Vamos a leer

Por Alfredo Yánez Mondragón

@incisos

 

 

 

La vorágine política de los últimos años nos impuso la reacción como forma de actuar. Nos relegó a la confrontación y a estar alertas, con el escudo de la defensa como corazo para resguardar la integridad democrática.

 

El país –buena parte de su dirigencia- se empeñó en luchar, en destacar las diferencias, olvidando los arraigos y la idiosincracia. Pero llegó el momento justo, el que ya no tiene vuelta atrás e impuso un cambio radical. Uno distinto al que muchos imaginaban, pero más radical que cualquiera de los escenarios posibles, dibujados en las mesas de crisis de los expertos.

 

Siendo así. Llegó la hora de leer. De leer bien y de entender qué pasó, por qué pasó y para qué pasó.

 

Regodearse en las torpezas de quienes provocaron este cataclismo social no tiene sentido, sería regalarle espacio y tiempo a quienes no supieron aprovecharlos cuando lo tuvieron en abundancia. Leer lo que ha ocurrido amerita respirar hondo, desatar prejuicios y establecer nexos entre cabos que nunca debieron estar sueltos.

 

La dinámica de la vorágine política no se desacelera, antes bien, por inercia sigue su curso¿ pero a través de la lectura necesaria, queda claro, que se debe entender desde otra dimension.

 

No se trata de que el país quiera cambio. Se trata de que el país cambió. En consecuencia, hay que hablarle a ese país dispuesto, fuerte, firme, decidido, que no sucumbió ante las amenazas ni aceptará más sumisión.

 

Vienen tiempos duros, porque todo está servido para el nivel máximo de la debacle económica, y también, porque quienes la propiciaron siguen en su empeño de potenciarla más. Ceder ante la trampa de discurrir sobre las causas y entronizar la polarización, sería un error de grandes proporciones.

 

El país habló y quiere que se le escuche en toda su dimensión. Si quienes ejercen funciones de gobierno, se hacen los locos –o lo son- y en vez de reflexión prefieren oir canciones atenidas a las palabras del principal culpable, esa es su decision y tendrán que asumirla.

 

El país habló y quiere que se le escuche en toda su dimension. Si quienes ejercen roles de referencia política, creen que lo ocurrido fue un nuevo cheque en blanco, para hacer valer una nueva hegemonía desde la exclusion, y en vez de reflexión prefieren autoproclamarse como los precursors del cambio, esa es su decision y tendrán que asumirla.

 

El país cambió y demostró que no se va a calar ni amenazas ni promesas vacías. Ya no más reacción como directriz. Llegó el momento de la acción, y eso pasa, por leer; por leer y entender.

 

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