Del rol del emprendedor y el mercado (VI)

Costo, valor, precio, tiempo y emprendedor

Vale la pena definir los conceptos de Costo, Valor y Precio, pues a veces son confundidos.

Costo es una medición del esfuerzo que una organización o persona hace para producir un bien o servicio. El valor es subjetivo, y parte de las necesidades, gustos o preferencias que un bien o servicio pueda cubrir o satisfacer, y no depende de lo que haya costado producir ese bien o servicio. El precio ya es el valor fijado en la transacción de compra-venta, acordado entre vendedor y comprador.

En la libre interacción del mercado, entre consumidores, propietarios de recursos y emprendedores, estos van acordando transacciones que son intercambios libres y voluntarios, en los que cada parte involucrada gana, agrega valor, y así la sociedad como un todo va accediendo a mejores niveles de bienestar, como movidos por una “mano invisible”, en un orden que se va dando espontáneamente, no coordinado ni planificado por alguien.

La estrategia de Precios debe tomar en cuenta el valor que el producto tiene para el consumidor, cuánto éste está dispuesto a pagar por el bien o servicio, cuál es la oferta de valor de la competencia, y si a ese precio al que está dispuesto a pagar el consumidor, la empresa es capaz de producir a costos inferiores. Es la teoría austriaca de la Imputación: de allí que los precios determinan a los costos, y no viceversa, como planteó el paradigma clásico, en la teoría del valor-costo, o en la del valor-trabajo.

El tiempo es otra variable excluida de la función empresarial en el paradigma neoclásico. La función neoclásica de producción depende de los factores tecnología, capital y trabajo; el tiempo que tarda la producción, y así las etapas de producción, no son consideradas. El paradigma austríaco reivindica estas variables.

El emprendedor-gerente coordina un proceso que transforma recursos en productos capaces de satisfacer una cierta necesidad del consumidor.

El emprendedor-capitalista y el emprendedor asumen costos hoy para ventas que se darán mañana. Aquí aparece la variable “tiempo”. Esto implica riesgo, pues se asume producir en el presente para unas ventas que se harán en un tiempo futuro; ventas que podrían ocurrir y generar ingresos que pueden ser superiores a los costos, y generar ganancias, o ser inferiores a los costos, y generar pérdidas. Incluso, pudiera no venderse nada. Esto implica riesgo, y el emprendedor debe asumirlo.

Es el argumento de Mises, poco común en la literatura sobre emprendimiento, que ve al capitalista como un emprendedor, y que además lo distingue como el motor de una economía de mercado,

“Indeed, as Mises argued, the driving force behind the market economy is a particular type of entrepreneur, the capitalist–entrepreneur, who risks his money capital in anticipation of future, uncertain, returns. Moreover… the entrepreneur is nearly always also a capitalist, and the capitalist is also an entrepreneur.”[1]

El emprendedor está alerta a las oportunidades que puedan presentarse para generar valor económico. Si no le genera valor al consumidor, pues simplemente no intercambia; y si no intercambia, pues simplemente no genera valor para él.

El emprendedor debe competir; debe enfrentarse con unos pares en la lucha por la preferencia del consumidor, y para vencer en esa lucha, debe agregarles más valor a los consumidores que lo que hacen sus pares.

El emprendedor debe asignar recursos; debe decidir qué combinación de qué recursos entrarán en un proceso de producción de un bien y servicio. Y esta decisión a su vez depende de su perspicacia, de lo que él pueda percibir es una necesidad en el mercado, y una oportunidad de agregar y agregarse valor. A su vez, el emprendedor-capitalista debe decidir qué combinación de qué recursos invierte en un portafolio de empresas, proyectos o emprendimientos: debe decidir cuánto invierte y en qué propuestas u oportunidades.

En palabras de Mises sobre la verdadera base del sistema de mercado y la asignación de recursos,

“The true basis of the market system is not the product market, the labor market, or the managerial market, but the capital market, where entrepreneurial judgments are exercised and decisions carried out.”[2]

“The market socialists, he (Mises) argued, fail to understand that the main task performed by a market system is not the pricing of consumer goods, but the allocation of financial capital among the various branches of industry. By focusing on production and pricing decisions within a given structure of capital, the socialists ignore the vital role of capital markets.”[3]

Todo emprendedor invierte tiempo, esfuerzo y/o capital porque estima que obtendrá un valor superior; si lo logra, tendrá ganancias; si no, pérdidas.

También se puede comentar sobre el emprendedor y su relación con las prebendas. Para el emprendedor no es lo mismo que invertir parte de su “capital” en obtener privilegios del gobierno, desviando su atención de la satisfacción de las necesidades de los consumidores a la satisfacción de las necesidades del gobernante de turno.

Esta captura de prebendas o concesiones monopólicas, generan restricción a competir, causando perjuicio al consumidor. El emprendedor que así actúa no ve lo valioso que es la señal que da la ganancia o pérdida, en un entorno competitivo.

Bueno amigos, por razones de espacio detengámonos en este punto, por los momentos. Continuaremos argumentando sobre el rol del emprendedor y el mercado, en el próximo artículo.

Entender de economía política, identificar ganadores y perdedores, nos permite entender por qué no cambia y por qué es difícil cambiar el statu quo.

[1] Klein, P. (1999). Entrepreneurship and corporate governance. The Quarterly Journal of Austrian Economics, Vol. 2(No. 2).

[2] Ídem.

[3] Ídem.

Rafael Avila
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