MÁS CERCA QUE LEJOS: Encuentro de dos cubanos con una venezolana [2da entrega]

Lee la 1ra entrega de MÁS CERCA QUE LEJOS: «Encuentro de dos cubanos con una venezolana» aquí

 

 

Por Gabriela Amorín Padilla

@Graby_

 gamorin@guayoyoenletras.com

 

 

 

ROBERTO EL VALIENTE

Luego de una larga caminata y sin muchas ganas de hacer algo, Roberto y yo decidimos sentarnos en un sofá que miraba hacia la calle y hacia el bosque. Hacía frío, pero no demasiado. Estuvimos en silencio por algunos minutos mirando nuestros teléfonos. Roberto pasaba el día buscando conexión para su teléfono y jamás se despegaba de él.

 

Necesitaba romper el silencio porque realmente me parecía que Roberto era una persona muy interesante, pero sabía muy poco de él.

 

Con algo de vergüenza lancé la primera pregunta:

 

G: ¿Cómo es un día tuyo allá en Cuba?

R: Bueno, imagínate que yo tengo la oficina de Hablemos Press en mi casa y trabajan conmigo en la Habana, diario, entre seis y quince personas. Nuestro apartamento lo que tiene son seis metros de largo por cuatro de ancho, con dos pisos: uno arriba donde yo no puedo pararme…

 

G: es muy bajo el techo…

R: Sí; y ahí estamos todos trabajando ya te digo… recopilamos información que nos llega por teléfono y tenemos que mandar gente a la capital a investigar violaciones de derechos, actividades que realizan grupos opositores; también trabajamos en una base de datos que se llama Colibrí, que es para documentar la mayor cantidad de violaciones a los derechos humanos…; entonces la información de esa base de datos se la estamos mandando a la ONU. Yo estuve la semana pasada en la Comisión de Derechos Humanos y ya hicieron un informe en el que sancionan a Cuba como uno de los países más represivos y donde no hay respeto a la libertad de expresión… lo hizo Freedom House y lo hizo la Comisión. También Reporteros sin Fronteras sacó un comunicado la semana pasada basado en el informe que nosotros hicimos, también el Comité para la Protección de los Periodistas, en el caso de los cuatro periodistas que metieron presos.

 

G: O sea, ustedes recopilan eso y cada vez que pueden van a las embajadas y difunden el material…

R: Si, videos, audios, noticias; y nos llega mucha información de todo el país.

 

G: ¿Y esa gente no sabe que tú vas a veces a las embajadas a conectarte a internet?

R: ¡Sí! Y me cazan también. A cada rato me detienen.

 

G: ¿Por cuánto tiempo?

R: Tres, cuatro, cinco horas. Para que no pueda ir a conectarme.

 

G: ¿Para qué te de miedo?

R: No, no. Ellos saben que yo el miedo lo perdí. Ellos no me pueden meter miedo a mí, ellos me han hecho de todo y… y yo sigo…

 

G: O sea, ¿no tienes miedo?

R: O sea, tengo miedo. Yo tengo miedo a una persona que venga con un machete a darme un poco de machetazos, ¡le tengo terror a los machetes! Sin embargo yo cuando joven, me batía los machetes, con mis primos, con mis hermanos, jugando… jugando pero a tirarnos machetazos; pero sufrí un trauma en la cárcel tremendo con un muchacho que le dieron una cantidad de machetazos dentro de la cárcel los mismos presos, y vi todo aquello picado, patas, brazos, cabeza… y le cogí un miedo a eso que me causa escalofríos cuando me acuerdo. Fue en el cubículo de al lado… aquello fue terrible.

 

Pero a los agentes de la policía… me han rastrillado pistolas en la cabeza, me han dado golpes y realmente lo que les he dicho cuando me apuntan con una pistola es: ¡mátame, mátame! No; realmente le he perdido el miedo porque han sido tantas las veces…

 

G: ¿Y cuántas veces has estado preso?

R: Preso he estado tres años y ocho meses. Detenido he estado más de 160 veces; a los 14 años estuve preso en la cárcel de menores. Mira, tócame aquí, todos esos son chichones y partiduras de cabeza… doce o quince policías dándome bastonazos y yo les escupía… yo no tiro un golpe… solamente escupía y ¡cagándome en la madre de Fidel y de Raúl!

 

Roberto en algún momento me comentó que no se encontraba bien de salud, sólo dijo que sufría de un enfisema pulmonar y cálculos renales. Las ocho huelgas de hambre que ha realizado lo han enfermado del estómago.

 

R: A mí el médico me suspendió los frijoles; voy a comer arroz solo. Los frijoles me producen cálculos…

 

Un poco antes me había comentado que en su casa sólo comen arroz con frijoles porque en Cuba no se consigue nada más y cuando se consigue, no pueden pagarlo.

 

G: ¿Por qué tienes el enfisema?

R: Estuve seis meses y ocho días en una celda que permanecía húmeda. Entonces las personas que estaban ahí conmigo fumaban tabaco y no tenían compasión conmigo. En la cárcel empecé a sufrir unos desmayos y cuando salí de la cárcel me vi con un amigo médico y me hice un chequeo oculto; me salió el enfisema pulmonar. Pero antes de salir de la cárcel, ahí mismo me hicieron un chequeo general y no me salió ninguna enfermedad. Después logré tener en mi poder todos los resultados que me hice en ese hospital. Eso fue en el 2008.

 

G: ¿Te cambiaron los resultados?

R: Sí, cambiaron los resultados. Una vez me dolía un oído y me estaban dando unas gotas que realmente lo que me ponían era subnormal, no se me curaba, tres meses pasé así. Hasta que un muchacho que cayó preso y que había sido enfermero me dijo: “Chico, déjame ver el medicamento que tú te estás echando en el oído”, y me dijo: “Chico, tú estás loco, te van a dejar sordo. Con esto no te vas a curar nunca”.

 

R: Ahora estoy haciendo gestión para que mi hermana vaya a España; pasa entre 28 a 30 días con sangramientos pero ella tiene miedo de ir al Hospital, como ya mataron a Laura Pollán.

 

G: ¿Quién es Laura Pollán?

R: La líder de las Damas de Blanco, cayó en un hospital y no salió.

 

G: ¿Por mala atención?

R: No, no. Porque tenían que echársela. Le inocularon algo y se murió en una semana.

 

La conversación era interrumpida por largas pausas de silencio en las que Roberto continuaba revisando el teléfono y yo seguía pensando en todas las cosas que quería preguntarle.

 

CUBA AYER Y HOY

G: ¿Roberto, ha cambiado algo en Cuba e los últimos años?

R: ¡Sí! Ha cambiado en que están sancionando a Cuba en diferentes foros internacionales y están emitiendo comunicados; eso hace tres, cuatro años atrás no se hacía porque nadie podía salir de Cuba a denunciar… eso está teniendo efecto; por ejemplo yo cada día me vuelvo más intocable, o sea que no pueden hacer nada contra mí. Antes me secuestraban y me tenían siete, ocho días detenido sin que mi familia supiera nada, ahora no me tienen detenido tanto.

 

Ahorita mismo 18 países de la Unión Europea nos piden información semanal de todo lo que hacemos, de cómo está la situación con los presos políticos y ellos emiten informes. Bueno, y ahora con los informes que nosotros presentamos el mes pasado, porque la Unión Europea iba a retirar la Posición Común que mantiene desde el año 94 contra Cuba, evitamos que estos países quitaran la Posición Común, (es una sanción contra el gobierno cubano). Y si, si han cambiado las cosas en ese tema, ya ahora muchos países ven lo que sucede en Cuba…

 

G: ¿Por qué el régimen cubano decidió abrir la frontera cubana de repente?

R: Gracias a la presión que nosotros hemos hecho de que los cubanos no podían viajar y eso… pero todavía falta mucho; imagínate que un pasaporte cuesta 100Cuc (100 dólares) y los cubanos ganamos 10 dólares… bueno, los que trabajan con el Estado, porque a mí no me dan trabajo ya desde el 2004. En Cuba la única fuente empleadora es el Estado, no están permitidos los negocios privados.

 

JUSTICIA REVOLUCIONARIA

G: ¿Tú estás casado Roberto?

R: Si. Y tengo una niña de 12 años ahora. Mi mujer es la segunda de las Damas de Blanco. Es la que está al frente ahora.

 

G: ¿Cómo se llama tu esposa?

R: Magali Norvis.

 

G: ¿Y tu hija que te dice de lo que tú haces?

R: Mi hija no está conmigo, mi hija está con una hermana mía porque como mi casa es muy pequeña no tenía ni una habitación para ella y todo el tiempo está oyendo que si a Fulano le dieron golpes, que si esto, que si aquello, quise sacarla un poco. La veo los fines de semana.

 

G: Es un ambiente violento…

R: Sí, sí, sí. A mi casa va mucha gente y todo el mundo a hablar de la violencia, quise sacarla… a parte del trauma que ella tiene porque la violaron cuando tenía siete años…

 

G: ¿Quién la violó?

R: Un hijo de puta que está en la cárcel ahora mismo, que no se en dónde está porque yo le voy a hacer la justicia… la que no le hizo el tribunal, se la voy a hacer yo algún día.

 

G: está preso pero no sabes dónde…

R: No, no sé dónde. Lo tienen oculto. Lo tienen oculto porque ya yo mandé a unas personas a que hicieran justicia con el pero solamente pudieron darle unas pocas puñaladas, estuvo un tiempo en el hospital y ya… y ellos conocen la situación en que yo lo hice y me han dicho: “mira, nosotros tenemos hijos y sabemos lo que es eso y no te hemos metido a la cárcel por eso”. El tipo de la seguridad que mandaron a que hablara conmigo no soportó las cosas que yo le dije y se rajó a dar gritos como un niño: “yo no tengo nada que ver con esto, yo tengo dos hijos y si me hacen eso yo haría lo que tú haces, lo que tú estás haciendo…”, se rajó a dar gritos y… a cada rato me tocan el tema pero ellos saben que conmigo no hay pase.

 

G: Es decir, allá la justicia es nada más para los “crímenes políticos”…

R: Imagínate que allá nada más por matar una vaca te echan hasta treinta años de cárcel y al tipo que abusó de mi hija sólo le dieron cinco años… o sea, él era el esposo de su mamá, yo ya no estoy con la mamá de ella… él abusó de ella por bastante tiempo y la madre tenía conocimiento porque ella se lo dijo, pero no le creyó que eso era así…

 

Roberto hizo una pausa, respiró profundo y continuó…

 

R: Me quedé en blanco…

 

Le recordé…

 

R: Si, si, la madre no creía que era verdad que estaba sucediendo esto y entonces hasta que ella se lo dijo a una amiguita, y la amiguita se lo dijo a la abuela, la abuela se lo dijo a la maestra y avisaron a la policía entonces; Luego me mandaron a buscar a mí. En ese momento se la quité a la madre y en el tribunal fueron once testigos a declarar. Le tienen miedo a él porque es un hombre muy fuerte, tiene hermanos que son de la Seguridad del Estado y… se presentaron pruebas que él la ponía a ver películas pornográficas y las cosas que le hacía y… solamente le echaron cinco años de cárcel; cuando estudiamos el Código Penal, le tocaban por lo menos 25 años de cárcel…

 

G: ¿Hizo un arreglo?

R: Posiblemente haya hecho un arreglo con la policía política y quién sabe… eso está por verse todavía y conocer qué fue lo que realmente pasó.

 

Luego de unos instantes de silencio, sentí que debía cambiar el tema de conversación…

 

CONVICCIÓN, CONSTANCIA Y ESPERANZA

G: ¿Me imagino que todas las protestas en Cuba son reprimidas?

 

Con un aire de cansancio y en un suspiro de resignación respondió:

 

R: Todas son reprimidas… son muy pocas las veces que se pueden reunir diez personas para hacer una protesta, muy pocas, muy pocas…

 

G: y a las demás personas les da miedo…

R: No es miedo, es que cuando ven que en una casa hay más de cinco personas reunidas ya la policía mete un cerco y no deja que nadie salga; entonces para hacer protestas, tienen que ser protestas relámpago.

 

Dijo Roberto chasqueando los dedos.

 

R: Tres, cuatro personas, en una calle, con carteles, gritando y están unos quince, veinte minutos, viene la policía y se los lleva detenidos…

 

G: ¿Y no has pensado en irte de Cuba en una de esas ocasiones que viajas?

R: Varios países me han dicho que me dan asilo a mí y mi familia pero realmente no me interesa. No me quiero ir de Cuba.

 

G: ¿Qué dicen en Cuba sobre Venezuela?

R: Allá dicen de Venezuela, bueno, que con las protestas que hay, con lo que se sabe de las protestas, que no hay marcha atrás, que Maduro se tiene que ir. Si tú le preguntas a la gente que conoce del tema de Venezuela te dicen que no hay marcha atrás, que Maduro tiene que masacrar al pueblo o se va del poder, porque es que lo que la gente ve en la televisión clandestina es las protestas y la violencia que hay y ven una fortaleza tremenda en los estudiantes en las protestas, es la imagen que se ve…

 

Finalmente, antes de irnos, le enseñé un video sobre las protestas en Venezuela que le había prometido, mientras lo veía repetía una y otra vez: «qué valientes, qué valientes, qué valientes» chasqueando con los dientes en señal de frustración, decepción, quizá por el deseo de que eso llegara a ocurrir en Cuba.

 

(CONTINÚA LA PRÓXIMA EDICIÓN…)

 

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