Una persona así

Por Mario Guillermo Massone 

@massone59

 

 

 

Hay tanta demencia en Venezuela que hoy no sé sobre qué escribir salvo sobre la demencia misma. La demencia que brota de un manantial revolucionario y que a todos sin excepción, de alguna manera u otra, nos salpica de irracionalidad.

 

Si escuchas voces, estando solo, tienes un asunto psiquiátrico pendiente. Si además tienes, no un amigo, sino -¡mucho peor!- un enemigo de fantasía, que además crees conspira 24/7 en tu contra y te quiere destruir… La cosa es grave. Muy grave. Más aún, si por cada y toda cosa que sucede en la realidad culpas a ese enemigo fantasma como causante, el cuadro patológico se torna en un caso difícil para la psiquiatría. Se trata de un cuadro clínico serio.

 

¿Qué le puede suceder a una persona así? Porque una persona así, puede ir manejando un vehículo, se distrae, se come la luz roja. Atropella un transeúnte y además se estrella contra la manada de vehículos que galopaba en luz verde. Llega tránsito, los bomberos en una ambulancia, la policía a levantar el cadáver y resguardar los elementos de la escena. Los vecinos se asoman y desde sus balcones toman fotos, redactan una oración y las cuelgan en las redes. Los periodistas se hacen presentes para comunicar el suceso.

 

¡”Fue mi enemigo! ¡El planificó todo esto! ¡No descansa! ¡Siempre está atentando en mi contra! ¡Es un conspirador!”

 

Una vez internada en un manicomio por dar semejante declaración al órgano policial, y de repetirla ante los micrófonos de los medios de comunicación social, esta persona así, convencida hasta los tuétanos de su fantasía, reafirma su irrealidad. Aún bajo los efectos de las drogas psicotrópicas, en su psicodelia delirante, piensa pedir ayuda a las enfermeras para su escape, ya que su reclusión, tiene, en su mente perdida, que ser parte de un plan para desestabilizarlo… Pero luego recapacita y asume que estas enfermeras se las envío su enemigo. Su archienemigo.

 

Porque bajo ese estado psíquico, una persona así representa un peligro para sí misma y para los demás. Una persona así debe estar bajo permanentes cuidados médicos. Hay que hacerle exámenes, hay que evaluar si le están funcionando sus neurotransmisores. Hay que analizarle los desbalances químicos de su cerebro, para ver por qué la máquina se le dañó. A una persona así, de seguro le sale récipe morado.

 

Este enemigo de fantasía, al que una persona así culpa como causa de toda consecuencia en su realidad vital, puede tener muchos nombres. Puede ser antropomórfico. Y tener nombre aunque no exista. De hecho, este enemigo fantasma puede ser incluso una persona real. Un amigo del pasado. Un compañero que en la infancia le causó un trauma. Un conocido exitoso a quien, por envidia, una persona así le tribuye su fracaso. Un adversario.

 

Ahora, si una persona así anda suelta en la calle sin el cuidado psiquiátrico de los médicos, sin medicación ni vigilancia alguna, puede en cualquier momento hacerse daño a sí misma y dañar a los demás. Y si resulta que, además, tiene poder, pues ni hablar.

 

Creo ver en Venezuela a una persona así, cada vez que la veo y escucho declarar en la televisión. Y como esta persona así habla en televisión todos los días, le veo y escucho maldecir a un amigo fantasma, por ser el causante de todo lo que acontece en la vitalidad del mundo, todos los días. Esta persona así, tiene un enemigo fantasma al que de todo culpa. El crimen es culpa de su fantasmal enemigo. Si hay escasez, colas, malestar social, si no hay dólares, seguridad, paz, sociabilidad, pleitos fronterizos… ¡También! Cree que este enemigo único es como la causa primera de la Metafísica de Aristóteles.

 

Esta persona así, no se siente responsable de ninguno de sus propios actos. Legalmente, una persona así. pareciera civilmente incapaz. Psiquiátricamente también. Lo más grave es que esta persona así no está sola. ¡Son varias personas así! Son como salidos de una convención demencial, con un acuerdo colectivo para un discurso de la locura. Vestidas de psicodelia verbal, estas personas así están a dedicación exclusiva a acusar al otro, al enemigo fantasma, se su propio fracaso y de su singular demencia. Y usted: ¿Conoce a una persona así?

 

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