General, Ministro y Banquero

En un libro titulado “Recuerdos”, escrito por el General y banquero Manuel Antonio Matos, obra publicada en Caracas por la Empresa El Cojo en 1927, se encuentran recopilados interesantes episodios de la Presidencia del Dr. Raimundo Andueza Palacio.

Relatan estos “Recuerdos” de Matos que, en el turbulento año de 1892, Raimundo Andueza Palacio estaba embarcado en su empresa del continuismo. En contra de su propósito de prolongar su permanencia más allá del lo establecido por su bienio constitucional elevaron sus voces los Parlamentarios y los jueces de la Corte Federal. El General Joaquín Crespo, desde su hato “El Totumo” en tierras del Guárico, se unió a la voluntad del Legislativo y Judicial para defender la Constitución con la fuerza de la espada. De aquellos dramáticos días de la “Revolución Legalista” narra el autor de esta obra un par de anécdotas que reflejan el rechazo a la Reforma Constitucional propuesta por Andueza Palacio con el fin de ser reelegido para un nuevo periodo de cuatro años.

-Se presentaron un día en mi casa algunos amigos liberales quienes conociendo mis ideas sobre la situación política, contraria al continuismo, iban a hablarme de una reunión numerosa de ciudadanos que presidiría el señor Arzobispo para pedirle a Andueza que evitara la continuación de la guerra que ya había estallado, separándose del poder… Les dije que como Ministro del Gobierno no me era dado asociarme a su proyecto aunque concordaba con ellos en parecer y ya había dado pasos en aquel sentido, pero en la forma correcta en que debía hacerlo, como miembro del Gobierno.-     

Algunos días después de la mencionada visita, una noche tarde fue convocado a la Casa Amarilla. Desempeñaba el Ministerio de Hacienda y el Presidente había convocado una reunión de Gabinete. Andueza Palacio les comunicó sobre un telegrama proveniente de La Victoria y firmado por el General Narciso Rangel, Jefe de las fuerzas que se habían organizado para combatir a Joaquín Crespo a su salida de La Puerta. La misiva de Rangel decía que había recibido todo lo pedido, pero consideraba indispensable, para ponerse en marcha, que le enviaran 500 hombres de la fuerza veterana que se encontraba en Caracas.

-Todos los presentes hablaron para rechazar esa solicitud y así pensaba también Andueza. “Permítaseme dar mi parecer” dije y agregué “comprendo lo que pasa al General Rangel, sabe que la policía y las laboriosas y bien pagadas caletas de La Guaira y Puerto Cabello han abandonado el trabajo y se han unido a la Revolución; que el Presidente de Carabobo, amenazado en Valencia por unas montoneras que se acercaron a la ciudad, se había encerrado en la torre de la Catedral; que hace pocos días unos soldados de Rangel que venían conduciendo unos presos a Caracas se fueron a la Revolución con sus prisioneros y temeroso Rangel de que algo parecido le suceda con la tropa, busca impedirlo y contrarrestarlo por medio de la tropa veterana”.-

Al parecer al Presidente de la República no le gustó mucho lo anterior y le resultó de suma displicencia pues, según Matos, Andueza Palacio le respondió furioso con una de sus clásicas salidas guasonas: -Don Manuel, a usted como que se le enfría el guarapo.-

-“No Dr.”. le contesté, “la sangre circula normalmente y es prueba de ello lo que reposada y honradamente le vengo diciendo y juzgo un deber hacerlo como Ministro de usted y como Liberal”; a lo que agregué “algunos Ministros habrán de pensar más o menos como yo, por lo que me permito a pedirle que nos autorice para reunirnos a cambiar ideas sobre la situación y comunicar a usted lo que se resuelva”.-

Así quedó convenido y los Ministros se reunieron en casa del General Matos al día siguiente. La reunión duró toda la mañana y una vez aceptado lo expuesto y razonado por el Ministro de Hacienda. El mismo General Matos se encargó de redactar los resultados de la reunión del Gabinete, entonces se volvieron a reunir en horas de la tarde para aprobar lo ya discutido y la propuesta redactada por él.

Los Ministros le planteaban a Raimundo Andueza Palacio convocar al Congreso Nacional o una Convención delegatoria de los Estados, órgano ante el cual debería presentar su renuncia a la Presidencia de la República. Todo parecía ir bien hasta que el General Matos leyó el artículo final del manifiesto. Este establecía que: si esas ideas no eran puestas en ejecución en seguida, debía considerar presentada la renuncia colectiva del Gabinete. Fueron varios los Ministros que se opusieron a que el documento que iba a ser entregado al Presidente contuviera aquella última disposición. Se deseaba que Andueza Palacio renunciara a su cargo y no los Ministros a los suyos. Así que el documento nunca fue firmado o entregado en manos del Ejecutivo Nacional.

-Siendo inútil mi propósito y deseo de solucionar pacíficamente el conflicto político, presenté la renuncia y me embarqué para el extranjero donde había dejado a mi familia.-

Jimeno Hernández
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