Control de precios: Cómo NO combatir la inflación

Para nadie es un secreto que el alarmante recrudecimiento de los crecientes problemas de la inflación y de la escasez en las últimas semanas, son producto de distorsiones económicas propias del actual sistema, entre las que destaca el Control de Precios.

Como rezan muchos escritos: “los controles de precios suelen ser contraproducentes, pues incentivan la demanda y desincentivan la oferta”; sin embargo, si pretendemos ser exhaustivos, los intentos para implementar una política de control de precios se registran en casi toda la historia mundial, teniendo como término fracasos reiterados. En otras palabras, no ha existido un solo caso en la historia en el que el control de precios haya detenido la inflación o haya superado el problema de la escasez de los productos. Por el contrario, esta política ha generado otra serie de complicaciones: el surgimiento de mercados negros y el desabastecimiento que reflejan la mala utilización y distribución de los recursos.

¿Por qué son importantes los precios en la economía?

Dentro del sistema económico, los precios representan la fuente primaria de información para cualquier intercambio. Es decir, tanto los compradores y los vendedores usan los precios para incorporarlos en su toma de decisiones, decisiones que determinan el comportamiento de dichos precios. Por ejemplo, si los compradores consideran que el precio de un determinado bien, en un momento determinado, es bajo entonces tomarán la decisión de comprar más de dicho bien, provocando un incremento en la demanda del bien y, por consiguiente, en el precio; pero a su vez, incrementos de precios estimulan a los vendedores a enviar más bienes y servicios al mercado, incrementando la oferta y contrayendo los precios.

Es por ello que controlar estos precios perturba este mecanismo de negociación, generando resultados diferentes a los que se hubiesen producido sin esta medida de intervención estatal en la economía.

Venezuela: entre el “no hay” y el “no me alcanza”

Regular los precios de los bienes y servicios por parte de las autoridades no es algo nuevo en Venezuela. Sin embargo, la actual política económica se ha caracterizado por instaurar un sistema de economía centralizada, caracterizada en la incidencia tanto del diseño de políticas públicas como en la actividad de los agentes económicos del sector privado. Cabe destacar que los primeros controles se decretaron oficialmente tras el inicio de la Segunda Guerra Mundial y se han mantenido bajo distintas modalidades durante buena parte del siglo XX y lo que va del siglo XXI.

En este sentido, el 6 de febrero de 2003 nacen los actuales controles de precios y desde entonces la economía venezolana ha estado sometida continuamente a controles de precios. Desde entonces, se han fijado los precios de más de 1000 bienes y servicios (incluyendo el tipo de cambio y el margen de ganancia de todos los bienes que se venden en la economía).

La experiencia venezolana con los controles de precios no ha sido diferente a la de los países que implementaron esta política antiguamente, ya que mantener controles de precios por largos períodos de tiempo ha provocado graves problemas: escasez, deterioro de las actividades productivas, entre otros. Además, no ha resuelto el problema inflacionario, por el contrario, lo ha agravado tal como refleja el Gráfico 1, donde se observa que desde 1999 hasta 2017, los años con la inflación más cercana a un dígito fueron 2000 y 2001 (años en los que no hubo controles de precio).

Gráfico 1. Tasa de inflación anual (1999-2016)

 

Fuente: BCV.

Tal como se dijo anteriormente, cuando los precios se establecen libremente, son el resultado de un consenso sobre el valor de los bienes y servicios presentes en la economía; sin embargo, cuando sobre ellos se ejerce un control, las fuerzas del mercado se organizan bajo otros mecanismos: por ejemplo, los productores destinan menos recursos a los bienes regulados, sacrificando no sólo la cantidad sino la calidad de los mismos. Desde 2005 se puede evidenciar este comportamiento: mientras el índice de escasez ha crecido notablemente, el índice de diversidad mantuvo una tendencia clara a la baja hasta 2014 (año en que dejó de publicarse). Esto, indica no sólo que los bienes y servicios se hacían cada vez más escasos, sino también que había una menor diversidad de los productos en el mercado.

Gráfico 2. Índice de escasez y diversidad.

Fuente: BCV.

Aunado a esto, las presiones inflacionarias no sólo generan importantes presiones por aumentos en los costos, sino también por una excesiva demanda impulsada por un creciente gasto público, que no es satisfecha por un incremento suficiente de la oferta de bienes y servicios, debido a las restricciones de producir localmente. El Gráfico 3 refleja este problema: desde 1999 puede observarse un importante crecimiento de gasto público que ha impulsado el incremento de la liquidez monetaria (M2) en niveles superiores a los del crecimiento real del PIB, lo que se traduce en más inflación.

Gráfico 3. Relación anual entre la liquidez monetaria y PIB 1999 – 2016.

Fuente: BCV, FMI, Cálculos propios.

*2016: Cifras del PIB del FMI.

Comentarios finales

Los recursos del boom petrolero que se registraron entre 2002 y 2014 en el país permitieron cubrir el exceso de demanda (característico de los controles de precios) con importaciones de bienes de consumo final e insumos para la producción. Pero, con el declive de los precios petroleros desde 2014, las divisas se han ido tornando insuficientes para un gasto externo creciente y desordenado.

Esto, ha conllevado al fracaso inminente de la política anti-inflacionaria de controles de precios, ya que, ante la aceleración de la inflación, la respuesta gubernamental ha sido la de intensificar los controles de precios y transformar el marco regulatorio numerosas veces, con el objetivo de ampliar el rango de alcance de los controles.

De esta manera, si nos remitimos a la historia, podemos observar que los controles de precios han resultado ineficaces como curas para la inflación. En algunas oportunidades aliviaron momentáneamente los síntomas de la inflación, pero en todos los casos, dichos controles duraron poco tiempo y nunca fueron totalmente efectivos en lo que se refiere a los fines previstos. En realidad, los controles de precios a menudo producen un efecto pernicioso en la economía, empeorando la situación inflacionaria (caso venezolano).

En conclusión, la improvisación nunca ha generado resultados positivos, por lo que vale la pena considerar todas las experiencias previas para definir un óptimo plan de ajuste económico que incluya un apartado especial de política de precios y de política de inflación.

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