El Arco Minero también nos preocupa (II)
Dada la gravedad que implica el ecocidio que se pretende llevar a cabo en una extensión de 111.843,70 km2 del Estado Bolívar, quisiéramos profundizar un poco más las consideraciones iniciales que hicimos y fueron publicadas aquí en Guayoyo en Letras.
Comenzaremos recordando que el Arco Minero del Orinoco fue creado a través del Decreto N° 2.248. Este Arco Minero podría ser organizado en cuatro áreas: área 1, con 24.680,11 Km2 de extensión, que tiene como límite más occidental el Río Cuchivero, donde predomina la bauxita, el coltan y el diamante; área 2, de 17.246,16 Km2, entre el río Cuchivero y el río Aro, con predominancia de hierro y oro; área 3, ubicada entre el río Aro y el límite este del Arco Minero con una superficie de 29.730,37 km2 con predominio de bauxita, hierro y oro y; área 4, con una superficie de 40.149,69 Km2 ubicada en la extensión del Arco Minero (Imataca) con predominio de oro, cobre, bauxita, caolín y dolomita (art. 3 del Decreto).
Un aspecto poco comentado con respecto a ese acto dictado por el Ejecutivo Nacional se refiere a la violación del artículo 120 constitucional, visto que no se consultó previamente a las comunidades indígenas. Estas comunidades indígenas se verán seriamente afectadas ya que se destruirá la economía del sustento que las rige y su dieta tradicional. Además la contaminación química que se producirá por la oxidación de los minerales sulfurosos podría envenenar el agua de la que se sirven (recuérdese que el Arco Minero incluye la cuenca del Caroní y el Río Caura), como también será grave que por la lixiviación (al separar partículas de oro con cianuro) aparezcan enfermedades poco comunes para ellos como el cáncer, diabetes y neumoconiosis. Las mujeres de las comunidades indígenas corren un serio peligro debido a que por lo general las zonas cercanas a la minería son atacadas por redes de prostitución y de trata de blanca.
El Presidente de la República los días 5 y 26 de agosto afirmó que se suscribieron diversos convenios con empresas extranjeras (de Italia, Canadá, República Democrática del Congo y de la República Popular de China) producto de lo cual se invertirán 10mil millones de dólares. La explotación se realizará a través de la creación de empresas mixtas en las que la República controlará el 55% de las acciones. Una de las empresas que realizará la actividad de explotación minera es la canadiense Gold Reserve quien -según se denunció- podrá vender nuestro oro en el extranjero sin la intervención del BCV, tal y como se desprende de un documento publicado por ellos mismos. Esa empresa explotará el oro, cobre y plata dentro de 18 mil hectáreas en el sureste del Estado Bolívar, a la vez que percibirá una comisión del 5% por la asistencia técnica durante las operaciones una vez que comience la producción comercial (según indica el contrato).
Maduro en sus tradicionales alocuciones públicas hace hincapié en que la explotación del Arco Minero reportará al país enormes beneficios económicos, con lo cual parece que quisiera que nos olvidemos de la amenaza al ecosistema que implica la extracción minera que se llevará a cabo, lo que es una nueva contradicción en el discurso del Primer Mandatario si tomamos en cuenta que pretendió dar insistentemente a EE.UU lecciones de moral y ecología por el denominado fracking.
Preocupa enormemente -según la experiencia que hemos obtenido en estos 17 años de revolución- que los ingresos que se obtendrán no lleguen en su totalidad a las arcas de la República dada la descarada corrupción que identifica al Gobierno, por lo que el resultado final será un daño irreversible al ecosistema y un nuevo desfalco a la Nación.
Necesariamente hay que referirse al Decreto N° 2.411, según el cual las utilidades netas que se perciban por la explotación del Arco Minero del Orinoco se destinarán hasta en un 60% al Fondo Nacional de Misiones, es decir, que pasaremos del rentismo petrolero al rentismo minero, con lo cual podemos afirmar que no se ha aprendido nada de nuestra historia republicana reciente y en donde se observa que testarudamente la revolución sigue prefiriendo el populismo en lugar de una economía productiva que nos beneficiaría más como ciudadanos. Por último, no se entiende que digan que la minería es nuestra salvación económica y a la vez no ejerzan la soberanía en el Esequibo para también prender el motor minero en esa zona.
Carlos ReverónBoulton
@creveronb
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