Marcos Moreno: Corpus Christi es tradición y reconocimiento

Por Mónica Duarte

@M0n1k1ta

 

 

 

Corpus Christi es la más reciente producción cinematográfica de César Bolívar. En un ambiente cargado de misterio y de folklore una trama policial y personal cobra vida. Los diablos danzantes son el gran centro simbólico sobre el que gira la película. En ella, Marcos Moreno interpreta a Miguel Ventura, acusado de matar a su hermano, Abel Ventura, líder de una de las cofradías de diablos, este crimen hace girar una historia de intrigas enmarcada por los ritos venezolanos. Marcos define su personaje como un extremista “El absolutismo es como un mordisco de un perro a una columna de concreto: inútil”

 

Guayoyo en Letras tuvo el placer de conversar con Marcos Moreno quien ve en la película una oportunidad de reconocernos a nosotros mismos.

 

Guayoyo en Letras: ¿Cómo comenzaste en el mundo de la actuación?

Marcos Moreno: Siempre tuve inquietudes. Yo soy de Tovar, estado Mérida un pueblo con muchas inquietudes culturales, hice talleres en la extensión universitaria de la ULA, también estudié dibujo y puntura, diseño gráfico, teatro, música. En mi casa se leía mucho, y esto me dio una inclinación por las artes. Un día un grupo fue a hacer un taller y yo participé, hubo tanta armonía que constituimos un grupo que se llamaba el “Teatro Móvil Campesino”, en el año ’78 ganamos un premio “Juana Suco” estuvimos de gira por Europa en los años ’80. Todo esto era muy prematuro para mí porque era muy muchachito, de hecho, engañé a mi familia unos años, les dije que estudiaba en la ULA y me fui al teatro de la Universidad de Los Andes. Entonces, me dijeron que tenía que decidirme y allí decidí ser actor. Veo en el teatro una posibilidad de comunicar, de decir cosas, que se ha convertido hoy en una forma de criticar las circunstancias sociales. Luego, se me hizo chiquito el mundo en Mérida y decidí venirme a Caracas y hacer teatro. Después se volvió difícil hacer teatro y se me abrieron las puertas en la televisión y me di cuenta que no era tan malo como yo pensaba, que era como un taller para los actores.

 

G.L.: ¿Cómo surge la oportunidad de participar en Corpus Christi?

M.M.: No lo sé. A mí me llamaron, tengo entendido que Cesar Bolívar me escogió. Es curioso, porque yo ya no hago castings, nunca quedo. Las películas que he hecho son porque me llaman. Sólo he quedado en un casting de todos los que he ido, en “la distancia más larga”. Yo no conozco a ningún actor que se niegue a trabajar si lo buscan, y más en este país donde hay pocas posibilidades. Ahora se está haciendo mucho cine pero todo está intervenido por los intereses políticos, la mayoría de las películas que está financiando la Villa del Cine vienen con una inclinación ideológica.

 

G.L.: ¿En ese primer acercamiento al guión, luego de que te llaman, qué fue lo que más te llamó la atención?

M.M.: Algo que yo no conocía, los diablos danzantes. El por qué existen, el sincretismo, la cultura negra con el catolicismo, me llamaba mucho la atención. Eso de que los diablos le rinden homenaje ese día al señor, en el Corpus Christi, que todo el año ellos van fregando por ahí pero reconocen la autoridad.

 

G.L.: ¿Cómo fue el acercamiento a la música y las danzas?

M.M.: Para mi tenía que ver mucho, porque yo hago el papel de un capitán de la cofradía sustituyendo a mi hermano muerto. Eso es una tradición que tiene años y se hereda por las familias. Y la música, ya yo tenía familiaridad con los tambores porque viví un tiempo en Choroní, pero hay una variación. Las maracas, con el tambor y los bailes negros, africanos, que acompañan y crean toda la tradición.

 

G.L.: y ¿cuál fue el mayor reto que te impuso el personaje?

M.M.: Los de cualquier personaje. Creérselo uno y conocerlo para que sea creíble al espectador. Hay actores que tienen una magia de ser siempre ellos mismos en todos los personajes y siempre gustan, no son tan camaleónicos. En cambio, el reto para mí es que dejen de ver el actor y vean el personaje. Este es un personaje complejo, con muchas aristas. Primero, yo no sabía nada de los diablos danzantes de Venezuela, y Miguel Ventura es un tipo rígido, creyente, extremista incluso.

 

G.L.: ¿Y cómo fue esa preparación?

M.M.: Hay un tránsito muy interesante, porque cuando te dan el guión tú intelectualizas y la actuación no es eso, es sentir. Es ver como el personaje pasa por el cuerpo y como del cuerpo pasa hacía en el espectador. Entonces esa primera impresión con el guión es estática pero luego debes crear el personaje, poseerlo, caminarlo. Y luego, al llegar al set te consigues con “tu casa, tus cosas” y debes adaptar todo lo que pensabas a esa locación, allí empieza otro trabajo. Crear el mundo interior del personaje con esas herramientas de trabajo de otros que debes asimilar, y ese es un pequeño universo sobre el que se monta el actor que no siempre se ve pero se siente en lo que uno hace.

 

G.L.: ¿Qué te gustaría que dejara tu personaje Miguel Ventura?

M.M.: Que nada es absoluto, que no se puede ser rígido, que las transformaciones forman parte de la vida humana. Que se tiene que conservar lo que se pueda conservar, es verdad que las tradiciones conforman la identidad de una sociedad pero estas tradiciones también se trasforman por esa necesidad orgánica de las civilizaciones. Miguel Ventura es un hombre que no acepta transformaciones, ni cambios, es un absolutista. Lo que aprendí es como un personaje puede llevar a la perdición, a un camino equivocado, al ser tan rígido y no aceptar que hay otras formas de pensar y ver las cosas. La gran tragedia del personaje es comprender esto y por eso es un ser trágico. El aprendizaje de Miguel Ventura es que los totalitarismos, los absolutismos, son enfermizos para el individuo y hacen daño a la sociedad.

 

G.L.: ¿Cómo fue trabajar con Cesar Bolívar?

M.M.: yo no tengo edad para hacerme muchas expectativas. Respeto su carrera y soy admirador de muchas cosas que él hizo “domingo de resurrección”, “Homicidio culposo”. Un tipo de cine que hoy puede parecer viejo pero es buenísimo, yo lo admiro como cineasta. Lo que me gusta es que sabe mucho, tiene mucha seguridad y su trabaja muy estructurado.

 

G.L.: ¿Crees entonces que sí tiene futuro el cine en Venezuela?

M.M.: sí claro, se mejora es haciéndolo. Creo que ha mejorado muchísimo, que los jóvenes que hacen cine están mucho mejor preparados, hay más recursos. Se puede aprender más porque hay más escuelas, porque las mejores películas las puedes conseguir fácilmente en YouTube. Lo que sí es necesario es los guiones, porque en el aspecto técnico hay muchos creativos. Indudablemente no se debe perder la conexión del estado, porque el cine además de arte es industria, genera una actividad económica, y el estado debe tener el deber de apoyar el arte. El arte es el lenguaje que mejor equipara a los pueblos y da mayores posibilidades de realización.

 

G.L.: ¿Qué disfrutas más como actor, el cine, la tv o el teatro?

M.M.: A mí me da igual, yo soy feliz en cualquiera de los medios pero sí estoy claro que son diferentes. Hay que comprenderlos y cuando lo haces los disfrutas. Por un lado, en el teatro es fundamentalmente el actor, el público te ve, te sigue y debe tener coherencia tu discurso, por eso se ensaya tanto. En el cine es más el director, porque es él que construye el discurso y puede hacer que el actor destaque o no. Y en la televisión depende más del libreto, la historia, las frases que enganchen. Esa es la diferencia de los medios pero el actor debe hacerlo bien en todos los medios.

 

G.L.: ¿Qué otro proyecto tienes ahora?

M.M.: En Agosto estreno una película “La distancia La más larga”, el próximo año sale “El último regalo” en la que hice un cameo. También tengo una serie de televisión en la que actuaré, se llama “La Precursora”.

 

Un café con…

 

G.L.: ¿Qué endulza tu café?

M.M.: una buena noticia

 

G.L.: Un momento del día para un café

M.M.: En la tarde

 

G.L.: Un libro para acompañar un café

M.M.: La advertencia del ciudadano Norton de Karl Krispin, es una novela de un hacker que le roba una historia a un escritor, es muy buena. Y también están Blue Label y Jezabel de Eduardo Sánchez Rugeles porque te permiten acercarte a una generación nueva.

 

G.L.: Alguien con quién quisieras compartir un café

M.M.: Si estuviera vivo, Jorge Luis Borges, o Mario Vargas Llosa

 

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