¡Gloriosa Revolución!
5 de Julio del 2016. Me levanto cansada y siento como un líquido caliente baja por entre mis piernas.
Me preocupo.
Voy corriendo al baño para evitar manchar mi ropa interior, en vano. Veo a mí alrededor. Sólo me queda un paquete de toallas sanitarias.
Pienso.
¿Y ahora, cómo hago? ¿Mañana? ¿El mes que viene?
De pronto recuerdo que ya se está acabando la comida en mi casa, cada semana peso un poco menos y dentro de poco estaré tan flaca y tan mal nutrida que ni siquiera me vendrá la menstruación.
Luego moriré.
Ese es el precio a pagar por mantener viva esta gloriosa revolución.
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