría a quienes había propiciado el golpe de Estado en 1945 y los perseguiría y a muchos torturaría y asesinaría , demostrando así, que en democracia no pueden haber atajos.

 

María Corina Machado y Leopoldo López, comparten una rabia contra el gobierno, que sienten una parte importante de la población, sin embargo, esa rabia no debería ser traducida en una movilización que no busca soluciones puntuales, no con su liderazgo enfocado en derrocar a este gobierno, sino mas bien en trabajar por el desarrollo de cada comunidad venezolana, puesto que las protestas como se han estado llevando a cabo, no incluye a aquellos trabajadores, que están distraídos comprando harina y papel, así como trabajando paras subsistir ante una asfixiante economía. Han animado a la lucha en las calles, sin trasmitir una visión clara de lo que se quiere con este esfuerzo, que se forja mayoritariamente con sudor estudiantil.

 

El liderazgo tiene una función fundamental, compartir una visión a la cual se puedan unir otras personas y a decir verdad, la visión que tienen los líderes de esta protesta, no parecer ser otra cosa, que una movilización ciudadana para sacar a Maduro del poder, algo que no va a ocurrir, puesto que los que hacen tambalear de manera definitoria este país no son solo los estudiantes, sino los sindicatos, los barrios y los cerros, los cuales han demostrado históricamente, tener el poder para torcerle el brazo a los presidentes mas abusivos. Mientras la oposición no pueda movilizar a los sectores populares, no podrá negociar de tú a tú con el gobierno y mucho menos exigirle de manera determinante.

 

¿Estos hechos marcarán la diferencia ante los problemas que enfrentamos como país? ¿La oposición se fortalecerá en los próximos días? La democracia es muchísimo más que las elecciones y las grandes concentraciones, es un accionar diario, es la participación en los aconteceres en los que estamos involucrados cada uno, es la denuncia contra los males cotidianos, como los abusos de los matraqueros, la burocracia institucional y la corrupción, tenemos que presionar diariamente al Estado para que haga lo correcto. La democracia supera lo político, para abarcar lo social y es con un pensamiento desde lo social, lo que trae verdadero desarrollo.

 

¿Queremos salir de Maduro? Afiancemos los liderazgos locales, sindicales y comunitarios, dirigidos por una visión de nación consistente, clara y participativa, utilicemos la energía que se ha visto en la calle, no solo para manifestaciones masivas, sino en cada ámbito de la sociedad. Hagamos que la protesta concentrada en las principales avenidas de Venezuela, haga metástasis y se multiplique en cada barrio, en cada empresa mediocre del gobierno, en cada universidad y veremos como el chavismo se desmorona desde sus bases, pierde argumentos e influencia, la cual se gana con trabajo constante y determinado.

 

La lucha no puede resumirse a estos días de manifestaciones, ni se puede pretender que las piedras y las molotov traerán la libertad para Venezuela, sino la conciencia de cada uno de los venezolanos, de su papel protagónico y ciudadano, que se muestra cuando se denuncia, se señala y se acciona en contra de todo elemento, que quiera dañar nuestra democracia, nuestra legislación y nuestras vidas.

 

El atajo necesita de la bota militar y un militar rebelde no se sujeta a ningún civil que viola los procesos democráticos, nuestro país necesita de la lucha contante y activa, no con violencia sino con la firme voluntad de ser de posibilidad para este país y su gente, así como valentía para denunciar y protestar por cada injusticia cometida en este país. Es el liderazgo de cada uno de los que no estamos con este gobierno en nuestros diferentes ámbitos de vida, lo que le quitara poder a un gobierno de pies de barro, pero que todavía tiene un poderoso mazo de acero, con que puede vencer a quien se le quiera enfrentar de igual a igual. En Chile lograron sacar democráticamente a un gobierno dictatorial, porque la oposición pudo afianzar su liderazgo en las bases de su país.

 

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