Basta de Ramos Allup

Mucho se ha hablado en los últimos días de Ramos Allup, luego de que anunciara -sin contar con un consenso unitario de la MUD- que él y AD participarán en unas elecciones regionales que aún no sabemos si se llevarán a cabo.

Entiéndase bien, no se critica que quiera adelantarse a todos y seguir el juego del régimen ante  un evidentemente fraudulento CNE. Es su derecho disentir y actuar según dicte su conciencia, pero al fin y al cabo con el plebiscito se evidenció que la ciudadanía puede más que el poder que nos humilla y que, en definitiva, queremos restaurar el orden constitucional con nuestro propio esfuerzo; ¿qué sentido tiene pedir libertad un día y al otro querer formar parte de una Venezuela que rechazamos?

Lo que es absolutamente deleznable es que ese anuncio desconozca por qué y para qué se han producido las muertes de los jóvenes que nos duelen en exceso. La lucha en la calle de pocos por la libertad de muchos que no participamos, por indiferencia, miedo, etc., en una dura (y hasta lamentable) batalla en contra de un estado policía que se quiere desmontar, no para conquistar espacios. Por mi parte es imposible acompañarlos en las calles, pero desde esta tribuna alzo mi voz para reavivar el verdadero sentido y fin de la protesta. Recordémosle a Ramos Allup cómo, por qué y para qué otros, jamás él, han dado la vida.

1) Desconocimiento de la Asamblea Nacional y de la voluntad popular por parte de siete magistrados cuya única meta ha sido -a través de más de cincuenta sentencias- eliminar la democracia. La tesis del desacato quedará en los anales de la historia como una vergüenza perpetuada con sentencias de gobierno.

2) Golpe de estado dado por la Sala Constitucional expresado en las sentencias 155/2017 y 156/2017. Acto de una monstruosa naturaleza tal que hasta el chavismo se dividió para denunciarlo desde ese día y hasta hoy a través de la Fiscal General de la República.

3) Asalto a la Asamblea Nacional por parte de milicias y paramilitares promovidos y protegidos por la dictadura.

4) Sistemática violación de derechos humanos a la ciudadanía en general, a los presos políticos y protestantes brutalmente reprimidos.

5) Crisis humanitaria, hambre, inflación desmedida, ciudadanos desamparados y un estado fallido.

6) Fraudulenta convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, violando el poder constituyente originario y el artículo 347 constitucional, llevado a cabo en las elecciones del 30J, cometiendo además graves crímenes de lesa humanidad. La manipulación del voto y de las cifras dadas por el CNE debe ser necesariamente investigado y sancionado.

7) Rescate del hilo constitucional, no elecciones regionales, ha sido el motivo de todas las protestas, la invocación de los artículos 333 y 350 constitucionales y de lo que en concreto se trata que se materialice según lo expresado por la ciudadanía en el histórico plebiscito. Para esa tarea hemos pedido y estamos obteniendo finalmente ayuda internacional.

Digámoslo sin rodeos: Ramos Allup es un buen discurso sin acción. Hasta hoy lo único que se recuerda que ha hecho en dieciocho años ha sido sacar los cuadros de Chávez del hemiciclo de la Asamblea Nacional. Siempre se ha tenido la constante sospecha de que su agenda personal únicamente ha tenido como objeto cohabitar con el régimen, cuestión que quedó claro en el año que como presidente de la Asamblea Nacional nada realizó en favor de la democracia. No fue capaz de respetar lo que más de siete millones de venezolanos deseamos.

Resulta paradójico que una persona diga que rechaza la dictadura, pero en su propio partido no permita la alternancia en lo que se refiere a su más alto cargo.

Urge que la MUD se desligue de esos caballos de Troya (i.e. Ramos, Borges, Rosales y Falcón) que no permiten ir hacia adelante, hasta reconquistar la democracia. La unidad debe refundarse, sin complejos, en torno a actores distintos -como los jóvenes diputados- que realmente estén comprometidos con no dejar escapar definitivamente la República. Que en lugar de querer convivir  con la dictadura, elijan sacarla del poder. Basta de dinosaurios, basta de Ramos Allup.

También debe acabarse la nociva corriente intelectual que pregona que criticar a nuestros «líderes» favorece a quienes nos gobiernan, que es un juego fabricado por el G2 cubano. Los ciudadanos tenemos derecho a disentir de las acciones e ideas de quienes forman la unidad democrática, somos nosotros los que debemos elegir el camino y las personas que a través de la política logren el objetivo que tracemos, no al revés. No tienen una sólida base moral para imponernos una agenda. Recuérdese siempre que luchamos para que nadie nos obligue a cómo pensar, cómo vivir y hasta dónde llegar.

Carlos Reverón Boulton
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