¿Cuánto dura un año en Venezuela?

Por Reuben Morales

@ReubenMorales

 

Usualmente la dinámica de un año en este país uno ya la tenía calculada (y cuando uno dice esto, tiende a referirse al período A.C. o “Antes de Chávez”). Durante el período D.C., los venezolanos vivimos una suerte de años parecidos al juego de la silla en las piñatas. Vas caminando por el calendario y no sabes cuándo cortan la música, buscas sentarte y te salvas o sales porque te dejaron sin silla. A pesar de esto, el caos ya se ha convertido en rutina. Por eso uno, sin ser Reinaldo Dos Santos, más o menos sabe cómo transcurre un año en Venezuela:

 

Diciembre: Hay elecciones de alguna instancia. Se paraliza el país como dos semanas. Las otras dos son para celebrar.

 

Enero: por las elecciones, la época decembrina se terminó rodando hasta el 15 para que todo el mundo liquidara su mercancía. Por eso el enero venezolano comienza a mediados de uno normal y como este mes ya es flojo, aquí termina haciéndose el doble de flojo. En conclusión: el año está muerto.

 

Febrero: el mes de fiesta de la revolución. El 2 fue decretado día de la revolución, el 4 fue la intentona golpista (obviamente se hace puente el 3). El 12 es el día de la juventud y ambos bandos lo celebran con marchas que trancan todas las vías. Otro día perdido. El 14 es el día de los enamorados y entre tanto afán la gente solo tiene una de sus cabezas para trabajar medio día. A mediado de febrero vienen los 4 días de carnaval (pudiéndose convertir en 9 si el gobierno encuentra baja su popularidad para la época). Ahí se empata con el 27 de febrero, día del Caracazo. En conclusión: el año no está muerto, mas sí en coma.

 

Marzo: uno dice “¡Al fin, a trabajar!”, pero comienza un ciclo de protestas. Todos los días no sabes si salir o no de tu casa, pues las vías pueden tener barricadas o hay enfrentamientos con la guardia nacional. A esto súmale que el 5 murió Chávez. Lo único motivando la fuerza laboral es que el 31 es la fecha tope para declarar impuestos. En conclusión: el año despertó del coma, pero sigue en cama pensando “¿Dónde estoy? ¿Qué me pasó?”.

 

Abril: Las protestas empiezan a bajar, el año parece arrancar, ¡pero no!… Vienen 11, 12 y 13 de abril: vida, muerte y resurrección de Chávez. Recrudecen las protestas. Se enciende el país una semana y después marcamos tarjeta y salimos cual comiquita del perro ovejero y el coyote a celebrar semana santa. En conclusión: ya el año iba a levantarse de la cama, pero llegaron los médicos a decir: “Antes de irte necesitamos hacerte unos exámenes”.

 

Mayo y junio: El año despertó. Los colegios deben comprimir todos los meses anteriores en estos dos.

 

Julio, agosto y septiembre: Son meses perfectos para trabajar, pero llegaron las vacaciones escolares. Hay que salir con los chamos. Estos tres meses se convierten realmente en uno y medio.

 

Octubre: te ibas a reincorporar, pero te dio chikungunya. La otra parte del mes viajaste para raspar tu cupo cadivi. Y no, no son vacaciones. Para un venezolano, este ya es un viaje de negocios.

 

Noviembre: Mes laboral, pero el gobierno dio un día libre por ahí para lanzar algún nefasto decreto.

 

Ahora a todo esto réstele el mes que se nos va haciendo cola en un supermercado, la semana que duramos buscando un repuesto para el carro y la otra semana que vivimos metidos en internet para ver si hay cupo en un vuelo. El resultado final es un año de 3 meses. Y de ese tiempo productivo usted ya perdió valiosos minutos leyendo esto.

 

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