Julio Coco: “La oposición abandonó al ciudadano”

Por Fanny Mora

@Fanny_Mora14

 

 

 

Julio César Jiménez Gédler, mejor conocido como Julio Coco, es un activista político de izquierda, técnico superior en química, antiguo dirigente estudiantil que actualmente se encuentra liderando la construcción de un movimiento disidente. Con un discurso directo, claro y popular, se dedicó a publicar una serie de videos llamada #BetaPolítico, donde analizaba la situación política del país.

 

El 12 de Febrero de 2014 se convierte en un fenómeno viral en la política venezolana, cuando publicó el video “El inicio”, donde hacía un análisis de los sucesos ocurridos ese día. El video causó un impacto en las redes sociales y es invitado a diferentes medios nacionales e internacionales para que expresar su opinión sobre la situación en la que se encuentra Venezuela.

 

Extrovertido, polémico e irreverente, son algunas palabras con las que se podría describir a Julio Coco; es un personaje que simpatiza con la gente y su mensaje llega a quienes lo escuchan. Guayoyo en Letras, pudo conversar con él y conocer su opinión sobre el panorama actual de la política en Venezuela.

 

Guayoyo en Letras: ¿Cómo ves a la oposición política en Venezuela actualmente?

Julio Coco: La veo desconectada totalmente de los problemas del ciudadano venezolano promedio. La veo con un enfoque único y exclusivamente en el asunto electoral, el cual en mi opinión es importante, pero en un momento de caos social y económico, la gente tiene prioridades, necesita orientación, necesita un liderazgo que dé la cara por ellos; y en ese sentido la oposición abandonó al ciudadano.

 

G.L.: ¿Está la oposición unida?

J.C.: No, en lo absoluto. Ellos mantienen un acuerdo para afrontar el hecho electoral, pero ves que no hay una uniformidad en visiones políticas ni sobre el futuro. No hay unificación en los métodos de lucha y no hay, algo que es muy importante en la lucha contra esta clase de regímenes, no hay solidaridad. El que cae, lo dejan atrás y continúan.

 

G.L.: ¿Cuál crees que es el paso que deberían tomar para unirse?

J.C.: Tienen que unificarse en tres aspectos fundamentales: el primero es caracterizar el adversario. Si vamos a una pelea de boxeo, nosotros tenemos que saber si vamos a pelear contra un Marine de los Estados Unidos, contra un boxeador olímpico o contra un tipo de Ultimate Fighting, porque si  nosotros logramos identificar al adversario, podemos tener una táctica para vencerlo. Pero si tú piensas una cosa y yo pienso otra cosa, cuando estemos en el cuadrilátero, definitivamente vamos a perder.

Entonces, cuando hay unos que dicen que hay un déficit democrático, otros dicen que es una dictadura, otros dicen que es comunismo; si no te pones de acuerdo en qué adversas, no puedes adversarlo de manera unida. Eso es lo primero.

 

El segundo factor tiene que ver con una oferta a la ciudadanía en general, estamos viendo un fenómeno político, en mi opinión positivo, que es la ruptura del chavismo de base con respecto al liderazgo del Partido Socialista Unido de Venezuela. Ahora, tú no puedes ganarte a esa gente diciendo que Maduro es bruto y es malo, no, de una manera u otra esas personas vienen de estar arropados bajo el liderazgo de Chávez, a quien por cierto, yo siempre adversé, pero que tenía sus ideas y las convenció… ¡tú tienes que darle un plan a futuro a esa gente!, eso no está en la oposición. Y si lo tienen, lo tienen bien escondido porque todos lo desconocemos.

 

Y el tercer punto tiene que ver con el método de lucha. Los métodos de luchas, aunque la frase suene simple, desde el punto de vista teórico y conceptual, no lo son; por ejemplo, las oposiciones en el planeta; su misión es transformarse en gobierno mediante elecciones, las oposiciones no cuestionan los modelos políticos, por lo menos, tu no ves al partido republicano cuestionando el modelo político americano, cuestionan a Obama. Ahora, en este momento donde el modelo político, el modelo jurídico, el modelo económico afecta a toda la ciudadanía, el método de oposición tradicional en una democracia, te caduca.

 

La protesta. Ves las protestas en otros países y protestan por las corridas de toros, la legalización del aborto, la legalización del cannabis, etc. Aquí nosotros vimos a unos niños con cáncer protestando por quimioterapia… fíjate como pasas de cosas que evidentemente son importantes, que generan cambios, pero no es lo mismo un toro que un niño con cáncer. Entonces si tú no tienes claro cuál es tu método para orientar a estos familiares de los niños con cáncer, menos puedes orientar a quien quiere protestar por los toros, es decir, hay razones para la protesta y la protesta no es conducida, no es lo que nosotros conceptualizamos un liderazgo orgánico, que es cuando realmente tú asumes que yo soy tu líder o que nosotros te lideramos, tú eres participe con tu opinión de la decisión general, pero una vez tomada la decisión, tú dices éste es el rumbo a seguir.

 

La MUD te dice: “si no votas eres chavista”, pero a los cinco segundos te dicen “queremos que los chavistas voten por nosotros”. ¡Ya va! ¿Ser chavista es bueno o malo? ¿O sea, soy chavista bueno si voto por ti?, ¿pero si no voto?… entonces esa interrupción de lo que tiene que ver con el mensaje y la acción, con respecto al sentimiento social genera una ruptura total en la lucha, eso trae como consecuencia que la gente se siente aislada, abandonada y la gente no lucha.

 

G.L.: ¿Cómo se podría motivar a la gente a votar?

J.C.: Si me tocara a mí, que no me toca porque no soy candidato; yo creo que hay que hacer acciones, tienes que hacer algo, que si me ven haciéndolo, digan: “yo voy a votar por ese tipo” sin que yo lo pida. La cuestión no es motivar al voto, es motivar a la gente y que en consecuencia de esa motivación, la gente te dé el voto. Yo puedo pedir mucho el voto, pero si no tengo acciones para ganármelo, no me lo vas a dar y así funciona el sentimiento político, no solo en Venezuela, sino en el planeta. La intencionalidad política, el voto, es un acto emotivo, la gente siente y si la gente se siente mal, está triste y tiene miedo, no te van a apoyar mayoritariamente.

 

G.L.: ¿Qué tipo de líder necesita la oposición?

J.C.: En mi opinión, necesita un líder que tenga tres cosas: 1) un tipo que trabaje en equipo, más que un líder necesitamos un coordinador. 2) debe tener mucha, pero mucha cabeza fría. Tiene que tomar muchas decisiones difíciles que no se pueden tomar bajo la luz de la pasión, porque lo que hagas hoy pega dentro de veinte años. 3) Tiene que tener coraje, tiene que asumir riesgos. Si no asumes riesgos, nadie va a asumir riesgos por ti.

 

G.L.: ¿Qué opinas de las acciones de “izquierda” que ha tomado la oposición para tratar de congeniar con la gente?

J.C.: Es discurso. Por ejemplo, por definición estatutaria y fundacional, Acción Democrática es un partido social demócrata, ¿Dónde está la política social demócrata de Acción Democrática en los últimos 30 años? No pasa de ser un principio declarativo. Otro partido, el MAS, un partido en vías de extinción como COPEI o Bandera Roja, un partido que es Marxista Leninista. Son dinosaurios que están muriendo, ahora de los que están saliendo lo medio, que está en el centro a punto de irse a la izquierda, pudiera ser Voluntad Popular, pudiera serlo, pero no lo es hoy. Entonces no puedo opinar de algo que es inexistente.

 

G.L.: ¿Entonces consideras que no hay una oposición de izquierda?

J.C.: Hay algunas personas que son de izquierda y se oponen o son disidentes, o están en la resistencia, pero una organización no hay.

 

G.L: ¿Tienes planes de postularte para algún cargo político en el futuro?

J.C.: Sí, todo el que está en la lucha política considera que puede hacerlo bien desde el poder. Claro, sino no estuviera en esto.

 

G.L.: Como activista político que compartes con la gente, ¿qué es lo que te transmiten?

J.C.: Pudiera hacer una confesión pública, es desgastante intentar explicarle a la gente las cosas, porque la gente está muy desanimada, está muy molesta porque tiene mucho miedo. Creo que he venido teniendo un impacto positivo en las personas con las que converso, pero esas personas tienen un impacto negativo en mí, porque yo les transmito lo positivo y ellos a mí lo negativo, y ha sido bien duro este proceso en ese aspecto. Ahora, ¿qué recojo? Recojo el hastío de la gente sobre un sistema político en su totalidad. La gente no solo está molesta con Maduro, sino también con el liderazgo político opositor, es decir, hay un rechazo a la clase dirigente. Solo que como hay algunos gobernando, son los responsables de lo que ocurre, éstos no o no directamente, por eso de una u otra manera no están tan opacados porque no son los que tienen el cargo, pero lo que noto en la gente es que hay un rechazo total al statu quo.

 

G.L.: ¿Cómo podría la oposición política, congeniar con las personas? Especialmente en los sectores populares.

J.C.: Tienen que tener opositores en los sectores populares. Nosotros tenemos la concepción insana de que alguien de la clase alta que está en la dirigencia política, debe ir al barrio y ser el papá de la gente, de hecho, Chávez rompió con eso. La gente quiere que por ejemplo, una organización como Primero Justicia o Voluntad Popular, tenga allí su activista y que sea ese su líder. La conexión no es del gran dirigente con el de abajo, tiene que haber una cadena de conexiones y que haya activistas en todos los sectores. ¿Pero qué ocurre? No hay activistas por razones obvias, y los que hay no son premiados con las candidaturas, ni con los cargos ni con la vocería en los medios de comunicación. Por ejemplo, ¿se ha visto en una rueda de prensa algún dirigente de Primero Justicia que no tenga dinero? Yo solo dos, a Miguel Pizarro y a Dinorah Figuera. No son pobres ninguno de los dos, ni vienen de abajo. Todos tienen plata, lo ves y es algo impresionante.

 

G.L.: ¿Crees que en la dirigencia estudiantil sucede lo mismo?

J.C.: No, el movimiento estudiantil funciona de una manera distintita. Lo que pasa es que nosotros modelamos eso por lo que ocurre en la UCV y en la UCAB, pero no es así. Yo como fui muchos años dirigente estudiantil, al pasar por todas las universidades, en los tecnológicos, los politécnicos, los pedagógicos… quien más lucha es el que menos tiene dinero, porque es el que necesita el comedor, el agua, el transporte, porque el que tiene para comprarse el almuerzo todos los días en la universidad y todos sus libros ¿Qué va a pelear? Va, estudia, a su casa y listo. Ahora, estos que nombro no tienen la vocería en los medios, la tienen estos muchachos y ahí si hay una compensación. Pero ¿qué ocurre? Cuando tú no tienes claridad, convicciones y eres joven, eres fácilmente maleable en un mundo tan complejo como es el mundo de la política. Entonces ves muchachos que pueden ser humildes, pueden ser muy buenos muchachos y en el devenir del tiempo su partido u organización lo educan de una manera políticamente perversa y ocurren cosas como la de Ricardo Sánchez.

 

Ricardo Sánchez era un buen dirigente, nadie lo va a negar, yo lo conocí cuando llegó a Caracas y era militante del MAS, mira lo que ocurrió. Y no es solo culpa de él sino de quien le enseñó así, es el reflejo de sus maestros y un gran problema que tiene el movimiento estudiantil de hoy, es que recrea todos los vicios de las organizaciones antiguas, entonces no estas representando lo nuevo, porque haces exactamente lo viejo. Lo novedoso, lo generacional, el mood del cambio no está en que tú seas joven o viejo, no, sino que lo que tú hagas sea nuevo.

 

G.L.: ¿Se puede cambiar la situación con el voto?

J.C.: Yo no lo sé. No vine a mentir, lo que sí sé es que no desestimo nada, puede ser o no puede ser por el voto. Por eso es que hay hacer lo que en el deporte se llama “el deporte total”, si vamos a jugar básquet, vamos a jugar con todo, todos atacan, defienden y todo el mundo se suda, no vale llorar. ¿Tienen que jugar en las elecciones? Sí. ¿Tienen que jugar en la protesta, en la denuncia pública? También. ¿Tienen que jugar en el debate de ideas filosóficas? También.  No desestimes ninguna, porque no sabes cuál es la que va escoger el pueblo, porque eso lo decide la gente.

 

Yo podría decir que vamos a perder el 6 de Diciembre, pero no sé si es verdad o mentira, porque ¿qué pasa si aquí hay un acuerdo social? De esos que uno nunca se entera, que es cuando una sociedad comienza a pensar más o menos lo mismo, resulta que hay un 80% de votos para la MUD, eso puede ocurrir. Con un 80% de votos, la MUD o dirige la salida de Maduro o  la quita, eso puede ocurrir. Hay una baja posibilidad, pero existe la posibilidad. ¿La posibilidad contraria? Que haya una abstención bestial que permita que el PSUV se gane todo, también es posible. ¿Es posible que ante una victoria de la MUD, el PSUV haga un fraude gigantesco? También es posible, todo es posible.

 

¿Qué haces desde un liderazgo político serio y responsable? Analizas todos esos escenarios y te preparas para todos. Por eso mi crítica es que nada más juegues en un solo escenario.

 

G.L.: ¿Qué opinas sobre el conflicto en la frontera?

J.C.: El conflicto en la frontera es perverso totalmente, porque primero, hay violaciones masivas de derechos humanos y civiles. No solo lo que pasó sino lo que está pasando hoy es atroz. Creo que ese es uno de los crímenes que alguien los va a tener que pagar en algún momento de la historia, porque eso es un crimen muy grande. Ahora, lo que nos han dicho sobre los motivos e impacto de lo que ocurre en la frontera, creo que nos están mintiendo. Creo que detrás de ese cierre de la frontera, la deportación masiva, derrumbes de casas, violaciones y todo lo que nos hemos enterado, algo está pasando allí que no sabemos. Algo motivó a Nicolás Maduro a buscarse ese conflicto, porque no le conviene. Entonces ¿qué estará pasando allí que nosotros desconocemos? Que no es la guerra económica, el bachaqueo… ¿Qué está pasando allí? Y evidentemente con todos los riesgos que implica esa frontera, no tenemos un periodismo de investigación lo suficientemente arriesgado y con recursos, porque eso vale plata, que vaya a ver qué pasa.

 

G.L.: ¿Crees que la sentencia a Leopoldo López fue justa?

J.C.: ¡Por Dios no!, eso es una sentencia política, un juicio político, eso no se puede analizar solo desde el ángulo  jurídico nada más. Él es un preso del Presidente de la republica que dijo: “fulano de tal, tú eres responsable de esas muertes y vas preso”. Está preso, punto final. De hecho he visto mucho la descarga de odio contra esta señora, la jueza Susana Barreiros. Yo creo que esa señora está metida en un problema de por vida, es mi opinión, pero si no era ella era otra. Lo que ocurrió con Leopoldo López no hubiese sido posible sin lo que ocurrió con la jueza Afiuni.

 

Pudiera decir que esa señora Susana es corrupta y es de todo, puedo decirlo, pero yo no sé bajo qué amenazas está. Creo que hay que aterrizar un poco en las realidades en el medio de todas las indignaciones que tenemos todos, yo soy uno de los grandes arrechos por todo esto, pero también hay que tener calma para poder ver un poco más allá las cosas. Y lo digo, no quisiera estar en los zapatos de esa señora, no quisiera, porque de paso si hay un cambio de gobierno y de sistema, seguramente todos los poderosos se van con toda su plata del país y personas como ella, son las cobran todo el traste. Y bueno, ese es el riesgo de estar dentro de ese monstruo que es este sistema político.

 

G.L.: ¿Cuál es tu conclusión sobre la salida?

J.C.: Mi conclusión sobre la salida es que uno: no se dio. El problema de las ideas y de la información en Venezuela, es que lo obvio hay que decirlo. Lo primero es que la salida no se dio y no se dio por tres factores:

 

La salida, que era un movimiento de asambleas y de activismo para decidir si se iba a un referéndum revocatorio, a una constituyente o a una reforma constitucional, buscar una salida electoral al gobierno de Nicolás Maduro; eso era la salida. Se trastocó por lo que ocurrió el 12 de febrero, una situación que en contra de lo que dice el gobierno para criminalizar a López, lo que es cierto es que quien forzó eso fue el régimen político. Lo voy a decir a manera de chiste, pero es muy cruel: ¿A quién coño se le ocurrió que el gobierno iba a caer porque el Sebin mató a uno de sus malandros? que fue Juancho Montoya, porque ese fue el primer muerto. En los organismos del Estado matan al jefe de unos colectivos, que es un malandro, sale un poco de gente a pensar que ese es el motivo y todo está listo para que el gobierno caiga. ¡Hay que ser bien estúpido! Por eso es que yo no apoyé eso.

 

Este muchacho, Bassil Da Costa; se dice que él es una víctima de la represión, pero desde el punto de vista teórico y criminalístico no lo es. Él quedó atrapado en una línea de fuego, porque los colectivos se cayeron a tiros con el Sebin y con el CICPC. Y este muchacho Robert Redman lo matan en la noche con un disparo a un metro de distancia porque fue quien vio a quién mató a Juancho Montoya.  Y ese crimen no se ha esclarecido,  ¿Por qué no se ha esclarecido? ¿Por qué el gobierno no dice quién mató a Juancho Montoya? ¿Dónde está eso? ¿Qué hacia él con el Chino Carías? Porque eso es lo otro, ese atentado no fue contra Juancho Montoya sino contra el líder de los Tupamaro, a quien le metieron unos tiros en el casco, pero el casco era blindado y después lo vimos que salió en CNN con Fernando del Rincón, por cierto, desde La Carlota.

 

Eso fue lo que detonó todo. Cuando ves que empezaron las barricadas, las marchas, las concentraciones, los pancartazos, los volanteos, las asambleas, que yo me sumé. Siempre supe que eso fracasaba, porque no estaban dadas las condiciones para que ese proceso de lucha lograra la dimisión del Presidente de la república. Entonces hoy, en el mes 9 del año 2015, que sí están dadas las condiciones sociales para presionar y que el presidente dimita, hay miedo, desesperanza, hay una ausencia de liderazgo, Leopoldo López está preso, no hay dinero para financiar todo lo que es el activismo, es decir, el gobierno fue el principal fortalecido por eso que muchas personas piensan que fue la salida, pero no lo fue. Por eso lo forzó, lo incentivó, los infiltró, como con este muchacho Pérez Venta, por eso incluso financió debajo de cuerda eso, porque sabía que ese fracaso le iba a ser muy útil en un momento como este y sin contar que dividió a la oposición.

 

G.L.: ¿Te consideras o te has considerado chavista?

J.C.: ¡No! No, no. Ni chavista, ni adeco ni magallanero, ¡Jamás! Ninguna de esas tres cosas. Es posible cualquier cosa, esas tres no.

 

G.L.: ¿Qué opinas del chavismo?

J.C.: El chavismo no es un sistema ideológico, no es una organización, es un sentimiento de gente que quería a Chávez, a eso yo lo resumo. Puede tener muchos componentes, ideas… pero el chavismo es un sentimiento que va a durar por muchos años en Venezuela, aun cambiando de gobierno y sistema político, ellos va a estar allí, por mucho tiempo, así como hoy hay adecos.

 

G.L: Si pudieras diagnosticar quién será el próximo presidente de Venezuela, ¿Quién sería?

J.C.: ¡No! Este país es loco (risas). Como yo lo veo, el que lo tumbe se monta y eso es aquí y en todos lados. El que le pegue la patada a la reja de Miraflores y en la noche Maduro se encadena renunciando, ese es el presidente, ya ganó con eso. ¿Qué puedo decir hoy? No sé quién es el que va a patear la reja, por tanto no sé quién es el próximo presidente. Y ¡ojo! Podría ser un chavista.

 

G.L: ¿Venezuela vive en una dictadura?

J.C.: Completamente.

 

 

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