Venezolanos sí, seres humanos también

Por Laurin Isabel Bello Gutiérrez

@LaurinIsabel

 

 

 

Hace unos meses en una clase de Escritura Creativa, entregaba mi trabajo final, y antes de que todos comentaran sobre el trabajo, cada escritor debía dar una breve presentación de su trabajo, que ya los presentes habían leído previamente, explicarles un poco la experiencia durante el proceso de construcción del escrito, y así.

 

Yo comencé diciendo que había elegido ese tema porque era un tema del que no podía hablar en español sin quebrarme en mil pedazos, y no llegar ni al segundo párrafo sin una crisis de llanto o pánico que me impidiera seguir escribiendo. Todos se quedaron boquiabiertos, y algunos expresaron su emocionalidad y empatía con mi escrito alegando que si decidía publicar esa historia o convertir ese ensayo en un libro, a juro debía comenzar con esa frase: hay cosas de las que no puedo escribir o hablar en mi lengua materna, porque la emocionalidad es mucho mas profunda.

 

Ayer me pasó eso de nuevo, es como un bloqueo automático de mi sistema, para defenderse de la catástrofe mental y emocional. Pero hoy es diferente, hoy mas bien necesito gritar en este texto en perfecto español, porque el país que me dio esa lengua materna, ha sido silenciado.

 

No les voy a contar lo que está pasando en Venezuela desde ayer, porque ya todos lo saben, o al menos eso espero. Tampoco voy a hablar de los más de 14 años que eso tiene pasando, porque para nadie es un secreto que el país se ha venido abajo desde ese nefasto día en que la mayoría decidió votar por ”un cambio”. Tampoco voy a responsabilizar a nadie de todo lo que ha pasado o dejado de pasar, porque al final todos somos culpables en mayor o menor grado.

 

Lo que sí quiero contarles es que yo y millones de venezolanos tanto dentro como fuera del país, creemos en un cambio por la paz, creemos en una salida hacia lo democrático, porque nacimos y crecimos en un país que nos enseñó a “bailar debajo de la tormenta”, a que “todo va a estar bien”. Somos un país de inmigrantes que llegaron huyendo de guerras, de hambre, pero sobre todo de naciones que ya no les permitían soñar. Y así formaron una de las naciones más ricas del mundo a nivel cultural, espiritual y natural. Pero hoy estamos entre los países más violentos y pobres del mundo, por la razón que sea, el asunto es que lo queremos arreglar, porque en ese país nosotros ya no podemos soñar.

 

Trato de ponerme en los zapatos de algún líder de alguna nación medianamente respetable, para tratar de entender el silencio ante la situación de un país como Venezuela. Imposible. No soy política, soy periodista. Entonces, como periodista me cuesta entender que teniéndose el poder para hacer un llamado a la paz y al respeto de los Derechos Humanos de todos los venezolanos, que independientemente del gerundio y el pasaporte, son seremos humanos; el llamado no se ha hecho.

 

Sí, los venezolanos nos metimos en ese rollo, y de ese rollo debemos salir solos, está bien. Pero pasa que todo lo que teníamos se nos ha arrebatado, todo con lo que contábamos ha sido expropiado, silenciado, aniquilado o denigrado.

 

Supongo que debe ser muy fácil sentarse en el sillón a ver las noticias y hablar de cómo Venezuela se convierte en la segunda Cuba, y ya. Cuba fue hace 50 años, yo no existía, la Internet, Twitter y Facebook tampoco. Me gusta creer que de haber existido los tres últimos, la cosa hubiese sido diferente para los cubanos. Pero la realidad me dice que no. Los venezolanos damos gritos de ayuda por todas las vías, hacemos llamados directos a los lideres mundiales, porque Twitter nos lo permite. Y nadie hace nada, por la razón que sea, no se justifica, porque si un país ha sido solidario siempre con el mundo, es el mío. Hoy, incluso lo sigue siendo, sino revise los números de venezolanos en el mundo, venezolanos trabajando duro para sus naciones.

 

Yo no pido una guerra mundial contra Venezuela, al contrario, pido una alianza mundial por la paz de Venezuela. Dejemos de pensar unos minutos en los intereses propios de nuestras naciones, en las ayudas que reciben o no de Venezuela, en los negocios que se mantienen o no con Venezuela (que al final son la voz de mando para que cada político actue o no), por favor dejemos de pensar en lo políticamente correcto. Pensemos que quienes hoy están recibiendo balas directo en la cabeza son seres humanos, como todos ustedes, y mañana la historia contara que el mundo se llenó de fotos que recorrían el mundo de gente bañada en sangre -en las calles de Venezuela- reclamando sus derechos, y ninguna nación hizo nada por no afectar sus relaciones comerciales con el país.

 

Ya asumimos el error que cometimos hace 15 años, y los errores que cometimos durante todos estos años, pagamos las consecuencias todos los días, con mas de 70 muertos diarios solo en una ciudad como Caracas, con colas de horas para conseguir los alimentos básicos, pasando mengua en los hospitales, etc. Asumimos el barranco de nuestros errores, y por ello hoy estamos decididos a luchar por una Venezuela democrática, pero necesitamos de la ayuda del mundo entero, o al menos de esa parte del mundo democrática, pacifica y sobre todo defensora de los Derechos Humanos, necesitamos de su ayuda, porque los poderes de este país han sido comprados o borrados, los “lideres” políticos no quieren escuchar sino silenciar, los estudiantes no tienen otro poder que lo que hay en sus cabezas, los venezolanos no tenemos otra arma que la voz y la necesidad de ser escuchados, y aquí estamos, alzando la voz sin importar como duela.

 

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