Alfa Romeo Montreal, personalidad propia
Hay automóviles que por más que uno conozca simplemente pasan “por debajo de la mesa” y terminan siendo poco conocidos y eso pasa con bastante frecuencia, tal como demostraré hoy. Éste automóvil nació sin nombre y el que se le puso luego fue el de un mercado en el que no pudo entrar. El Alfa Romeo Montreal es uno de eso automóviles que es tan hermoso, excéntrico y llamativo, que hace que incluso alguien que no sabe nada de carros se quede impresionado al verlo.
Un hermoso automóvil sin nombre
El Montreal nace como pedido de los organizadores de la Feria Mundial de Canadá de 1967 una feria universal bautizada Tierra de hombres, un tributo al libro de Saint-Exupéry, autor también de El Principito. Los organizadores de la Feria piden a Alfa Romeo que diseñara un automóvil que representara la relación del automóvil con las aspiraciones humanas y el futuro del automóvil, con ésta misión Alfa Romeo se pone en contacto con el diseñador Marcelo Gandini, del estudio de diseño de carrocerías Bertone para que trabaje en el diseño. Sip, Marcelo Gandini, el mismo que creó el Lancia Stratos, el Ferrari 308, 2 generaciones del Maserati Quattroporte, el Lamborghini Countach y el que más influencia tiene en el Montreal, el Lamborghini Miura (Sólo miren las puertas de ambos modelos, no diré más nada).
El resultado fue un coupe 2+2 que utiliza el motor de 1600 cc del Alfa Romeo Giulia Ti y el chasis del Alfa Romeo Giulia Sprint GT. 2 ejemplares se fabricaron y se enviaron a la feria, resultando un éxito total, los automóviles causaron sensación como nunca, tenían un carrocería súper estilizada, eran anchos y bajos y con un frontal que imitaba la naríz de un tiburón, que se extendía por un guardafangos curvo.
Las “persianas” o “pestañas” (según la interpretación de quien lo ve) que cubrían los faros o las rejillas horizontales apiladas en el pilar C eran atractivas y le daban un aspecto futurista, la toma de aire del capot, le daba un aspecto agresivo. Lo curioso es que el automóvil exhibido y todo en la Feria Mundial no tenía nombre, así que los mismos visitantes de la feria comenzaron a llamarlo Montreal, ya que esa era la sede de la Feria Mundial de 1967.
Gustó tanto que lo lógico que producirlo
No sólo gustó al público de la Feria, a la gente de Alfa le encantó y pensaron que era la forma idónea de colocar el nombre de Alfa Romeo en alto, el último gran éxito de Alfa era el Giulia y la marca estaba quedando un tanto rezagada en el mercado de los Gran Turismo, así que el Montreal era la movida perfecta para reimpulsar la marca.
El proyecto comenzó con el nombre Alfa Romeo Tipo 10564 y aunque los ejemplares exhibidos en Montreal sirvieron de guía, mucho cambió entre los ejemplares del 67 y el nuevo Montreal, para empezar la planta motriz fue modificada, se colocó un motor V8 de 2.5 litros, originario del Alfa Romeo Tipo 33 Stradale, un prototipo de carreras. El motor de Stradale fue creado por Autodelta, un taller preparador para carreras que Alfa Romeo sub-contrataba para los trabajos de competición. Ese motor sería adaptado a las condiciones del Montreal por los ingenieros de Alfa Romeo Orazio Satta y Giuseppe Busso, la cilindrada pasó de 2 litros a 2.5 litros y era capaz de entregar unos 200 Hp. Junto al motor había un sistema de inyección mecánica fabricado por SPICA. Si a esa planta motríz le sumamos una transmisión manual ZF de 5 velocidades, tenemos una espectacular joya capaz de llegar a unos 250 km/h sin mucho esfuerzo y aceleraba de 0 a 100km/h en mas o menos de 7 segundos. Muchos dirán que esos números no impresionan, pero en 1970 era velocidad de cohete, además no todos los días se puede conducir a esa velocidad, de hecho aquí yo les confieso que a lo más rápido que he llegado es a 180 km/h bajando hacia Guatire en un Buick Century carburado de 1988 que era de mi viejo y que aunque por fuera se veía como si se hubiese sacado de los restos de un ataque nuclear, su máquina respondía de maravilla… total que ir a 270km/h en una máquina de 1970 debe ser una experiencia de otro planeta!.
Volviendo al tema, la producción del Montreal se dividió, el chasis, motor y “matrimonio” (cuando se une el chasis con la carrocería) se hacía en la planta de Alfa en Arese mientras que el hermoso cuerpo del automóvil se esculpía en los talleres de Carrozzeria Bertone en Caselle, luego era enviado a otro taller de Bertone en Grugliasco, en donde era pintado a mano y en donde se le hacía el interior.
El interior
Esa es otra cosa, el interior de éste automóvil te hace sentir que una vez que estas en su interior no necesitas absolutamente más nada para sobrevivir en éste mundo, asientos cómodos, volante de madera y un tablero que tiene todo tipo de dispositivos que no le envidian nada al Max 5 de Meteoro. En el asiento del conductor tienes toda la información que requieres para ir al espacio en el carro, ¡Es en serio! La relojería, marca Jaeger por cierto, está diseñada y ubicada de una manera que te hace sentir que el DeLorean de Volver Al Futuro es un corroncho de carro, aún cuando el DeLorean no existía en 1970 ni en 1970 existía la tecnología del carro del Dr. E. Brown.
La tapicería era de tela y generalmente se usaban combinaciones de colores, se utilizaba madera (no sólo en el volante) y cuero en el tablero, nada que ver con las simulaciones baratas de materiales finos que se usan hoy en día para simular que el carro está bien hecho, no, nada de eso, hablamos de los años 70 una de las últimas épocas en la que los automóviles se hacían y acababan con calidad primero que nada para durar pero en segundo lugar porque las cosas bien hechas se asociaban con la frase “lo mejor”, además los fabricante automotrices europeos ponían mucho más cuidado en la calidad de su trabajo a diferencia de sus pares estadounidenses y no porque éstos fueran malos haciendo carros, nuestros vecinos del norte se enfocaban en producir números.
El Automóvil fue presentado en el Salón del Automóvil de Ginebra de 1970, en donde al igual que su “primo” en Canadá causó sensación. Se trataba del primer gran automóvil Gran Turismo de “grandes dimensiones” posteriores a la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), de hecho es el primer Alfa Romeo de calle en equiparse con un motor de 8 Cilindros desde el 8C de la década de los 30. Resultó estar al mismo nivel de los Ferrari, Porsche 911 e incluso un poco más exclusivo y más costoso que el Jaguar E-Type que para 1971 ya tenía un V12. Curiosamente no llegó a venderse ni un solo ejemplar en Estados Unidos o Canadá, en donde llegó a ser exhibido, básicamente porque no cumplía con la normativa de emisiones de gases, aunque en la actualidad buena parte de los Montreal existentes están en Norte América, lo que me lleva a otra cosa: No sólo era caro en sus años de “mozo”, en la actualidad su precio como pieza de colección sorprende, un ejemplar en condiciones de concurso puede llegar a costar hasta 170.000 US$, 100.000 en excelentes condiciones, 60.000US$ en buenas condiciones y 44.000 U$ en condición restaurable, ese es el precio por ejemplo de un Thunderbird del 56 en excelentes condiciones. Sólo se produjeron 3917 ejemplares, aproximadamente entre 1970 y 1974 sin cambios resaltantes, de ellos un puñado de sólo 104 ejemplares se hicieron con el volante del lado derecho.
En fin, el Montreal es un carro único en su estilo, es un automóvil que hace armonía en todos los sentidos, desde ese punto de vista, de los sentidos y las emociones hablamos de un automóvil perfecto, como buen automóvil italiano tiene personalidad propia, quizás uno de los automóviles italianos con personalidad más marcada, su talón de Aquiles en ese sentido es que mecánicamente no era perfecto, de hecho el chasis no estaba a la altura del motor, y si, falla y más cuando tiene tiempo sin encenderse, pero todo eso se le perdona sólo por su aspecto, el Montreal es como una de esas modelos que no importa el ángulo en el que tomes la foto, siempre se verá espectacular, es como si el automóvil posara por si sólo. Además de endulzarte la vista lo hace también con tu oído, con un sonido de su V8 tan afinado, tan refinado, es un sonido hasta rico. El tacto es otro de los sentidos en los que el Montreal demuestra su armonía, una cómoda tapicería, un volante de madera fina y una calidad de conducción que hace que el automóvil se convierta en una parte de ti.
En fin… todo ésto me lleva a la siguiente conclusión, vivimos ahogados con algunos clichés de los que creo que debemos de desprendernos en cuanto al automóvil se refiere. Algunos de esos clichés son la velocidad máxima, aceleración, aerodinámica, el control de aceleración, elementos que hacen alarde de una conducción científica y carente de emociones y con el tiempo olvidamos algo importante: la apariencia, la estética del automóvil y el feeling que transmite el hecho de tener el control real del automóvil, esas son cosas que con el tiempo y la tecnología se han dejado de lado y creo que viendo al Montreal, un automóvil con un aspecto tan radical que quien no lo conoce no sabe si es moderno o clásico, definitivamente pienso que los diseñadores automotrices de hoy deben ver un poco hacia el pasado, allí hay sin duda muchas fuentes de inspiración.
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