Contra viento y manera, ¡hay teatro!

Por Laura Andreina Rodríguez

@IsLarv

larodriguez@guayoyoenletras.com

 

 


En los últimos años, han sido muchos los artistas escénicos que han tenido que migrar de la televisión a las tablas o, al menos, agregar el teatro a su repertorio. Muchas han sido las razones, la principal: menos presupuesto de las televisoras y productoras independientes para emprender en proyectos nuevos. Por lo que estos actores y directores han tenido que buscar cabida dentro del teatro. En donde muchos, además, han encontrado el amor y otros sólo una forma de no morir de hambre haciendo arte en este país.

 

De cualquier manera, se está emprendiendo en el teatro, se está apostando a él. Directores y actores consagrados están viendo resurgir su carrera y, paralelamente, han surgido unos cuantos que han encontrado espacios para crecer, desarrollarse y darse a conocer en esta área. Espacios que han sido creados y promovidos tanto por organismos públicos del país como privados, tales como el Festival de Teatro de Caracas, organizado por la Alcaldía del Municipio Libertador, el Festival de Jóvenes Directores Trasnocho, que se desarrolla actualmente, y otras iniciativas más.

 

Sin embargo, es una realidad que quienes hacen teatro en el país no han tenido la fuerza como asociación para enfrentar las decisiones que toma el Ministerio de Cultura. Sobre todo la última, que dejó sin subsidio a 23 agrupaciones de teatro en la Gran Caracas, entre ellas a siete de las compañías más longevas como Skena, Duende, Grupo Actoral 80, Theja, Contrajuego, Bagazos y Entretelones, como apunta Orlando Arocha, director de teatro de Contrajuego en una entrevista concedida a la página del Grupo Actoral 80.

 

Para que tenga lugar un financiamiento estatal a un grupo teatral, éste debe inscribirse en el Congreso Nacional de Teatro y Circo y, para hacerlo, debe tener como objetivos principales: Defender, expandir y consolidar La independencia Nacional, continuar construyendo el Socialismo Bolivariano del Siglo XXI, entre otros de esta índole. Al menos así se requería en el 2013, según el blog oficial de dicho congreso.

 

Incluso se quitaron sedes a algunos de estos grupos teatrales, según Daniel Dannery, director y actor de teatro formado en Skena. “Son espacios que han sido abandonados. Si no fuese porque en el Ateneo crearon la sede de la UNEARTE, yo estoy completamente seguro de que ese espacio no sería nada ahora”, agrega.

 

A pesar de estas trabas impuestas desde el Gobierno, los privados asumen una responsabilidad que debería compartirse con el Estado creando espacios para el teatro nacional e, incluso, internacional. A Basilio Álvarez, líder de Skena, agrupación teatral excluida del programa de subsidios del Gobierno, no le importa ser execrado mientras pueda decir lo que siente, así lo aseguró en una entrevista para la página del Grupo Actoral 80. ¿Qué es lo que alimenta el teatro si no el decir con responsabilidad, pero con plena libertad, lo que se siente, piensa y cree?

 

Y, es precisamente por eso que desde las figuras consagradas hasta las emergentes del teatro venezolano se han refugiado, sobre todo, en los espacios privados que se prestan como vitrina a sus propuestas artísticas, tales como el Teatro Premium de Los Naranjos, Celarg, Teatrex y otros más de la misma naturaleza que les han abierto sus salas, sino también en el Trasnocho Cultural que, además, ha organizado un Festival de Jóvenes Directores y Urban Couplé que le ha hecho espacio para novedosas modalidades que han llegado al país y han calado en el gusto del público como el Teatro de 1/4 (microteatro).

 

Asimismo, se ha visto en los últimos años un crecimiento en el gusto por el teatro del público venezolano. Un gusto variado que da para todo: desde el teatro clásico, la crítica social, el humor negro, el teatro netamente político y la comedia clásica, hasta el Stand Up Comedy, las obras teatrales de cabaret, musicales, obras infantiles y las obras de improvisación teatral como Improvisto. Hay un público que está yendo a entretenerse, quizá por una urgencia de desconectarse de la realidad –aunque irónicamente termine cayendo en ella otra vez por medio de estas mismas piezas-.

 

Desde cualquiera de las trincheras, como director, productor, actor o espectador, el reto está en seguirle apostando al teatro. No permitamos que se calle esa la voz crítica, mucho menos en el contexto actual de nuestro país. En pro de las ideas nuevas, de los análisis y críticas de la realidad misma, y en pro del entretenimiento sano que contribuye a la cultura de un país que tan importante es en la construcción y reconstrucción del mismo.

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