Chrysler 300 Hurst, el Muscle Car que no es Muscle Car.
Hace unas semanas atrás publiqué en mi Instagram una breve reseña sobre éste carro pero como éste modelo representa un muy pequeño pedazo de historia que además no es muy conocida, decidí extenderme un poco más de lo que WhatsApp o Instagram me permiten para que juntos aprendamos con más detalle la historia de ése peculiar automóvil que se produjo sólo en 1970 y en muy pequeñas cantidades.
Entendiendo un poco el contexto: Chrysler y Hurst
Dentro de la corporación Chrysler, las marcas Dodge y Plymouth eran las que “daban la cara” por el grupo automotriz en el mundo del Muscle Car, mientras que la marca Chrysler se dedicaba a producir automóviles ejecutivos y de lujo e Imperial era “la tapa del frasco” con automóviles mucho más lujosos, (lo que la marca Continental de Ford trató de lograr pero no pudo o no quiso). Sin embargo, desde 1955, la marca Chrysler venía produciendo una serie de automóviles que pudieran acercarse al concepto de los automóviles de Gran Turismo, vehículos de 2 puertas, personales, que brindaban lujo y comodidad pero al mismo tiempo performance y ese performance los acercaba al concepto del Muscle Car. Me refiero a la serie 300 de Chrysler y específicamente a la serie “letrada” de Chrysler, modelos de la serie 300 en cuyo nombre le acompañaba una letra; La última vez que Chrysler produjo automóviles de ésta serie fue en 1965 con el Chrysler 300L.
Hurst Performance, por otro lado era una empresa fundada en 1958 como Hurst-Campbell y nació como un taller de reparaciones que a partir de la década de los 60 se especializó en fabricar palancas de cambio, que se caracterizaban por ser más precisas en el cambio de velocidades, luego se especializó también en frenos y otros elementos de performance con la adquisición de Schiefer Manufacturing, un fabricante de clutches y de Airheart, fabricante de sistemas de freno. En 1969 Hurst desarrolló junto a la American Motors Corporation el amc Hurst SC/Rambler de 1969, un automóvil que además de tener la planca de cambios Hurst, tenía una serie de elementos que lo convirtieron en un bólida prácticamente imbatible en la pista, pudiendo acercarse a los 9 segundos en un cuarto de milla.
El 300 Hurst
Chrysler consideraba que una buena opción en términos de mercadeo era producir en pocas cantidades un automóvil “tributo” que conmemorara la existencia de esos Chrysler “letrados”, para ello Chrysler acudió a Hurst, con quien había trabajado previamente ya que Hurst, además de su faceta fabricante de piezas de alto performance, también hacía piezas y partes originales para varias marcas, entre ellas las del grupo Chrysler. El automóvil elegido sería el Chrysler 300 de 1970, el 300 (sin letras) era una versión más económica de éstos grandes “Muscle cars de lujo” y que se fabricaban desde 1962. El convenio consistía en que Chrysler armaría los automóviles en su planta de la Avenida Jefferson y los pintarían de blanco, luego serían enviados a los talleres de Hurst Performance para que se les colocara un cárter de mayor capacidad y un sistema especial de ignición.
Pero ¿qué hace tan especial éste carro? Primero que nada vayamos al interior, como equipamiento standard tenemos un automóvil con tapicería de cuero, proveniente de la división Imperial, esto era en la época en la que un Muscle Car tenía un asiento recto y de vinil como mucho y que no eran los más cómodos, además. Aunque en la parte delantera los asientos eran individuales, en la parte trasera el asiento es corrido y como opción se incluía un apoya brazos plegable. Como accesorios el automóvil incluía un sistema eléctrico de ajuste de posición de los asientos tanto delanteros como traseros, además de vidrios eléctricos y aire acondicionado.
Como podrán ver, ninguno de los elementos del interior del carro son originales de Hurst, aquí llegamos a un asunto bastante curioso y es que el único elemento Hurst en el interior del carro era opcional. Según lo convenido, en el interior el automóvil la palanca de cambios Hurst estaría instalada en el carro, pero lo cierto es que en primer lugar la caja de cambios Torqueflite 727 venía con la palanca de cambios en la caña de dirección como standard y la palanca de cambios en el piso (que en teoría pondría Hurst) era opcional, igual que una cónsola central. Toda ésta polémica llevó a la conclusión de la gente de que el 300 Hurst no traía la palanca de cambios especial Hurst en el piso.
El trabajo de Hurst se destaca afuera
Ahí está el fuerte del trabajo del “socia” de Chrysler. Los carros llegaban de Chrysler a los talleres de Hurst, en donde el fabricante cortaba el capot y le colocaba una toma de aire central hecha de fibra de vidrio, con emblemas que decían 300 H en ambos lados. Además el carro tenía una bandas que aunque parecen color dorado no lo son, son color bronce satinado, lo mismo que las calcomanías que iban en paralelo a la pintura bronce.
Otra cosa que destaca en el 300 Hurst era su curioso spoiler, que a diferencia del resto de los Spoilers que uno conoce, en el 300 Hurst se integra con la carrocería y curiosamente como muchas personas no lo venían como un spolier sino como una especie de “agarraderar” para abrir la maleta, algunos carro tenían una pequeña base debajo del spoiler en el medio de la maleta. Esa es otra cosa que se vio afectada, la maleta, que ya no abría por cerradura, ésta fue eliminada cuando se diseñó el spoiler, en el 300 Hurst la maleta abre por un switch eléctrico y como forma alternativa o de emergencia, una guaya estaba escondida debajo del tablero.
Bajo el capot
Aquí s en donde está la verdadera magia del carro. El 300 Hurst estaba equipado con un solo tipo de motor, un V8 de 440 pulgadas cúbicas con un carburador de 4 bocas, era un monstruo capaz de generar unos 375 Hp. El motor era apodado “TNT 440” y era el mismo al que Plymouth apodaba como “Super Commando 440” y Dodge apodaba como “Magnum 440”. El motor era tan potente que era capaz de desplazar éste mastodonte de 5.7 mts y 1.9 toneladas de peso de 0 a 100km/h en unos 7.3 segundos y que podía hacer un cuarto de milla (202mts) en 15.3 segundos, para muchos hablamos del carro con las mayores prestaciones ofrecidas por un Mopar en 1970. Al motor le acompañaba una caja de cambios Heavy Duty Torqueflite 727 automática de 3 velocidades y era la única que se ofrecía.
Algo válido de mencionar es el hecho de que para poder manejar toda esa potencia en éste crucero sobre ruedas de forma segura, Chrysler equipaba como standard una suspensión “heavy duty” además de dirección y frenos asistidos.
Una salida complicada y confusa
La producción del 300 Hurst tiene todavía muchos huecos e interrogantes que desde su salida nunca se llenaron; Por ejemplo el boletín interno que Chrysler enviaba a todos sus concesionarios decía que el carro estaba destinado al segmento comercial medio “para quienes querían sofisticación, distinción e identidad”, de hecho la gente de Mercadeo de Chrysler apuntaba con éste carro a una persona emprendedora, que ascendía rápido en la escalera corporativa o que simplemente estaba en la cima de la cadena alimenticia corporativa.
Éste no era el tipo de carro que uno iba y compraba en el concesionario, era más bien el tipo de carro por el que uno llenaba un formulario y por el que además en ocasiones se debía adelantar una buena cantidad de dinero para construir el carro. Un 300 Hurst con todos los accesorios (que casi siempre así se pedían) podía costar unos 5939 US$, esto lo convertía en el automóvil del grupo Chrysler más caro, a excepción de los automóviles Imperial, es como si Cadillac o Lincoln produjeran Muscle Cars.
Sin dudas el carro como tal en su concepción rompe con el concepto más estricto de lo que es un Muscle Car, un término además tan ambiguo y complejo que ni los propios estadounidenses se han puesto de acuerdo en qué es un Muscle Car, sin embargo sabemos que este tipo de carro genralmente tiene 3 características: 1) Es económico, 2) es la version más sencilla de un modelo X. y 3) es un automóvil equipado con un motor de bloque grande. Ahora bien el 300 Hurst si tenía un motor de bloque grande, pero como ya sabemos, no era económico, pero tampoco básico, además era un carro exclusivo, tan exclusivo que sólo se produjo una cantidad reducida, ¿Qué tan reducida? Ahí hay otra confusión, Chrysler nunca dio el “número mágico” der la producción, sin embargo, en una carta dirigida por el Dpto. de ventas a un feliz dueño de un 300 Hurst, de fecha 1ero de septiembre de 1972, Chrysler le dice al dueño que le contenta saber que el dueño ésta contento con “uno de los 485 Chrysler 300 Hurst producidos”, ésta es una evidencia aunque no tan pública. De esos 485 hechos hay 1 convertible que Hurst utilizaba como vehículo promocional y se cree que hay otro también convertible pero no hay certeza de ello.
Otra confusión que existe sirve para explica el porqué de una cantidad tan reducida de carros; Primero Chrysler inicia el proyecto tiempo después de que el modelo Chrysler 300 de 1970 se comenzara a producir, por otro lado en Hurst se pensaba que era Chrysler quien promocionaría el carro mientras que en Chrysler se pensaba que el gran promotor del carro sería Hurst. Como consecuencia de esa confusión, cuando la información llegó a los concesionarios llegó tarde, sin claridad y tan “perdidas” estaban todas las partes involucradas en el proyecto que en los concesionarios se tenía poca información para no decir ninguna.
Todavía quedan incógnitas, todavía hay cosas por aclarar pero lo interesante es que el hecho de que se trata de un automóvil único y exclusivo, de un Muscle Car que para muchos no es un Muscle Car, un carro que hoy por hoy no es tan sencillo de ubicar. Una interesante pieza con un peculiar sitial de honor en la historia del Muscle Car y del automóvil.
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