Muchos sufren y pocos se divierten
Editorial #298: Un juego sin reglas

Editorial #298

La semana pasada finalmente el gobierno dio a conocer los mecanismos para el cambio de divisas. Una noticia que se esperaba desde que Maduro presentó las reformas económicas el 17 de febrero. Sin embargo, y como no podía ser de otra manera, los anuncios fueron hechos de manera incompleta.

Ahora, existen dos nuevos sistemas cambiarios: el Dipro (cambio protegido), que se utilizará solamente para los bienes y servicios que son considerados como “prioritarios”: alimentos, medicinas y la materia prima para la producción de éstos. Su cotización comenzará en 10 bolívares por dólar y sufrirá aumentos progresivos “considerando los impactos sociales”.

El segundo tipo de cambio, el Dicom (cambio complementario), se utilizará para todas las transacciones que no están incluidas en el Dipro. Será aplicado para el consumo de viajes al exterior. Su cotización comenzó a partir de la última tasa vigente del SIMADI (205,92 bolívares por dólar) y fluctuará de acuerdo a la dinámica económica del país. El primer día ya había subido 9 bolívares.

Dentro de los anuncios no se especificaron las reglas del juego, las tasas de las bandas en las que podrían cotizar la moneda extranjera, ni la cantidad que se podrá comprar en el mercado. Tampoco se dieron a conocer los requisitos para los oferentes y demandantes.

¿Se pueden esperar resultados positivos de estas medidas? La respuesta es tan simple como recurrente: no. Una vez más, este tipo de decisiones no lograrán sanar la economía, solo darle un poco de aire a una economía asfixiada que seguirá en agonía.

Que exista un tipo de cambio a 10 bolívares por dólar, mientras el valor de la moneda americana en el mercado paralelo es más de 100 veces eso, sigue generando grandes incentivos para la corrupción y el manejo oscuro de ese mecanismo. Se anunció también que, en relación al Dicom, el gobierno prevé ofertar entre 5.500 millones y 7.000 millones de dólares anuales dentro de este nuevo sistema cambiario flotante. La pregunta que uno se hace es: ¿de dónde se sacarán estos recursos?

Con un precio promedio del barril de petróleo de entre 30 y 35 dólares para este año, se prevé que al país le ingresarán menos de 20.000 millones de dólares en 2016. Solo en pagos de deuda, Venezuela debe honrar 14.000 millones de dólares hasta octubre si no quiere caer en default. Eso quiere decir que quedan solo 6.000 millones de dólares para todos los gastos de la nación.

La profundidad de la crisis económica a la que nos han llevado hace que hoy sea imposible resolverla solo con algunas acciones puntuales. Lo único que puede sacar a Venezuela del problema que atraviesa es un cambio estructural del modelo económico: levantar los controles, asegurar la seguridad jurídica para las inversiones tanto extranjeras como locales, transparencia en las operaciones y libertad en el mercado.

Mientras eso no se haga, seguiremos metidos en un juego sin reglas. Uno en el que muchos están sufriendo y muy pocos se están divirtiendo.

Miguel Velarde
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