Más de 500 niños de sectores populares resultan beneficiados con esta iniciativa
Programa: “Alimenta la solidaridad” brinda nutrición y esperanza a familias vulnerables frente al hambre

Padres y vecinos desempeñan una labor activa, que más allá de la caridad busca el empoderamiento Foto Andrés Kerese

Padres y vecinos desempeñan una labor activa, que más allá de la caridad busca el empoderamiento Foto Andrés Kerese

El calendario venezolano celebra el día de la alimentación cada 18 de noviembre, efeméride especialmente aprovechada por los maestros, que adoptaron la costumbre de  organizar meriendas con distintos tipos de frutas y otras saludables opciones. Hoy  las aulas y los hogares padecen un grave  déficit nutricional. Desmayos, ausentismo, disminución del rendimiento… son frecuentes, por eso el programa Alimenta la Solidaridad se propone ofrecer una comida balanceada a niños de zonas populares.    

La idea  nació de una experiencia que tuvo Roberto Patiño,  fundador de Caracas mí Convive un proyecto  para la prevención de la violencia: “Roberto estaba en una actividad  en la calle cuando  se le acercó una niña y le dijo: “por favor dame comida que tengo hambre”, relató Andreina  Malavé, una  joven periodista de la UCAB que se desempeña como  portavoz de la Iniciativa. “Son dos organizaciones que no tienen nada que ver, pero ese momento sirvió para darse cuenta de que había que hacer algo”, precisó.          

Gran alcance en corto tiempo

El programa Alimenta la  solidaridad  comenzó este año a la par de las vacaciones escolares, en la Vega como comunidad  piloto, con un número aproximado de 80 beneficiados. La demanda  no tardó en crecer, al igual que la cantidad  de comedores  repartidos en otros sectores. Familias de las Mayas, Carapita y la Cota 905  ahora pueden ofrecerle a sus hijos un almuerzo  nutritivo, al módico precio de 500 Bolívares.  

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¿Cómo describe  el despliegue que realiza Alimenta la  solidaridad en los sectores beneficiados?

“Nosotros tenemos varios líderes comunitarios que conocemos gracias a todo el trabajo con Mi Convive, nos reunimos con ellos, discutimos lo que está pasando en las comunidades, vamos hasta allá, vemos donde podemos montar el comedor… también dependemos mucho de las donaciones”, destacó la vocera, quien reiteró la importancia de las redes sociales y los medios de comunicación en el proceso: “la gente nos contacta vía correo, se reúnen con nosotros, o nos acompañan en la actividades. Muchas personas comenzaron con un pequeño aporte y terminaron ayudándonos a conseguir muchísima más gente”, manifestó visiblemente satisfecha.             

Al finalizar la primera etapa,  el equipo de Alimenta la solidaridad   entrevistó a todas las madres y se entregaron unas planillas donde debían marcar la frecuencia con la que consumían rubros como; carne, leche, o huevos, finalmente se les pedían que precisaran los alimentos ingeridos durante el día anterior. “Los resultados arrojaron que  estaban comiendo máximo dos veces al día, casi nada de proteína, cero meriendas, muchísima harina…” enumeró preocupada Malavé.

Se redujo drásticamente el acceso de las familias a los lácteos y las proteína animal/ Encovi

Se redujo drásticamente el acceso de las familias a los lácteos y las proteína animal/ Encovi

Compromiso y participación

Inicialmente se buscaba   atender el déficit nutricional durante las vacaciones escolares, sin embargo el plan trascendió: “después nos dimos cuenta que no podíamos parar porque muchos de los niños solo recibían esa comida al día”, puntualizó Malavé. Entonces, nosotros hablamos con las comunidades, Roberto se reunió con cada una de las madres beneficiadas y quedamos en que ellas iban a colaborar con el mantenimiento del programa” explicó.

Delegar las funciones era  el siguiente paso, con las tareas  repartidas comenzaba el verdadero trabajo; esmerarse en la cocina, supervisar la limpieza y acondicionamiento de los espacios, ser minucioso con la logística… ¡en fin! Tras todo ese esfuerzo, la gratificación adquiere la forma de un plato de comida, que va directo al estómago de  más de 500 niños  y  al de uno que otro adulto.

Además de un almuerzo sustancioso y  hecho con dedicación, los más pequeños reciben su cota de responsabilidad. “Nadie lava los platos, ellos saben que tienen que traerlo limpio al día siguiente”, aseguró la activista.    

¿Cuál es el Menú que se maneja en los comedores?

“Es bastante variado; tenemos sancochos de carne, papas con concha: porque el nutricionista nos explicó que así tiene más nutrientes, huevos (1 por niño), ¡El plato de los jueves le encanta a todo el mundo! Es  plátano con queso y salchicas,  servido como un perro caliente”.

Malavé destacó   la importancia de ofrecer  las opciones  con mayor valor nutricional al iniciar y terminar la semana: “tenemos minestrón de granos para los lunes y viernes, porque no sabemos cómo van a comer el fin de semana”. También habló de la necesidad de realizar un pequeño ajuste de costos,  estimado entre los 570 y 600 Bs.  

  Nutrición al alcance de todos  

Desde el principio, los  equipos de trabajo estuvieron integrados fundamentalmente por miembros de las comunidades.  Durante sus primeros meses y dos etapas de vida, Alimenta la solidaridad, se ha defendido únicamente con un par de especialistas que además de  diseñar la dieta para los comedores, instruyen a los voluntarios sobre la forma correcta de medir  y pesar a los niños. El Centro de Apoyo Nutricional Infantil (CANIA),  también contribuyó con una serie de talleres, donde enseñó a identificar, factores de riego y síntomas de desnutrición.

“Cuando empezó la segunda etapa en septiembre, se introdujo una dieta de   mayor valor nutricional con una ingesta de 500 calorías”, explicó Andrea Amaya, otra de las colaboradoras. “También medimos a los niños y vamos a volver a hacerlo en diciembre para ver su evolución y la diferencia que han hecho las comidas de Alimenta la solidaridad…”  agregó su compañera, Andreina Malavé.          

Empoderamiento como plato fuerte

Más allá de servir un plato de comida, Alimenta la solidaridad, promueve un enfoque participativo de inclusión y trabajo conjunto, muchas son las maneras de colaborar y sumarse para marcar la diferencia. Para Andreina Amaya, la importancia del  mensaje recae en la unión: “hemos construido un equipo que  cree en la solidaridad y la convivencia, con una visión que fomenta la organización comunitaria y el empoderamiento, en vez de esperar que una persona externa venga y sea el salvador. A medida que aparezcan los problemas, vamos a solucionarlos a través de los valores que hemos consolidado” apuntó la joven activista.

Créditos fotos

Roberto Patiño @Robertopatinog

Andreina Malavé @andreina Malavé

Neorelys muños @Neomunoz

Kevin Melean
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