Argentina: Un futuro incierto

Por Joan Camargo

@joanmanuelcfc

 

 

 

Tras los resultados de las elecciones presidenciales de Argentina se produjo un ambiente de alegría en la ciudad de Buenos Aires, el triunfo en dicha provincia del candidato opositor Mauricio Macri fue bien visto por los habitantes de la capital; tomando en cuenta que ésta era el Bastión más fuerte del Kirchnerismo. Sin embargo, no fue suficiente para sobreponerse a su contrincante Daniel Scioli, quien ganó por menos de dos puntos de diferencia la primera vuelta de los comicios.

 

Un total 17 de 23 provincias fueron lideradas por el Frente para la Victoria. Los números parecen altos pero no lo son, ganar en la mayoría de las provincias no le sirvió para posicionarse tanto como lo esperaban, dado que la alianza Cambiemos arrasó en las provincias restantes. La búsqueda de cambio de los ciudadanos argentinos le dio una bofetada al Kirchnerismo. Algo que en algún tiempo llegó a parecer imposible.

 

Daniel Scioli es un político de alta experiencia, fue vicepresidente de la Nación Argentina, Secretario de Deporte y expresidente del partido Justicialista. Al postularse a la presidencia este año fue apoyado por el partido oficial, lo que representó una gran ayuda o un gran declive para él, puesto que en su mayoría los que lo apoyaron lo hicieron con la idea de que el proyecto Kirchner continuara, más allá de lo ofrecido en sus propuestas políticas.

 

En el otro extremo se encuentra Macri, quien durante horas punteó en los resultados, apoyado en su mayoría por la clase media  del país. Sin duda, esto va más allá de un tema político, dado que la figura de Macri como empresario para la población argentina representa neoliberalismo; eliminación de los planes (aunque lo niegue), reducción de los costos y eliminación de subsidios con vísperas de mejorar la economía.

 

Actualmente la postura de los habitantes de la Capital argentina está en contra del Kirchnerismo como corriente política, y en contra de todo lo que se involucre su nombre o su partido. Esto sin duda fue lo que ayudó a Macri, la intención de voto castigo y la búsqueda de revocar todo lo referente al gobierno de salida.

 

En un discurso un tanto gastado pero no resignado, Cristina Kirchner pidió al pueblo argentino tener memoria (algo que ciertamente nos falta a los suramericanos), y de esta forma recordar todo lo realizado en 12 años de años de mandato. Y aunque no mencionó a Scioli, pidió la unidad de su fuerza política para batirse por segunda vez con la alianza opositora Cambiemos.

 

“Yo no quiero que gane Scioli” declaró Massa, ocupante el tercer lugar de los comicios y representante de 5,2 millones de votantes. Haciendo evidente que tiene la clara postura de apoyar a Macri, aunque no lo dijo. Esto es una buena estrategia, puesto que no pide voto para otro candidato, y además, busca mantener coaccionado su número de votantes, de los cuales una parte es anti-kirchnerista y la otra pro-peronista. Esta declaración marcará el destino de la segunda vuelta electoral, donde sin duda Massa también saldrá beneficiado.

 

Los argentinos respiran aires de cambio, aunque algunos le temen a la tormenta de medidas neoliberales que sacudirá el país de culminar la era Kirchner. No queda más que esperar a ver como se moverá el panorama político de aquí  al 22 de noviembre. La alianza de los partidos y la restructuración de los discursos marcará el nuevo resultado del balotaje electoral, y dará comienzo al no tan claro futuro de Argentina.       

 

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