Suicidas venezolanos: crisis económica y masculinidad

“La virilidad es un mito terrorista. Una presión social que obliga a los hombres a dar prueba sin cesar de una virilidad de la que nunca pueden estar seguros”

Gunter Grass

portadanormal

Ramón Rodríguez  miró durante varios minutos por el barandal del Hospital Victorino Santaella Ruíz antes de sujetar una soga al asidero, atarla a su cuello, y dejarse caer. Ramón tenía el pelo canoso y piel morena. Se ahorcó en Los Teques, el sábado 20 de febrero de 2016, a la edad de 56 años.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el suicidio como una acción en la que el individuo se hace  daño a sí mismo, con la intención de acabar con su vida. Para la OMS, más de 800.000 personas cometen suicidio cada año.

En Venezuela, las cifras más actuales del Instituto Nacional de Estadística (INE), mostraron que para el 2012, 158 caraqueños decidieron dejar de vivir. Los números mostraron algo más: De los 158 fallecidos, 122 son hombres y en su mayoría, solteros.

¿Por qué?

Los hombres son protagonistas en las cifras de suicidio en Venezuela, y según el sociólogo Ibrahim Martínez, uno de los factores que podría explicar este fenómeno es la poca relevancia que tiene el género masculino dentro de la sociedad venezolana. “La mujer cumple con un rol más trascendental que el hombre. Éste es reducido en términos sociales y es más propenso al suicidio”, comentó Martínez.

En el país, la composición de la familia es matricentrista; la figura de la mujer impera y ejerce un mayor poder sobre sus hijos, que al mismo tiempo se identifican con ella. El hombre pasa a un segundo plano; no deja huellas. Así lo explicó el sociólogo y la tesis doctoral “La familia popular venezolana” de Manuel Hurtado.

Según Martínez, el suicidio egoísta y el anómico encajan con los casos del Distrito Capital. El primero ocurre cuando el individuo se siente aislado o poco integrado; así, los solteros predominan en las cifras del municipio Libertador, y en menor número, las personas casadas. El anómico, por su parte, sucede cuando el Estado ya no puede asegurar al ciudadano normas reguladas y estructura social para que la persona cumpla con sus objetivos dentro de ella; esto sucede en tiempos de recesión económica y conflictos políticos.

“Aguantar callao”

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En el 2012, 122 hombres en el área de Caracas decidieron ahorcarse, envenenarse, dispararse y saltar al vacío para morir. Ese año cerró con sólo 36 casos de mujeres suicidas. “Desde una perspectiva psicodinámica, se explica que el suicidio es una rabia muy grande que no se puede controlar y por tanto el sujeto se destruye así mismo”, aseveró el psicólogo clínico, Francisco Ramirez. Tomarse un cóctel de fármacos para morir es por lo tanto, una respuesta ante la incapacidad para soportar de manera sana y adaptativa  los problemas.

El psicólogo aclaró que existen varios factores desencadenantes del suicidio en hombres. El consumo de sustancias alcohólicas o el de otras drogas como el Cannabis; así como la depresión, la predisposición genética, la baja tolerancia a la frustración e incluso las condiciones ambientales pueden romper la estabilidad emocional en el género masculino.

Guayoyo en Letras: Ya sabemos que son los hombres quienes tienden al suicidio pero, ¿por qué este grupo parece estar tan “dispuesto” a ello?

Francisco Ramírez:

Dentro de los elementos que afectan al hombre en sí y que conllevan al suicidio, se encuentra el hecho de que el hombre socialmente tiene que “aguantar callao” hasta lo último. Éste estigma cultural viene asociado con el consumo de bebidas alcohólicas para “ahogar las penas” quedando así solamente un individuo asfixiado y ahogado; que al no poder expresar sus emociones solo le queda destruirse a sí mismo por no poder enfrentar esa realidad interna que todos poseemos, la cual no es más que la tristeza,  que es muy mal vista, ya que

llorar no es de “machos” y pedir ayuda mucho menos.”

Metrópoli mortal

En la ciudad la vida es rápida, apabullante. Los casos de muertes por suicidio en Venezuela se aglomeran en las urbes y zonas cercanas a ellas. Distrito Capital se posiciona en el primer lugar, precedido de Zulia con 106 casos de suicidios en hombres, después le sigue Lara, con una notable diferencia de 42 muertes registradas. Después de eso, la lista va en descenso. Cojedes es el Estado con menos defunciones por esta razón; solo dos suicidios para el año 2012.

Según Ramírez, el exceso de habitantes, el costo de los productos alimenticios y los altos índices de delincuencia afectan directamente la salud mental de las personas. Agregó que la carencia de empleo y la figura “del hombre proveedor” en la cultura venezolana son realidades desencadenantes para que se de “un deseo de ya no existir”.

La mayoría de las personas que atentaron contra su vida en Venezuela, solo llegaron al nivel educativo primario. Para el psicólogo, es un hecho que cargar con el peso de no contar con un ingreso económico propio, para el sustento personal o familiar aumenta la tendencia a morir.

Para vivir

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“El suicidio está en el rango de las muertes que se pueden prevenir; suele estar ligado a factores sociales, políticos y económicos; por eso se tiene que atender desde una gestión de Estado”, explicó el sociólogo Ibrahim Martínez. El INE no actualiza sus datos desde el 2012, y según la OMS, contar con tasas de defunciones regulares forma parte del plan de prevención.

El psicólogo, Francisco Ramírez advirtió que las características de una persona suicida son difíciles de reconocer; podría ser cualquiera. Pero la intervención es posible. Acudir a la ayuda de un equipo transdisciplinario de psicólogos y psiquiatras  para medicar y reinsertar en la sociedad es primordial. “El acompañamiento como una escucha activa en ocasiones es suficiente”, soltó el profesional. El paciente debe encontrar un soporte para sobrellevar la soledad.

Limitar las posibilidades de autolesión, las políticas para la reducción del consumo del alcohol y la información sobre el tema en los medios de comunicación son otras de las vías que se recomiendan para enfrentar el fenómeno.

El apoyo comunitario y la sensibilización del personal médico no especializado son técnicas aprobadas por la OMS que no representan mayores gastos o esfuerzos a los países. Entender que el suicidio no es solo una decisión individual, sino que también el entorno social y las políticas adquieren importancia en la vida (y muerte) de las personas, es necesario para evitar que otro Ramón Rodríguez se amarre una soga al cuello, para evitar que los números repunten. Romper tabúes, dejar de aguantar callao’.

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