De usted depende

Por Edgar Alí Méndez

@MENDEZEDGAR

 

 

 

Desde este punto de la escritura que en tiempos polarizados, resulta un drenar necesario, es inevitable opinar sobre Venezuela, país con nombre de mujer fustigada por la intolerancia.

 

Lo que veo no me gusta, lo que se siente es aún peor, la falta de Comunicación que las grandes mayorías practican de forma mecánica, es la causa directa de esta crisis en ejecución, efectivamente observar la Comunicación como algo mecánico movido por una causa efecto, resulta en lo que ahora Venezuela está viviendo.

 

La Comunicación siempre es y será etérea si quienes la ejercen lo hacen mecánicamente, con el objetivo de obtener beneficios a sus intereses individuales. Conciliar no indica claudicar posiciones, ella significa poner sobre la mesa, agruparnos dentro del interés colectivo. En resumen: la COMUNICACIÓN ES UNA RELACIÓN y en la Venezuela de este febrero 2014, eso no está presente.

 

“Varias guerras hacen su agosto” en el país consolidando aquello de que somos el país de las agendas, enumerarlas todas o las más impactantes es un absurdo, y sería caer en el juego de los actores de nuestro florido Espacio Público.

 

Es inevitablemente necesario dialogar y hacerlo seriamente. Voces gritan, estudiantes marchan, colectivos van y vienen, oposición calienta la calle, gobierno actúa… ¿pero dónde está una propuesta concreta de país donde la productividad, integración y desarrollo social compartan una visión común?

 

No es el uso de las redes sociales y de la Videopolítica, lo que brinda la solución a los problemas crónicos e inminentes de la Venezuela del febrero presente. Hemos visto con hastío como expresan venezolanos con intolerancia insaciable, sus deseos de lograr una ruptura constitucional por la vía violenta. Activistas de oficio, activistas massmedia, no han aprendido ni aprenderán que la violencia es el arma de los que no tienen la razón, alguien en la actual diatriba por el poder político tiene que ceder.

 

Las protestas de un estudiante son perfectamente legítimas, pero tan frágiles es sus consignas, que igualmente son mutables hasta convertirlas en anarquismo de lo público: es el anarquismo y la falta de autoridad coercitiva lo que nos tiene congelados en este fútil febrero cuya estela está rodeada de propuestas de diálogo por un lado, incredulidad por el otro. Sin una mínima intención de congeniar ideas y propuestas concretas para un país más humano y productivo en común, la respuesta de lo que se desarrolla hoy solo quedará en un ideal arruinado por el febrero presente. De usted depende, si su lenguaje continúa siendo parte del problema, o tiende puentes para una solución….

 

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