Álvaro de Lamadrid: Mi visita es un símbolo de apoyo del pueblo argentino
Álvaro de Lamadrid es uno de los personajes más influyentes en las investigaciones de corrupción a la familia Kirchner durante su presidencia en Argentina. Procedente de Navarro, provincia de Buenos Aires, es abogado de la UBA y dirigente de la Unión Cívica Radical (UCR), uno de los partidos que colaboró en la victoria del presidente Mauricio Macri. Su trabajo ha llegado hasta la justicia de su país y ha sido recopilado en dos libros, escribió: El Pingüino Emperador y La década enterrada, donde explica la red de corrupción del Estado argentino y sus nexos con otras naciones en Latinoamérica.
Recientemente De Lamadrid visitó Venezuela, y pudo constatar de primera mano los alcances de todo lo que ha descubierto sobre la relación entre Kirchner y Chávez. Accedió a conversar con Guayoyo en Letras para contarnos su visión sobre el país, su experiencia y las comparaciones que encuentra entre los procesos que vivieron su nación y la nuestra.
Guayoyo en Letras: ¿Qué lo trae a Venezuela?
Álvaro de Lamadrid: Lo que motivó mi venida fueron denuncias que hice en febrero de 2016 contra la ex presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner, por lavado de dinero, enriquecimiento ilícito, contrabando y narcotráfico; en esa denuncia repercutieron dos temas que relacionaban a Venezuela y a Colombia – donde también fui invitado-: La corrupción del kirchnerismo no se dio solo fronteras adentro, tiene que ver con nexos, vínculos y conexiones internacionales. Los Kirchner, junto con el chavismo y la FARC, desarrollaron el narcotráfico en Latinoamérica.
A través de esa organización criminal, con una red en cada país, se cometieron una serie de delitos que tiene que ver con PDVSA, con María Gabriela –la reina del arroz-, hija del ex presidente Chávez, y con muchísimos de negocios que terminaban en un sideral lavado de dinero –ustedes recordaran a Antonini Wilson- y cantidades de oro que llegaron a la Argentina proveniente de Venezuela, por aviones, por barcos, incluso por contenedores.
Por supuesto que el motivo de la invitación cambió al coincidir con las protestas y la gravedad de la situación actual del país. Mi viaje se transformó, de alguna manera, en una visita de solidaridad, hacer presencia ante la cantidad de violaciones a los Derechos Humanos y – humildemente- un símbolo de apoyo del pueblo argentino a Venezuela que lucha por su libertad.
G.L: ¿Cómo compara lo que sabía de Venezuela con lo que ha visto en su visita?
A.D.M: Uno reafirma y suma argumentos para tener en claro la dimensión y la escala de lo que la corrupción ha significado. Hay muchos paralelismos. En Venezuela se ve claramente cómo se organizó el gobierno directamente para delinquir, por eso me refiero a una organización criminal, que es mucho más que ser un régimen; igualmente que en Argentina, tomaron el Estado para hacer negocios particulares, para adueñarse de los negocios públicos y convertirlos en un alcancía privada. Pocos ricos y una mayoría de pobres, que ahora, estando en Venezuela, marchando y hablando con la gente, encuentro muchísimos paralelismos.
G.L: En el tema de la corrupción argentina, ¿cómo salió Venezuela?
A.D.M: Yo empecé denunciando a los Kirchner casi desde que iniciaron el gobierno, y al principio era más entrevistado por medios internacionales que de mi país; eso explicaba qué estaba pasando en la Argentina. Como hoy sucede en Venezuela, ustedes apuestan –y con razón- a que las cosas se puedan conocer porque son replicadas en medios en el exterior, porque aquí no hay forma de generar todas esas noticias. Investigando la corrupción, documentándola con un montón de pruebas, llegue a darme cuenta que tenían otras vinculaciones. La primera tiene que ver con el trípode FARC, Venezuela y Argentina. Los Kirchner le dieron a esa organización una nueva salida de la droga a través del puerto de Buenos Aires, recibida en el norte de África por grupos terroristas, para luego ir a Europa.
De alguna manera se repite un relato en los dos países: Chávez vive, Chávez es el pueblo; lo mismo con Néstor Kirchner. El beneficio del chavismo era empezar a incorporar un nuevo actor a esa organización con el cual iban a compartir negocios. Porque no solamente fue el tema del narcotráfico, también PDVSA, otros múltiples negocios y lo que ustedes saben de Venezuela, lo mismo ocurría en Argentina.
G.L: Ustedes vivieron un proceso similar al de Venezuela que terminó en elecciones. ¿Qué similitudes encuentra?
A.D.M: Estando aquí pude notar que el venezolano de a pie se referencia mucho en la Argentina. Y ven lo que se dio en mi país como el anhelo de lo que quisieran que pase aquí. Me refiero a dejar atrás el chavismo y además empezar a juzgar toda la corrupción, que es un proceso que en Argentina se está llevando tibiamente, pero sí están empezando a rendir cuentas.
Es importante que se alumbre la verdad, es fundamental que cuando todo esto termine realmente el pueblo pueda saber a través de investigaciones qué paso, y esto humildemente puede servirle a los venezolanos: Hoy en Argentina se está acorralando a Cristina por menudencias, por operaciones muy pequeñas de lavado, pero no se trata de meterla presa y nada más; si va a ir presa y va a quedar como que los ilícitos que cometió fueron estos solamente, no será más grave que ningún gobierno anterior y quedará parecido a otros en la comparación. Lo importante es que salga la verdad: El kirchnerismo integró una organización mafiosa que creó connotaciones y vínculos internacionales. Lo importante para Venezuela es que esas investigaciones pueden traer luz, porque aquí hoy no se puede investigar, pero en la Argentina sí, y ese proceso ya empezó.
G.L: ¿Y cree que realmente entonces se está haciendo justicia en Argentina? ¿Se podrá también hacer en Venezuela?
A.D.M: Sí se puede, pero es un camino muy difícil sin sonar pesimista. En Argentina muchos de los mismos jueces que durante años no investigaron nada y que garantizaron la impunidad, son los mismos que hoy deben llevar adelante este proceso. La justicia fue coartada por el kirchnerismo, no enteramente, pero sí buena parte, y está empezando un proceso de justicia que está abierto, en eso estamos los argentinos. Ese es el desafío, poder investigar como ocurrirá después en Venezuela.
G.L: ¿Entonces Argentina iba camino a ser Venezuela?
A.D.M: Sí, iba en un camino que se detuvo. Lo que diferencia ambos modelos, que los Kirchner no pudieron copiar enteramente, son dos temas muy básicos: En primer lugar, en Argentina las Fuerzas Armadas no tienen el mismo poder que tienen aquí; y en segundo, la avanzada judicial no fue total. Argentina mantuvo aun en las peores situaciones del kirchnerismo un núcleo de la justicia muy fuerte y muy republicano e independiente que pudo, aun con sus dificultades, poner coto al plan que quisieron hacer para terminar con la justicia y la República. Jamás pudieron hacer que las decisiones del Congreso fueran invalidadas por el Tribunal, algo que sí ocurre en Venezuela.
El gobierno venezolano terminó con las instituciones, el chavismo puede matar, robar, y cometer todo tipo de tropelías a plena luz del día, sin tener que rendir cuentas por nada. Entonces, si bien estábamos en camino a Venezuela, se puede decir que en Argentina lo frenamos en un tiempo anterior a que el kirchnerismo pudiera lograr las cosas que hoy están pasando aquí.
Antes la Argentina tenía un Estado que garantizaba la corrupción a toda escala, hoy, aun con sus dificultades, tiene un Estado que lucha y está combatiendo las bandas, que ya no es parte de la organización. Todos los días el gobierno detiene avionetas colombianas a las que se les decomisa droga, anteriormente el kirchnerismo nunca las detuvo. Esto significa que hoy hay un combate en serio, un Estado que lo detiene.
G.L: ¿Cómo se está llevando a cabo el proceso de reconciliación en su país?
A.D.M: Yo marché con María Corina Machado y veía el sentimiento de agradecimiento al pueblo argentino. Lo mismo me pasa con mis compatriotas, están agradecidos de que esté aquí apoyando a Venezuela. La acogida que me ha dado este país es total.
En cuanto a los pueblos, en Argentina hablamos de “la grieta” para referirnos a la división que creó el kirchnerismo, igual que el chavismo. Los gobiernos a través de la prostitución política crearon una horda de fanáticos que están en todos los estratos sociales; empresarios, artistas y otros grupos sociales que participaban en actos con el gobierno y que se han volteado; lo mismo que ahora en Venezuela pasó en Argentina, hubo mucha violencia y desunión. Hoy esa división está, es una realidad, pero esos 12 años fomentando el odio no se puede solucionar en un año y medio.
Hoy Argentina, estos cuatro años, que serán como una transición, tiene que ser un punto de partida hacia un cambio verdaderamente consolidado; hoy hubo un cambio de gobierno, pero no se terminó de hacer un cambio republicano del sistema político, y eso todavía está en juego.
En Venezuela muchos se han enriquecido a través de defender al gobierno por dinero, no por ideas o por amor, venciendo los valores y traspasando los niveles más básicos de la dignidad. Pero en Venezuela primero se debe volver a la normalidad institucional y la separación de los poderes, y recién de ahí podrá venir la siguiente tarea que es la pacificación de los venezolanos. Solo se podrá sanar la grieta en los dos pueblos a través de la justicia y las oportunidades; la indignación, la bronca y el hartazgo se tienen que transformar en conciencia, en memoria y en verdad. Si esto no ocurre, corremos el riesgo de olvidar rápido y que esto vuelva a repetirse.
G.L: Después de lo que ha visto estos días, ¿cuál sería su análisis de todas las variables que convergen hoy en el país? ¿Cuál cree que es el futuro de Venezuela?
A.D.M: Venezuela necesita un gobierno que reinstaure la democracia, eso tiene que ver con que la oposición –que es el vehículo de la sociedad civil- se ponga los pantalones largos, abandone los egoísmos personales, las figuraciones, el vedetismo, y piense exclusivamente en su país. No lo digo como un reproche a la dirigencia opositora, lo digo como algo que veo claro desde mi perspectiva. Eso es lo primero, lo segundo es estar dispuesto a transitar una estrategia lineal que es “hacer lo que se tiene que hacer” para encontrar la salida. En esa búsqueda de la salida, de atajos, de diagnósticos, quiero destacar a María Corina Machado, que hoy su lucha se ha revalorizado, su coherencia en el tiempo y en el accionar político.
Desde mi punto de vista considero que uno de las aspectos que ha fallado en Venezuela es el análisis de un verdadero diagnóstico de la situación; de alguna manera se perdió muchísimo tiempo porque se erró en cómo calificar al gobierno, frente a qué se estaba peleando y cuál era el accionar político correcto, se iba manejando día y a día y por los sondeos. En ese sentido hoy veo una mejor oportunidad, porque creo que se aprendió y mucho de lo que pasó dejó una enseñanza.
Veo a un gobierno acorralado, que solo lo defienden unos pocos; lo único que sostiene al régimen es el poder militar y eso no va a ser hasta siempre, porque no van a poder reprimir al pueblo indefinidamente y porque no se puede mantener un alto nivel de presión y estrés en el tiempo. Si el pueblo no abandona la calle, por supuesto pacíficamente, porque el chavismo sí quiere el caos y la violencia, y la dirigencia se pone los pantalones largos, van a empezar a encontrar la solución al problema en Venezuela.
No se puede saber cuánto va a durar el proceso de agonía y decadencia del régimen, pero no tengo dudas que ese proceso ya comenzó. Pero esto no puede terminar en un “salimos de Maduro y todos contentos”, tiene que venir un proceso de justicia profundo, porque lo que pasó en Venezuela ha sido una atrocidad y no puede quedar impune.
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