Según la OIM, más de 1,6 millones de venezolanos están fuera de su país. La cifra se ha disparado desde 2015, cuando eran 700.000 los que vivían en el extranjero. De éstos, aproximadamente 885.000 se encuentran en países sudamericanos, 308.000 en Norteamérica, 78.000 en Centroamérica y 21.000 en el Caribe.
Huir de Venezuela. La crisis migratoria que involucra a América Latina

CRÉDITO DE LA FOTOGRAFÍA ADJUNTA: ACNUR / Sebastián Castañeda Cientos de venezolanos hacen cola en el Centro Binacional Integrado de Atención de Frontera esperan a entrar a Perú a través de la frontera con Ecuador. Las gente espera en filas, como la de esta foto de mayo de 2018, hasta 10 horas.

Como resultado del complejo contexto político y socioeconómico en Venezuela, un país que tradicionalmente ha acogido a miles de refugiados, el número de personas forzadas a abandonar sus hogares continúa aumentando. El movimiento de estas personas tiene su base en una variedad de razones, que incluyen la inseguridad y la violencia, la falta de alimentos, medicamentos o el acceso a servicios sociales esenciales, así como la pérdida de ingresos” así reza uno de los párrafos que escribe la ACNUR sobre la creciente oleada de migraciones masivas de venezolanos a los países de América y el mundo.

De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas, más de 2,3 millones de venezolanos viven en el extranjero. En todo el mundo, la inmigración venezolana creció entre 2015 y 2017 casi un 110 %, al pasar de 700.000 personas a un millón y medio. «Estos números son grandes. Es una de las mayores crisis migratorias que hemos vivido”, decía el portavoz de la Organización, Joel Millman.

Los factores políticos, las necesidades socioeconómicas, la búsqueda de oportunidades laborales o la situación de inseguridad y violencia aunado a la incertidumbre causada como consecuencia del paquete económico anunciado por el Presidente Nicolás Maduro en cadena nacional, aceleran la ya estruendosa cifra de compatriotas que huyen por las calles de América Latina.

Para 2015 eran 1.6 millones y un 90 por ciento de ellos se ha quedado en América del Sur. Si bien no todos los venezolanos son refugiados, cada vez resulta más claro que un número significativo necesita protección internacional.

Diáspora Venezolana. La catástrofe Migratoria

Según las cifras de ACNUR, unos 5000 venezolanos abandonan cada día su país. Entre 2700 y 3000 cruzan a diario de Colombia a Ecuador.  Asimismo, A Colombia han llegado 870.000 venezolanos y el Gobierno recientemente ha entregado a 442.000 un permiso temporal que les permite trabajar y acceder a la sanidad y la educación públicas.

En Brasil la historia también se repite. Solo en el primer trimestre de 2018 el número de solicitudes de la condición de refugiado presentadas aumentó de 17.865 a 35.540. La grave escasez de comida y medicinas, la crisis energética, la falta de efectivo y de un empleo digno son algunas de las razones que empujan a los venezolanos, sin importar su estrato social o su condición educativa a buscar nuevas fronteras.

El país norteamericano también posee una cuota del fenómeno migratorio: para el mes de abril 170.169 venezolanos solicitaron asilo político, la mayoría de ellos en Estados Unidos.

Según el Informe de Tendencias Migratorias en las Américas realizado por la OIM (Organización Internacional de Migraciones) para Abril de este año, entre el 2015 y el 2017 en Sudamérica se han otorgado más de 400 mil permisos de residencia (temporales y permanentes) a personas de nacionalidad venezolana a través de herramientas normativas migratorias ordinarias y extraordinarias.

La población migrante venezolana se ha beneficiado con la aprobación de legislación específica en los siguientes países de la región; entre ellos se mencionan países como Chile el cual otorgó más de 120 mil permisos de residencia entre permanencias definitivas y visas temporales, Panamá el cual “ha sido uno de los principales destinos para venezolanos en los últimos años” doblando la cantidad de número de aprobaciones de permisos de residencia otorgados entre 2015 y 2017 en relación a los ciudadanos de nacionalidad colombiana, México con un aumento considerable del 40% en el mismo período y República Dominicana la cual representa la sorprendente cifra del 653% según registros de la Oficina Nacional de Estadística de este país.

La odisea después de pasar la frontera

Como consecuencia del alarmante aumento en las cifras de movimientos migratorios provenientes de Venezuela hacia los países de América Latina y el Caribe, los países se han visto obligados en tomar medidas para tratar de refrenar dicho influjo en su territorio.

Países como Ecuador y Perú recientemente hicieron pública una petición para exigir a la entrada de sus países el uso del pasaporte obligatorio. Dicha medida causó escándalo en los organismos internacionales quienes pidieron, en consecuencia, el retiro de las mismas por considerarlas extremistas y perjudiciales para los ciudadanos que salen de Venezuela desesperadamente en búsqueda de un mejor destino para su familia e hijos.

La xenofobia tampoco ha tardado en aparecer. Ejemplo de ello fue la tensa situación de violencia vivida en la ciudad brasileña de Paracaima en la cual los brasileños arremetieron contra un campamento donde se encontraban ubicados unos 2000 venezolanos, el cual incluyo la destrucción del mismo y la quema de sus pertenencias como consecuencia de una protesta por el aumento de inseguridad en esa zona la cual fue atribuida a la reciente migración venezolana.

Situaciones como la descrita anteriormente se han convertido en una tensa cotidianidad para aquellos países que se convierten en cobijo provisional de la bandada venezolana. Gente cansada, de caminar y de huir, puede divisarse sentada en cualquier terminal de los países andinos. Al parecer, esta crisis multifactorial pica y se extiende por América Latina.

Por su parte, organismos internacionales y países suramericanos hacen coaliciones de ayuda e inversiones multimillonarias para tratar de apalear la grave crisis humanitaria en la cual se encuentra sumido este país suramericano, que alguna vez fuera potencia energética y referente a nivel mundial. La OIM asignará 32 millones de dólares para el plan de ayuda que apoyará a 17 países del continente, mientras que la cifra para Colombia asciende a los 46 millones y tendrá 8 meses de duración.

 

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