Realidades decembrinas

Por Jilmir Valera Hurdado

@Jilmir_Valera

 

 

 

Llegamos a esa época del año donde en teoría o por costumbre toda ha de ser armonía, paz, felicidad y esperanza. Lamentablemente los venezolanos mantienen solo la última de las cuestiones mencionadas: la esperanza. Esperanza que no llega a nosotros con la época decembrina sino que, se reafirma con ella ante la necesidad urgente de un cambio total hacia la restauración de una verdadera democracia.

 

Para nadie es un secreto que Venezuela hoy en día padece la peor de las autocracias vividas en la historia de la humanidad, la cual es antítesis de una real democracia. Padecemos un totalitarismo instaurado por el presidente Chávez y heredado -y agregando así la característica hegemónica- por Nicolás, quien recibe el trono gracias al inolvidable robo reconocido con el tiempo por la mayoría de los actores políticos venezolanos, hecho por Tibisay Lucena. Hoy, con la llegada de la que debería ser la época más feliz del año, vivimos en la incertidumbre de si esto se acabará en el 2015 o será el siguiente año el perfecto escenario para la imposición completa de la réplica cubana con el cese de la oferta de divisas, de las posibilidades de salir del país, de los medios de comunicación, en fin, de las libertades humanas.

 

No saber si la ciudadanía reaccionará ante tanta violación a la dignidad de la persona humana o si la «dirigencia opositora» logrará despertar del sueño profundo en el cual se encuentra inmerso mientras el país continúa hundiendose, compone el gran insomnio padecido por los venezolanos ante tan significante incertidumbre.

 

¿Realidades? Las que se viven en las parroquias caraqueñas y en miles de sectores del país entero, donde la mejor Misión Vivienda que ha llegado ha sido la voluntad de los venezolanos de tener cuatro paredes y un techo, lucen sus construcciones de bahareque, cartón piedra, láminas de zinc y paredes de tela metálica, acompañado todo de la tierra que los vio nacer -literalmente- puesto que su ingenio no ha dado con materiales de fácil acceso para mejorar las condiciones del piso de sus tan humildes y acogedoras viviendas.

 

¿Realidad? Que el recibimiento que les dio el primer fin de semana de diciembre a 61 familias en la ciudad capital es que uno de sus integrantes conformara la lista de los ingresados en la morgue de Bello Monte.

¿Son esas las realidades de la cual nos enorgullecemos? ¿Acaso son esas las noticias que nuestros comunicadores y el país entero quieren exportar?

 

Basta de realidades absurdas. Basta de que los sueños de los venezolanos sean cada día más efímeros porque en cada paso parecen ser imposibles. Ya es hora de que nuestras voces se unan para gritar por los inocentes, los fallecidos y simplemente por los hermanos venezolanos que, como nosotros no se frustran a diario con las noticias deprimentes que nos reinan y las medidas peyorativas de un disfraz de personaje ejecutivo, y siguen luchando por su dignidad y libertad.

 

Venezuela es un país de cambios y oportunidades. Está en la juventud venezolana reafirmar y fortalecer los fundamentos de un sistema democrático blindado, donde los derechos no sean vulnerados y la libertad, la seguridad y la democracia se conviertan en el pan nuestro de cada día. Somos cada uno de nosotros los que podemos llevar cada sector venezolano del miedo a la esperanza y de la esperanza al progreso. Ninguno de nuestros jóvenes tiene derecho a crecer y desarrollarse en las condiciones precarias y de alta necesidad en las que hoy se crían muchos de ellos por falta de políticas públicas eficaces, que estén llenas de compromisos responsables con la ciudadanía, en pro de la misma y de la calidad de vida de cada uno de los venezolanos.

 

Decir que la esperanza se ha ido es algo que no creemos al ver cada sonrisa en aquellos que sufren a diario y a flor de piel las injusticias de este régimen. Ya es hora de días sin presos ni perseguidos políticos. Es hora de libertad y de justicia. Es hora de progreso y hermandad. Aprovechemos estos días decembrinos -los cuales antes eran fiestas, pero eso quedó en el pasado- para recapacitar y en conciencia entender el rol que nos toca asumir ante la situación del país recordando que en nuestras manos está ponerle freno a esta situación y conseguir una mejor Venezuela para todos los venezolanos.

 

Venezuela es nuestro norte. Luchar por ella y recomponer su democracia nos corresponde a todos los ciudadanos.

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