Estado Islámico como medidor de fuerzas

Por Joan Camargo

@joanmanuelcfc

 

 

 

El Estado Islámico, EI O ISIS es un grupo insurgente de origen Suní que controla un territorio de 40.000 kilómetros entre Irak y Siria. Tiene como objetivo expandirse a países como Jordania, Líbano y Arabia Saudita, con el fin de instaurar un Califato, es decir, un sistema político regido por un Califa o sucesor de Mahoma.

 

Este grupo terrorista ha sido el responsable de miles de asesinatos en todo el territorio iraquí, en su ímpetu de unificar todas las regiones habitadas por musulmanes y colocarlas bajo su control. Su actual líder Bark al-Baghdadi cortó sus nexos con Al Qaeda y en el 2014 declaró su soberanía sobre Siria e Irak.

 

En septiembre de este año, el ejército  ruso dio inicio a una serie de ataques a los puntos más fuertes del Estado islámico, en los que logró destruir el 40% de su capacidad militar. De forma instantánea, se sumó a este plan el Departamento de Estado de EE.UU., que aunque lleva años jugando a la guerra contra este grupo terrorista, jamás había logrado lo que el ejército ruso logró en dos semanas.

 

El Departamento de Estado norteamericano inició protagonismo en este plan, pidiendo investigar a la marca de automóviles Toyota, debido a que El Estado Islámico posee una gran cantidad de vehículos de este tipo. Según el Instituto Ron Paul para la Paz y la Prosperidad, que entre el 2013 y el 2014 el mismo Departamento de Estado junto al gobierno británico suministró autos de este tipo al Ejercito Libre Sirio y que poco después terminarían en poder del EI, al igual que toneladas de municiones, tanques de guerra y un sinfín de dotaciones que EE.UU. envía constantemente al Ejército Sirio en su afán de derrocar el gobierno establecido de Bashar Al Assad.

 

Es extraño creer que dos potencias en discordia como lo son Rusia y los Estados Unidos unan esfuerzos para combatir al grupo terrorista más organizado del mundo. Sin embargo, esto no deja de prestarse para que la opinión pública saque lecturas de este hecho. Tal parece que EE.UU. no se ha dedicado a combatir directamente al EI, sino que por el contrario sigue dotando de mecanismos y herramientas al Ejército Sirio, que de cierta manera hace resistencia al grupo terrorista, pero, que de igual forma suma recursos para acabar con el gobierno Sirio. También es un buen campo para que estos dos países midan su poderío armamentista, aunque, según lo demostrado, EE.UU. está en completa desventaja en comparación a la potencia rusa.

 

Actualmente en lo interno del fatigado gobierno estadounidense, se presentan dos aires completamente divididos; los asesores y parte del gabinete exigen responder a los bombardeos de Rusia en Siria, sin embargo, la respuesta del presidente es muy clara, no quiere agravar las relaciones con Moscú. La falta de liderazgo de Barack Obama, comienza a empañar su salida de la presidencia, mientras que fortalece las acciones y la postura del presidente, Vladimir Putin.

 

A pesar de que el conflicto se desarrolla en oriente medio, el más perjudicado del caso se encuentra en el continente americano. Mientras Rusia sigue combatiendo al Estado Islámico el mensaje claro lo recibe el gobierno de EE.UU.: ya no es parte del nuevo orden mundial.

 

 

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