El gen maligno de esta sociedad

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Cuando habitas en un país con tantos problemas, sociales, económicos y políticos, es inevitable meditar en cuáles serían las posibles causas, ahora bien, desde mi humilde opinión les compartiré mi respuesta haciendo uso de dos ejemplos muy evidentes, que servirán de argumento a mi respuesta.   

El primero, me paso hace unos días atrás, me percate de algo muy raro, una madre le comento a mi esposa que a su hijo le estaban pidiendo un morral para llevar sus cuadernos al liceo con unas características particulares, para mi sorpresa ésta era que el mismo fuera transparente. Unos días después me encontraba de pasajero en un transporte público y pude percatarme que los jóvenes que salían de sus liceos estaban usando estos mismos morrales.

El segundo, no solo me pasa a mí, le pasa a cualquiera que desee trasladarse de una ciudad a otra, y no es más que encontrarse con un sin número de reductores de velocidad, en mi país conocido como “policías acostados”, los cuales se han proliferado en gran manera.

Estos dos casos tan sencillos me sirven para hacer la siguiente reflexión, ¿son estas acciones, exigir un morral transparente y colocar reductores, la verdadera solución al problema? En el primer caso, intuyo que la razón de esto es poder evitar que los alumnos lleven cualquier tipo de armas, y en el segundo caso, igualmente intuyo que la razón es evitar accidentes de tránsito por exceso de velocidad.

Ahora bien, me surge esta otra pregunta: En ambos casos, ¿no es más conveniente educar? Educar en valores, para que nuestros jóvenes incorporen a sus vidas el amor al prójimo y el respeto a la vida; y Educación vial, para que cada conductor cumpla correctamente las normas de tránsito.

¿Acaso son estas acciones la vía más fácil, para evitar que ciertos órganos del estado cumplan su responsabilidad? Órganos cómo los ministerios de educación, de tránsito, de justicia, entre otros. ¿Por qué no vemos estas mismas acciones en otros países?

Todo esto me lleva a concluir que el gen maligno de esta sociedad no es más que “no asumir nuestras responsabilidades”.

Tristemente, mientras que como sociedad, no aprendamos a tener la habilidad para responder a cada circunstancia que se nos presente, social, económica, política, etc, no vamos a ser una sociedad de ejemplo, digna de ser reconocida por cada uno de sus logros, seamos del tercer o primer mundo.

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