Los grupos subversivos se valen de la crisis político económica que atraviesa el país sudamericano y la alta deserción escolar para seducir a los jóvenes con comida e ingresos en divisa extranjera
Cuando la niñez viste de camuflaje

Una caja de CLAP y 20$ dólares diarios son algunos de los «beneficios» con los cuales los grupos paramilitares que hacen vida en la frontera colombo venezolana seducen a sus potenciales seguidores para lograr que se unan a su combate. 

El hambre, la escasez y la creciente crisis económica empujan cada vez más a centenares de jóvenes que abandonan sus estudios para engrosar las filas armadas de estos grupos subersivos quienes aprovechan la ausencia de entidades de justicia para deambular libremente entre las instituciones educativas rurales.

Hasta el mes de julio, 15.000 jóvenes han sido reclutados por los grupos armados colombianos en los 8 estados venezolanos que comparten frontera terrestre con Colombia. Dicha situación ha sido denunciada por el abogado Javier Tarazona, director de la ONG Fundaredes desde principios de este año ante las autoridades competentes, las cuales han hecho caso omiso a su llamado.

Siguiendo el mismo modus operandi que les ha permitido reclutar 16.800 niños dentro del territorio colombiano según el Centro Nacional de Memoria Histórica del vecino país, estos grupos irregulares buscan y entrenan a niños y adolescentes en Venezuela con el fin de afianzar y facilitar las actividades de narcotráfico en este territorio; acciones que incluyen la vigilancia de los terrenos de cultivo y la posterior comercialización del mismo.

Tarazona tampoco descarta que los mismos – niños y adolescentes que acuden a su llamado – sean adoctrinados para, posteriormente, formar parte del brazo armado de dichas organizaciones; recibiendo entrenamiento armamentístico y militar para saber cómo actuar en una posible confrontación civil.

Pupitres y estómagos vacíos

Tarazona señala que estos menores abandonan el sistema educativo, debido a la crisis social y económica que atraviesa el país y que los grupos irregulares aprovechan para beneficiarse: “los captores de la guerrilla colombiana ofrecen un pago de 20 dólares diarios y éstos les sirven para el sustento del hogar”.

De acuerdo a un estudio realizado por la Fundación en defensa de los Derechos Humanos REDES en más de 1.500 escuelas del territorio venezolano; el abandono de las aulas es de un 58 %, mientras que en los estados fronterizos se eleva al 80%. De éste 80%, el 70% cuyas edades oscilan entre los 16 años y 25 años, trabajan directa o indirectamente con grupos subversivos colombianos, tales como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército de Liberación Nacional, Ejército Popular del Pueblo y Ejército Bolivariano de Liberación – este último mutación de guerrilla venezolana – o “cualquier otra expresión de grupo irregular armado que tenga presencia en la frontera, en distintos delitos como el narcotráfico y microtráfico de drogas, contrabando, extorsión, secuestros, desapariciones y cultivos de drogas en territorio venezolano” concluye el abogado.

Tal y como explica la Fundación Redes en su Boletín Número 002 “Guerrilla colombiana penetra en escuelas venezolanas de la frontera” se constata la presencia de los grupos paramilitares en las instituciones educativas que se encuentran diseminadas por la frontera terrestre colombo venezolana en los estados venezolanos Zulia, Táchira, Apure, Barinas, Bolívar y Amazonas donde, desde 2009, se entregan fascículos que la guerrilla del ELN obliga a los maestros venezolanos difundir a los alumnos en sus aulas de clase.

Dicho material es “entregado a los niños y niñas venezolanos que cursan desde educación preescolar hasta el sexto grado de educación básica en las escuelas de la frontera exponiéndolos a mensajes ideologizantes que exaltan los objetivos de este grupo irregular. Los cuadernillos contienen historias alusivas a la guerrilla colombiana, relatos y descripciones de la filosofía de la agrupación, de la motivación política de la organización, crucigramas para llenar con palabras relacionadas a la actividad insurgente, asimismo de figuras para colorear”.

Cuatro denuncias de diversos tipos lleva acumuladas el abogado Tarazona en su haber. Todas ellas aún siguen sin respuesta contundente de las autoridades competentes en el asunto.

Y es así, como la diáspora venezolana, no sólo está compuesta por profesionales o familias que huyen desesperadas de sus condiciones actuales; sino que también está formada por varios monstruos silentes que devoran nuestra juventud ante la mirada atónita de una sociedad muy ocupada para poder ayudarlos.

Pilar Matos.

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